EL MEDICO INTERACTIVO, Madrid.- En los últimos diez años se ha triplicado el número de españoles con síndrome de apnea del sueño (SAS) que duermen con una mascarilla nasal que, conectada a una pequeña máquina, se encarga de que su respiración sea fluida y normal. Los datos aparecen en el llamado 'documento de consenso' elaborado sobre esta patología por el grupo de trabajo sobre Trastornos del Sueño de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Actualmente, la cifra de afectados puede rondar el 1.200.000 en España.
'Nuestra experiencia nos dice que la enfermedad afecta al 4-6 por ciento de los varones adultos y al 2-4 por ciento de las mujeres, y que la prevalencia aumenta con la edad', comenta e ldoctor Joaquín Durán-Cantolla, coordinador del grupo y coautor, junto el también neumólogo Nicolás González Mangado, del documento.
En este trabajo enfocado a los profesionales médicos, particularmente a los que desempeñan su labor en el campo de la Atención Primaria, y en el que han colaborado diecisiete sociedades y asociaciones científicas que en conjunto representan a más de 50.000 especialistas, se subraya, sin embargo, que la apnea del sueño, pese a ser un trastorno muy extendido, cuenta con muy pocos afectados 'reconocidos'. El nivel de diagnostico no llega ahora al 10 por ciento, confirma el doctor Durán, que actualmente es responsable de la unidad de sueño del hospital Txagorritxu (Vitoria).
Con todo, la apnea del sueño, que hace 15 años resultaba ser una enfermedad 'fantasma' de la que nadie hablaba, aseguran los especialistas, comienza poco a poco a adquirir el protagonismo que merece en virtud de sus consecuencias, que, resumiendo, se concretan en hipertensión, arritmias cardiacas, infartos, accidentes cerebrovasculares e, incluso, muerte. Los pacientes que sufren apnea tienen, por citar un ejemplo muy gráfico, siete veces más riesgos de tener accidentes de tráfico.
Excesiva lista de espera
La paulatina mayor proyección social de esta afección respiratoria está teniendo como efecto que las listas de espera sean 'excesivas', tal como advierten los redactores del documento, quienes inducen a animar a los pacientes a que se quejen de ello ante la Administración. En palabras del doctor Durán, las demoras, que se sitúan ahora en torno al año o año y medio, no deberían superar los seis meses para enfermos leves y dos semanas, para los más graves, 'ya que el sueño es un derecho', apunta.
Las abultadas listas de espera no empañan, sin embargo, el hecho cierto de que en la Sanidad pública sí ha comenzado a haber una cierta concienciación sobre la apnea del sueño. El especialista de la SEPAR reconoce que, en los últimos años, el esfuerzo ha sido notable. En 1994, España contaba con sólo 85 unidades del sueño, mientras que hoy suman 254. Entonces, el número de máquinas que se utilizaban en el tratamiento de la enfermedad era muy limitado y se beneficiaban de ellas apenas 10.000 pacientes, mientras que ahora esta cifra se ha multiplicado por 15.
Por otra parte, los autores del documento solicitan a la administración más recursos, pero también que financie un tratamiento alternativo: los dispositivos de avance mandibular, que aumentan el espacio en la vía aérea superior y constituyen una terapia más contra la apnea del sueño en aquellos enfermos a los que las mascarillas nasales no sean eficaces o no lleguen a ser toleradas.