E.P.- Los efectos de la deprivación monocular se producen en el cerebro en la misma ruta que la depresión a largo plazo, según un nuevo estudio publicado esta semana en la última edición de la revista Nature Neuroscience. La experiencia sensorial puede alterar dramáticamente la estructura y funcionamiento del cerebro en desarrollo.
Si un ojo se priva de visión durante días o semanas en un animal joven (incluido el estrabismo en los niños), ciertas neuronas de la corteza cerebral se hacen reactivas al ojo abierto, más que permanecer igualmente reactivas a los estímulos en ambos ojos. Los eventos moleculares que subyacen esta reorganización son explorados esta semana en el nuevo estudio, desarrollado por investigadores de Brown University y de University of California en Davis (ambas en EE.UU.).
La depresión a largo plazo es una forma bien estudiada de plasticidad sináptica, si bien su relación con los cambios en el cerebro, inducidos por la experiencia sensorial han resultado controvertidos. El nuevo trabajo demuestra concluyentemente que los efectos de la deprivación monocular se producen en la misma ruta cerebral que la depresión a largo plazo.
Los investigadores demuestran que un breve cierre de un ojo induce la característica firma molecular de la depresión a largo plazo y que ambas, la depresión a largo plazo y la oclusión ocular, "pueden cuasar muchos cambios funcionales iguales en la corteza visual. Es más, la deprivación monocular previene la inducción subsiguiente de depresión a largo plazo. El nuevo trabajo proporciona la primera prueba de que la depresión a largo plazo se puede emplear como modelo para comprender la cascada de cambios celulares en el cerebro, causados por la deprivación sensorial".