EL MEDICO INTERACTIVO, Madrid.- Un buen control a tiempo de la diabetes y de la hipertensión arterial puede frenar la progresión a una posible enfermedad renal. Sin embargo, cuando la patología ya se encuentra establecida, el control de la hipertensión arterial es fundamental para retardar su progresión. Ésta es una de las ideas principales aportadas en el marco de las I Jornadas de Enfermedad Cardiovascular y Neuropatía, celebradas en Madrid, organizadas conjuntamente entre las Sociedad Española de Nefrología (SEN), y la Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria (SMMFYC), bajo el patrocinio del Instituto de Formación Novartis.
Según ha explicado el doctor José María Lobos, médico de familia y coordinador de este evento, 'el objetivo de las Jornadas es ofrecer a los médicos de familia una actualización en la enfermedad cardiovascular con una perspectiva interdisciplinar. De este modo, han participado diferentes grupos de trabajo que han aportado un enfoque desde diferentes puntos de vista sobre el manejo, prevención y opciones de tratamiento para los pacientes con riesgo cardiovascular'.
En este sentido, la doctora Ana Isabel González González, médico de familia y coordinadora del Grupo Cardiovascular de la SMMFYC, 'la diabetes mellitus tipo 2 está presente en el 28 por ciento de los pacientes que se incorporan a terapia renal sustitutiva (diálisis o trasplante) y la hipertensión arterial en el 25 por ciento'. Más aún, asegura la experta que 'la nefropatía diabética constituye la primera causa de insuficiencia renal terminal y representa la principal causa de mortalidad por diabetes tipo 1'.
'Resulta significativo que el 50 por ciento de los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 presentan ya nefropatía incipiente cuando se les hace el diagnóstico. Sin embargo, la nefropatía tiene una baja incidencia en los primeros cinco años de desarrollo de la diabetes tipo 1, alcanzando su máximo a los 15-20 años de evolución', tal como ha subrayado esta experta.
'Por ello, las Jornadas han abordado desde cómo detectar precozmente el daño renal en los pacientes que presentan HTA, diabetes u otros factores de riesgo cardiovascular, cómo reducir su progresión, hasta el abordaje de expresiones tardías de la enfermedad cardiovascular, como puede ser la insuficiencia cardiaca. Especial atención se ha prestado a la prevención de los factores de riesgo, dado que son el origen del daño cardiovascular y renal, teniendo en cuenta que tienden a asociarse en el mismo paciente y que, además, se potencian entre sí', según ha destacado el doctor Lobos.
'En este sentido 'ha añadido este experto- el médico de Atención Primaria tiene un papel clave para abordar con un enfoque preventivo cada situación, abarcando tanto cambios en los estilos de vida como la indicación de tratamiento farmacológico. El objetivo es evitar que una persona asintomática con factores de riesgo llegue a desarrollar cualquier manifestación de una enfermedad cardiovascular. Una vez que la patología se ha producido, es fundamental que el médico de familia sepa cómo detectarla precozmente, de modo que se mejore el pronóstico y la calidad de vida del paciente'.
Detección
de la insuficiencia renal oculta
El doctor Emilio González Parra, nefrólogo y co-coordinador de las Jornadas subrayó en su intervención la importancia de la detección precoz de la insuficiencia renal, debido a la elevada morbi-mortalidad cardiovascular que presentan estos pacientes. Según datos manejados por la SEN, se estima que alrededor del 11 por ciento de la población presentará una insuficiencia renal en diferentes grados.
Al respecto, Esta Sociedad Científica ha puesto en marcha el estudio EPIRCE encaminado a detectar la insuficiencia renal oculta o no reconocida en los pacientes atendidos en las consultas de Atención Primaria.
La determinación de creatinina plasmática que se realiza habitualmente no es suficiente sobre todo en personas ancianas y ha de realizarse rutinariamente la estimación del aclaramiento mediante una fórmula apropiada. En un plazo breve, el médico de familia recibirá una estimación del aclaramiento calculado ya en el mismo informe de laboratorio, según ha comentado el doctor González Parra.
Dicho nefrólogo ha señalado, además, que el screening de nefropatía puede realizarse mediante la determinación de microalbuminuria (30-300 mg/24 h) 'excreción urinaria de pequeñas cantidades de albúmina por debajo del nivel de detección del análisis de rutina- calculada sobre una orina recogida 24 horas o mediante el cálculo del índice albúmina-creatinina en una muestra aislada de orina matinal.
Según recomendaciones de la American Diabetes Association (ADA) la determinación de la microalbuminuria en pacientes con DM tipo 2 debe realizarse en el momento del diagnóstico y anualmente en las revisiones periódicas si el resultado inicial es negativo.
Existen, en opinión de la doctora González, 'dos grandes razones que avalan la necesidad de detectar una microangiopatía: una es que se trata de la evidencia más temprana de nefropatía. la otra, que la microalbuminuria constituye un factor de riesgo cardiovascular independiente y un marcador de mortalidad cardiovascular. Por otra parte, la presencia de microalbuminuria es también un indicador de riesgo de retinopatía y puede implicar el inicio de un tratamiento farmacológico, así como una actuación más intensiva sobre otros factores de riesgo cardiovasculares.
Asimismo, la hipertensión arterial es uno de los factores que más agrava la evolución de una nefropatía y su tratamiento farmacológico debe iniciarse precozmente para tratar de conseguir cifras de presión arterial inferiores a 130/80, independientemente de la edad del paciente.
En el caso de la diabetes mellitus, los pacientes han de optimizar el control de la PA (130/80), controlar estrictamente el colesterol por debajo de los límites habituales (LDL colesterol menor de 100), abandonar el hábito de fumar, controlar las cifras de glucemia adecuadamente y evitar fármacos o agentes nefrotóxicos.