Redacción, Huesca.-Médicos generales participantes en el V Congreso Interautonómico de Medicina General, que se celebra en Jaca han debatido, en un simposio, las opciones terapéuticas existentes actualmente frente a la hipercolesterolemia, uno de los principales factores, como es sabido, de riesgo cardiovascular.

Y es que tal como ha hecho hincapié el doctor Alejandro Marín Ibáñez, vicepresidente de la SAMG, un individuo con el colesterol elevado debe seguir unas medidas higiénico-dietéticas basadas, fundamentalmente, en la adopción de una dieta equilibrada, baja en grasas saturadas, y la realización de ejercicio físico moderado, medidas que, sin embargo, "al cabo del año sigue menos de un 30 por ciento de los pacientes a los que se les ha indicado".

Esto obliga, en opinión de este experto, a "echar mano de los fármacos hipolipemiantes en un mayor número de veces de lo que realmente sería necesario".

Sin embargo, y en opinión de estos facultativos, "el tratamiento farmacológico, aunque consigue una mayor adhesión por parte del paciente hipercolesterolémico, tampoco logra el control total de la patología".

Así, y a juicio del doctor Marín Ibáñez, médico general del Centro de Salud San José Norte (Zaragoza), "se estima que a los tres años de tratamiento farmacológico más del 50 por ciento de los pacientes han abandonado la terapia".

"El médico de cabecera tiene que luchar mucho para cambiar los hábitos en el estilo de vida del paciente "opina el vicepresidente de la SAMG- y sobre todo para, una vez conseguidas las cifras adecuadas de colesterol, lograr que los hábitos saludables se perpetúen".

A la vista de estas cifras, la Sociedad Aragonesa de Medicina General aboga por una mayor sensibilización frente a una patología que, además de ser el principal factor de riesgo para el desarrollo de una cardiopatía isquémica, tiene una prevalencia que supera el 30 por ciento de la población adulta (mayor de 25 años). Igualmente, cabe recordar que las enfermedades cardiovasculares son, desde hace más de dos décadas, la primera causa de muerte en los países desarrollados.