E.P,Laredo.- Durante el año 2002 se registraron en España 13.826 casos de infecciones alimentarias, cinco de las cuales ocasionaron el fallecimiento del afectado, según los datos ofrecidos por la presidenta de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESA), María Neira. Esta cifra, según Neira, no se puede considerar elevada ni supone un aumento respecto a años anteriores, dado el incremento de la población y el creciente consumo de alimentos."En el 2002 se consumieron 73.000 millones de platos", recordó la presidenta de AESA en el marco del "Curso de seguridad alimentaria", que se celebra en Laredo, dentro de la programación estival de la Universidad de Cantabria. Entre las intoxicaciones alimentarias más frecuentes está la salmonela, derivada sobre todo del consumo de alimentos en mal estado como huevos, mayonesa, pastelería, pescados, conservas y leche.

La seguridad de los alimentos es un mínimo "no negociable" señaló Neira y añadió que "la ausencia de riesgos en el consumo de alimentos es, tal como ha declarado la Organización Mundial de la Salud (OMS), una cuestión esencial de salud para este milenio, así como una manera de evitar repercusiones negativas en las generaciones futuras". Con el fin de garantizar esta seguridad, las normativas reguladoras y la legislación se han vuelto progresivamente más restrictivas. "Nunca ha habido un retroceso en la seguridad, sino que siempre se camina hacia un mayor control", señaló la presidenta de AESA.

Según Neira, el cumplimiento de unas determinadas medidas de protección afecta a todos los puntos de la cadena, desde la producción, distribución y conservación hasta el consumo. "La seguridad de los alimentos corresponde a todos". Es precisamente en el eslabón del consumidor cuando surgen muchos de los problemas."Con mucha frecuencia el alimento ha sido conservado en las condiciones adecuadas, manteniendo la cadena del frío, por ejemplo, pero el consumidor se descuida y deja el alimento varios días fuera del frigorífico".

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria, puesta en marcha en septiembre del pasado año, es un organismo que actúa según evidencias científicas y con autonomía e independencia de intereses políticos y comerciales, señaló . "Si la Agencia detecta un mínimo riesgo en un alimento puede inmovilizarlo dentro y fuera de nuestras fronteras. Las empresas saben que un error en la seguridad puede acarrearles la ruina", advirtió Neira. Entre las funciones de la AESA figura también la evaluación de los riesgos potenciales, la gestión de crisis y la comunicación de esa situación a la población. "Una crisis mal gestionada puede derivar en una caída del mercado y en una alarma social", señaló Neira, al tiempo que reconoció que en los momentos críticos "hay que ceñirse siempre a la verdad, comunicar lo que se sabe y también lo que no se sabe".