Los centros educativos se plantean como un lugar óptimo para llevar a cabo actuaciones tanto de prevención como de diagnóstico precoz y tratamiento de estos problemas
16 de noviembre 2021. 1:20 pm
La pandemia de COVID-19 ha tenido un importante impacto en la salud mental de los adolescentes. Diferentes estudios señalan que los trastornos alimentarios se han incrementado hasta triplicar las cifras de ingresos de años previos. También los ingresos por intentos de suicidio, hasta casi el…
La pandemia de COVID-19 ha tenido un importante impacto en la salud mental de los adolescentes.
Diferentes estudios señalan que los trastornos alimentarios se han incrementado hasta triplicar las cifras de ingresos de años previos. También los ingresos por intentos de suicidio, hasta casi el doble.
Para intentar poner luz sobre esta cuestión y entender la problemática, la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), con el apoyo de Janssen, dedicó uno de sus debates del
Observatorio Covid-19 ANIS a la huella de la
pandemia en niños y adolescentes.
Los expertos reunidos no dudaron en señalar la importancia de
dirigir actividades encaminadas a la prevención de los problemas de salud mental de los adolescentes en los centros educativos. No obstante, se trata de lugares privilegiados para detectar y tratar todos esos problemas. Así lo expuso Pilar Cutando, psicóloga infanto-juvenil de la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (ASAPME). “Supone una importante oportunidad para trabajar en edades tempranas. Sin embargo, es importante también la formación, tanto de los profesionales educativos como de las asociaciones de madres y padres”.
Salud mental de los adolescentes
Los problemas de salud mental de los adolescentes no han sido una novedad generada por la pandemia. Es por ello que
es necesario llevar a cabo, en nuestro país, una estrategia adecuada de atención de la salud mental.
A este respecto, se pronunciaba Celso Arango López, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP). “Debemos verlo como una oportunidad para dar visibilidad a esos problemas y transmitir el mensaje de que invertir en salud mental es invertir en futuro, y esto debe empezar por los más pequeños”.
Un ejemplo a seguir sería el caso de Reino Unido. Un modelo que además sería factible adaptar a las necesidades de nuestro país: “Para empezar, deberíamos mejorar nuestras ratios de profesionales. Ahora mismo,
en España tenemos una ratio de 10 psiquiatras por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, la media en Europa es de 16. El personal humano es fundamental y tenemos que afrontar un déficit estructural de décadas”, concluía Arango.