EL MEDICO INTERACTIVO, Madrid.-La terapia inmunosupresora que se utiliza para garantizar la aceptación de un órgano trasplantado por parte del organismo ha evolucionado significativamente en los últimos años, asegurando unas elevadas tasas de éxito. Sin embargo, este tratamiento se asocia con una elevada toxicidad, que a medio y largo plazo puede suponer la pérdida del injerto trasplantado e, incluso, en algunos casos favorece la aparición de enfermedades que provocan la muerte prematura del paciente.
Ante esta situación, los especialistas en trasplantes consideran que la instauración de una terapia inmunosupresora individualizada puede ser el mejor camino para ofrecer a cada paciente el fármaco inmunosupresor más adecuado y la dosis mínima que evite el rechazo del injerto y prevenga la toxicidad. Este es el ambicioso objetivo que se plantea alcanzar con la creación del Grupo de Inmunosupresión Clínica y Experimental en Trasplantes (ICET), una iniciativa de la Cátedra UAM-Roche, coordinada por los doctores Valentín Cuervas-Mons, Josep María Grinyó y Mercè Brunet.
Mejora de la formación
Este grupo de trabajo pretende actualizar los conocimientos adquiridos sobre monitorización de la terapia inmunosupresora en pacientes trasplantados de órgano sólido, y ser el foro adecuado para debatir los nuevos descubrimientos procedentes de estudios sobre inmunosupresión básica. Como explicó, durante su presentación, la doctora Mercé Brunet, especialista en Trasplante Renal del Hospital Clínico de Barcelona, 'el objetivo principal es conocer la situación actual de la monitorización de los fármacos inmunosupresores, para identificar las áreas de mejora y promover actuaciones al respecto'.
Para los coordinadores de este Grupo, al que ya se han adherido los principales servicios de Trasplante del país, esta es una iniciativa necesaria para optimizar los resultados que se obtienen en el trasplante de órganos.
Otro de los objetivos del grupo ICET pasa por mejorar la formación de los expertos españoles en trasplante en lo que respecta a la monitorización de los fármacos inmunosupresores. 'No sólo vamos a tratar de conocer mejor las concentraciones que alcanzan estos fármacos en cada paciente, sino también su farmacodinamia/farmacocinética (el efecto del inmunosupresor en cada individuo)', resaltó la doctora Brunet.
Para poder cumplir estos objetivos, ya se han comenzado a establecer los puntos clave en los que basar un acuerdo sobre los métodos y parámetros más adecuados para realizar una monitorización óptima.