Redacción, Madrid.- La Federación Española de Daño Cerebral (FEDACE) ha reiterado la 'urgente' necesidad de crear, en cada área sanitaria, Unidades de Daño Cerebral que integren funcionalmente especialistas en Neurocirugía, Neurología, Psiquiatría, Psicología Clínica-Neuropsicología, Rehabilitación, Logopedia, Terapia Ocupacional, Trabajo Social y Enfermería Especializada, ya que el daño que provoca el accidente cerebral 'requiere una coordinación eficaz de las actuaciones asistenciales y rehabilitadoras de todas las especialidades implicadas'. Dicha reivindicación era efectuada con motivo del Día del ictus (ver EL MEDICO INTERACTIVO sección Sociedades Científicas).
El presidente de FEDACE, Máximo Abete, ha insistido, al respecto, en que 'el daño cerebral es una realidad con dimensiones sociales, sanitarias y económicas en constante crecimiento', y ha explicado que los avances en el ámbito sanitario posibilitan que cada vez se salven más vidas en las unidades hospitalarias, pero al finalizar el periodo hospitalario se inicia un proceso de rehabilitación 'largo y complejo que requiere la intervención de varios especialistas, y demanda espacios y recursos que la administración sociosanitaria no cubre'.
Por este motivo, esta Federación considera que 'es obligación de las Instituciones Públicas prevenir su crecimiento y disponer recursos sanitarios y sociales proporcionales a la grave dimensión que ya alcanza el daño cerebral'.
Asimismo, ha señalado que el accidente cerebral, además de producir un efecto 'dramático' en la persona que lo sufre, tiene importantes repercusiones en su grupo familiar, por lo que es 'primordial proporcionar a la familia información adecuada y sostenida, así como apoyo psicológico, desde el mismo momento del ingreso hospitalario'.
El presidente de la FEDACE ha indicado también que esta patología genera, con frecuencia, discapacidades permanentes en las personas que lo sufren, que requieren necesidades especiales de apoyo. En este sentido, reclama que las Instituciones Públicas con responsabilidad en las políticas sociales, atendiendo a esta dimensión social del daño cerebral, deben modificar 'la situación actual de alarmante carencia de medios en este ámbito' e intensificar las acciones para la creación y dotación de Centros de Día y otros recursos sociales de apoyo a estas personas y a sus familias, 'para así reducir el efecto adverso que el daño ha producido en sus vidas'.
Por último, Abete ha señalado que la autonomía de las personas que han sufrido un daño cerebral se ve casi siempre reducida. 'Es fundamental las Instituciones Públicas proporcionen el acceso a recursos y apoyos adecuados a sus necesidades y posibilidades, especialmente en vivienda adaptada y protegida, transporte y acceso a la participación en las actividades sociales' concluye.