Redacción, Madrid.-Cuando un médico introduce cualquier actividad debe estar seguro de su eficacia, pero cuando ésta se trata de una actividad preventiva "aún más porque no podemos olvidarnos de que estamos tratando con personas sanas y someter a aquéllas a un posible riesgo es más relevante que si se trata de enfermos". Así lo expresaba el médico de familia Albert Planes, a la hora de resumir su intervención en el pasado XXIV Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), quien disertó sobre aspectos éticos de la prevención.

Una de las principales cuestiones éticas que los profesionales suelen plantearse en torno a este tema, tal como expuso el doctor Planes, es ¿hasta qué punto podemos obligar a la población a someterse o no a actividades de prevención que pueden tener un efecto poblacional beneficioso?

Ante ello, una de las recomendaciones dadas por el también coordinador del Grupo de Ética de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria, es hacer buena práctica de la prudencia, a la que, en su opinión, hay que considerar casi "como un principio" ante estas situaciones. "Es bueno reflexionar siempre sobre lo que se está haciendo", añade este facultativo.

"En general "prosigue- los médicos de familia somos bastante razonables, dada la cercanía con el paciente. No pasa lo mismo con otros especialistas que, digamos, son "menos prudentes", en este sentido, que nosotros. Al querer ir por delante, muchas veces introducen actividades preventivas o propuestas que, probablemente, no están bien consolidadas".

Requisitos para una actividad

preventiva exitosa

A juicio de Planes, son dos los principales requisitos a la hora de establecer una actividad preventiva. Por un lado, tal como recomienda, "es muy importante estar convencidos de que las actividades preventivas a aplicar tienen una eficacia demostrada".

Este experto en ética hace referencia, en este sentido, al programa de actividades preventivas y promoción de la salud puesto en marcha hace ya algún tiempo por la semFYC, el PAPPS, "del que nos podemos fiar porque sus recomendaciones están avaladas científicamente".

Además, Planes considera fundamental contar con la opinión de los pacientes y "no forzarles a que realicen la actividad en cuestión, ni imponérsela, sino ofertársela, y al hacerlo, informar tanto sobre sus ventajas como sobre sus riesgos, teniendo en cuenta que estamos para recomendar y no para obligar a ningún paciente a hacer nada".

No obstante, como concluye este médico de familia, "esto no siempre es fácil, ya que puede suceder que, "con las prisas con las que siempre andamos y en una consulta rápida en la que disponemos de muy poco tiempo, obviemos esa información necesaria para que el paciente pueda escoger".