Redacción, Madrid.-El próximo sábado 18 de diciembre se celebra el Día Nacional de la Esclerosis Múltiple (EM), una patología que constituye la causa más frecuente de incapacidad por enfermedad en personas jóvenes, después de los accidentes, y que tiene una prevalencia en España de en torno a 90 casos por cada 100.000 habitantes.

La EM es una enfermedad "misteriosa" ya que se desconoce su origen, sus factores de riesgo y, por lo tanto, su prevención. Pero ante esta situación, hay que señalar el espectacular avance que se ha producido en su conocimiento en los últimos diez años. "En la actualidad existen ya cinco medicamentos registrados en Europa, lo que ha abierto una nueva posibilidad tremendamente esperanzadora: por un lado, el tratamiento combinado de medicamentos, que se aplica ya en enfermedades como el cáncer, y por otro, la posibilidad de poder adecuar el tratamiento a cada paciente gracias a la variedad de fármacos existentes" ha afirmado el doctor Alfredo Rodríguez-Antigüedad, coordinador del Grupo de Estudios de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

La SEN destaca que, a pesar del desconocimiento que existe sobre las causas y a pesar de la crueldad de esta patología, ante la aparición de la enfermedad es muy importante que sea el neurólogo el especialista que realice un seguimiento de la evolución.

Según la SEN, en los últimos años España se ha convertido en un referente a nivel internacional en la investigación de nuevas vías terapéuticas de esta enfermedad. En este sentido, cabe también destacar el importante cambio que se ha producido en el modelo asistencial. Hoy en día existen ya unidades de EM en la mayoría de los grandes hospitales públicos en las cuales, además, los pacientes son atendidos por neurólogos. Todas estas mejoras han posibilitado una mejor asistencia, calidad de vida y pronóstico de los pacientes.

Esta patología viene producida por la destrucción de la mielina, una sustancia que envuelve las fibras nerviosas y facilita la conducción de los impulsos nerviosos. Cuando se produce esta destrucción, la habilidad de los nervios para conducir señales se interrumpe, lo que desencadena en la aparición de esta enfermedad del sistema nervioso central que afecta al cerebro y la médula espinal.

El riesgo de padecer esta enfermedad varía según la zona geográfica donde vivamos hasta la adolescencia: es muy poco frecuente en el ecuador y su incidencia se incrementa con el paralelo terrestre.

España se encuentra en una zona de alta incidencia: se estima que la prevalencia de EM es de 50-90 casos por cada 100.000 habitantes. No se ha conseguido todavía identificar el factor ambiental que modifica este riesgo a padecer la enfermedad. La EM no es ningún caso una enfermedad transmisible. Tampoco es hereditaria: cuando se observa a 100 pacientes que tienen un hermano gemelo con idéntica carga genética, sólo en el 20 o 30 por ciento de las ocasiones ambos padecen la enfermedad.

Los síntomas más frecuentes son debilidad muscular o falta de fuerza, poca coordinación, fatiga, alteraciones visuales, temblor, rigidez muscular, trastornos del habla, intestinales o urinarios, de memoria y trastornos cognitivos, entre otros. Actualmente se investiga para detectar las causas de una enfermedad que, al no haber factores de riesgo, es imposible predecir quién la padecerá, es decir, cualquier persona es susceptible de contraerla.