El 30% de las personas mayores
de 18 años reconoce
que no se ha vuelto a vacunar
desde la infancia. De ellos, 7
de cada 10 consideran que no
han tenido necesidad y el
11% 'que ya se vacunó cuando
era niño'. A pesar de estos
datos, la mitad de la población
señala que la vacunación
es, sin duda, una medida de
prevención, tanto que el 32%
la relaciona con una buena salud.
Éstas son algunas de conclusiones
del 'Estudio de conocimiento
y actitudes en la
vacunación del adulto', llevado
a cabo por el Grupo de Estudio
de Vacunación en el
Adulto (GEsVA).
'Estos datos ponen de manifiesto
la baja cobertura vacunal
en el adulto a pesar de que
nadie discute ya que existen algunas
enfermedades víricas
(gripe, hepatitis, etc.), bacterianas
(neumonía, tétanos,
etc.) y otras patologías como
el cáncer de cuello de útero,
para las que también los mayores
deben recurrir a la vacunación.
Sin embargo, el adulto
no es consciente de que esta
estrategia preventiva supone
un elemento de protección necesario
para él', explica el doctor
Ramón Cisterna, Jefe de
Servicio de Microbiología Clínica
y Control de la Infección del
Hospital de Basurto (Vizcaya) y
coordinador del GEsVA.
En este sentido, mientras
que 8 de cada 10 personas encuestadas
admiten que la vacunación
previene enfermedades,
sólo un 20% pregunta de
forma activa a su médico y
cerca del 60% se vacuna por
recomendación del médico.
De hecho, el médico de atención
primaria constituye la
principal fuente de información,
seguida de la información
recibida en el centro de
salud y de las campañas de televisión.
'Es muy importante
que la población se informe
sobre las vacunas existentes',
añade este experto.
Por su parte, el doctor
Ángel Gil, Catedrático de Medicina
Preventiva de la Universidad
Rey Juan Carlos (Madrid)
y miembro del GEsVA, subraya
que una vez pasada la infancia
también debe seguirse el calendario
vacunal. 'Hay enfermedades
que afloran durante
la edad adulta. Cada año por
ejemplo hay de 25 a 30 casos
de tétanos en adultos no vacunados.
Hay que tener en cuenta,
además, que enfermedades
como la rubéola no sólo son
más graves de mayores, sino
que además pueden conllevar
serias complicaciones clínicas'.
Con el objetivo de poder
tener constancia de las vacunas
administradas, así como de
la dosis y la fecha, los expertos
proponen contar con un carné
vacunal, sobre todo 'si el adulto
se traslada de comunidad
autónoma de residencia', señala
el doctor Cisterna. Asimismo,
el doctor Gil insiste en las
ventajas de tener este control,
'si cumpliéramos con el calendario,
el 95% de las personas
que viajan a otros países no
necesitarían más vacunas que
aquellas muy específicas del lugar
de destino'. Los viajes al
extranjero son el motivo por el
que la cuarta parte de la población
se ha vacunado durante
la edad adulta.
Gripe y tétanos,
las más conocidas
Las vacunas del tétanos y de la
gripe son las más conocidas, seguidas
a gran distancia de las de
la hepatitis B, hepatitis A, la difteria
y el neumococo. Así, el 49
y el 41% de la población adulta
dice estar vacunada contra el tétanos
y la gripe respectivamente.
La recomendación de personal
sanitario o de personas
próximas en el entorno social
(trabajo, amigos, etc.), se convierten
en el principal motivo
por el que los encuestados deciden
vacunarse de la gripe.
Mientras, la reacción ante una
herida, corte o similar es la
causa que explica la vacunación
del tétanos.
Estrategia preventiva
La vacunación permite prevenir
enfermedades y por tanto
mejorar la calidad de vida de
las personas. Cada vez más,
existe una mayor sensibilización
con respecto a la prevención
de enfermedades.
Además, las enfermedades
siempre llevan asociados otros
costes derivados de su tratamiento,
las bajas laborales o la
pérdida de calidad de vida, entre
otros, que se pueden evitar
a través de la vacunación. Vacunarse
durante la edad adulta
evita sufrir ciertas enfermedades
durante la vejez.
Más información:
www.vacunacionadultos.org