Los niños y adolescentes que
hoy tienen sobrepeso o son
obesos se convertirán en adultos
que con tan sólo 35 o 40
años pueden llegar a sufrir los
riesgos y complicaciones cardiovasculares
propias de una
persona de 60 o más años. La
alerta la acaban de lanzar dos
estudios publicados en la revista
The New England Journal of
Medicine que advierten que las
tasas actuales de obesidad infantil
y juvenil tendrán graves
consecuencias tanto en el ámbito
social como de salud pública,
y el único camino para
atenuarlas es la prevención.
En España, la obesidad infantil
ha pasado del 5% al 16%
en sólo 15 años, a lo que hay
que añadir un creciente porcentaje
de niños con sobrepeso,
lo que supone que estamos
ante un problema latente que
irá mostrando su peor cara a
medida que estos jóvenes se
hagan mayores. Según estos
estudios, será dentro de unos
años cuando el problema se
muestre en toda su magnitud.
'Una cosa es que una persona
tenga sobrepeso a los 45 años,
desarrolle diabetes a los 55 y
sufra un ataque o un fallo renal
a los 65, y otra muy diferente
es iniciar ese mismo proceso a
los 10 años de edad', señala
David Ludwig, profesor de Pediatría
de la Universidad de
Harvard (Estados Unidos).
Para intentar frenar estas
sombrías previsiones, los especialistas
aseguran que la prevención
es la única solución. Teniendo
en cuenta que los
hábitos alimentarios empiezan a
una edad muy temprana, recomiendan
que los niños coman
de forma equilibrada y hagan
más ejercicio y, para los que ya
tengan sobrepeso, aconsejan
cambiar la dieta, hacer más deporte
y acudir al médico.
Carbohidratos lentos
La dieta que recomienda el Children's Hospital de Boston
para que niños y adolescentes pierdan peso se basa en alimentos
de baja carga glucémica,
también conocida como de
carbohidratos lentos, y limita
los carbohidratos que se digieren
rápidamente (pan blanco,
patata, arroz blanco y, en definitiva,
los productos hechos
con cereales refinados). Recomiendan
comer alimentos hechos
con granos integrales,
verduras, frutas y legumbres, y
no limita la ingesta de grasas
siempre y cuando éstas sean
saludables, como es el caso del
aceite de oliva, los frutos secos
y el aguacate.