"¿Por qué el estrés es
malo para tu cerebro"".
El desarrollo de este tema
durante la VII Semana de la
Ciencia de Madrid, celebrada
recientemente en el Hospital
Gregorio Marañón, puso de relieve
que el estrés puede dañar
el cerebro a nivel molecular y
desde ahí extender su daño a
través de las hormonas al resto
del cuerpo. Los expertos allí
reunidos manifestaron que el
estrés, dependiendo de las
consecuencias clínicas, puede
ser causante, desencadenante y
"perpetuante" de patología, no
en vano es capaz de desencadenar
trastornos mentales, enfermedades
autoinmunes, dermatológicas
y enfermedades
degenerativas como las demencias.
Entre las causas o desencadenantes
se citan aquellos
que alteran el equilibrio del organismo,
el exceso de información,
el daño, el aislamiento, la
presión grupal y la frustración.
La primera señal de estrés
-señalaron los expertos- es la
alarma, cuyo síntoma más característico
es la tensión muscular,
seguido de la etapa de
resistencia con el síntoma de
tensión psíquica y desemboca,
finalmente, en un agotamiento
con síntomas físico-somáticos.
La sintomatología es sorprendentemente
extensa,
pues son también síntomas
psíquicos de estrés el nerviosismo,
la alerta, el insomnio, la
falta de concentración y memoria,
la irritabilidad, tristeza,
falta de energía, disminución
de la sociabilidad y desmotivación.
Entre los síntomas físicos
destacan la sensación de ahogo,
rigidez muscular, pupilas
dilatadas, tensión alta, úlceras
y cefaleas.
Otros agentes estresantes
tienen relación con el entorno,
como sufrir el "síndrome del
quemado" o "mobbing" en el
entorno laboral, enfermos crónicos
o hijos problemáticos en
el seno familiar. acoso escolar,
tener problemas con la crisis
económica o con los vecinos,
etc. La conclusión es que el
mejor tratamiento es prevenir
el estrés con modos sanos de
vida, comunicarlo, resistirlo
creyendo en uno mismo, limitarlo
y tratarlo con ayuda profesional.