Redacción, En plena oleada de gripe, que suele afectar anualmente, a cerca de cuatro millones de españoles, los neumólogos advierten, sin embargo, de que, "no todo lo que parece gripe lo es".
Tal como se recuerda desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) "estamos ante un concepto comodín bajo el que se cobijan en no pocas ocasiones otras patologías distintas de la provocada por el virus de la influenza y cuyo tratamiento exige también una oportuna diferenciación".
De ahí que los neumólogos aconsejen a los pacientes que huyan de la automedicación y se pongan en manos de un profesional capacitado para determinar la dolencia concreta que les aqueja.
Y es que, tal como se remarca desde esta entidad científica, "la confusión entre lo que es y no gripe está, desde luego, muy extendida. De hecho, no es raro conocer a personas que padecen varias gripes al año, cuando es bien sabido que, salvo contadas excepciones, si se ha tenido la mala fortuna de pasar por una, el organismo ya queda inmunizado para el resto de la temporada".
La razón estriba, en su opinión, en que se tiende a calificar de gripe o "gripazo" diversas manifestaciones respiratorias agudas de origen diverso pero que tienen síntomas -fiebre en algunos casos, tos, malestar general, estornudos, dolor de garganta, sensación embotamiento, etc.- a veces comunes. En este grupo se encuentra la gripe, por supuesto, pero también catarros, resfriados, bronquitis aguda, faringoamigdalititis, otitis, neumonías…
Los síntomas no son coincidentes en todos los casos. Por ejemplo, la fiebre moderada o alta es característica de la gripe o de la neumonía, pero no del catarro o del resfriado. No obstante, y como apunta el doctor Gallardo, experto en infecciones respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), "sí es cierto que muchos pacientes pueden confundirse y atribuir a una enfermedad respiratoria lo que en realidad es la manifestación de otra."
Vicios
Hablar, sin embargo, del tratamiento de unas infecciones tan extendidas como, por ejemplo, el catarro común o la faringoamigdalitis, además de la gripe, "obliga inexcusablemente a poner de relieve dos de los grandes vicios que caracterizan a una gran parte de los pacientes españoles", según se indica desde la SEPAR.
Uno es el de tender a abandonar antes de lo establecido la terapéutica establecida por el médico, con lo que ésta deja de cumplir fielmente sus efectos curativos. Y, el otro, es que también "somos muy amigos de autodiagnosticarnos y, en consecuencia, recetarnos a nosotros mismos los medicamentos que consideramos más adecuados al caso". "Con o sin la colaboración del personal, con frecuencia, no farmacéutico, de la farmacia más cercana", apostilla el doctor Gallardo.
A su criterio, "ambas actitudes son un error, claro está, toda vez que además de no colaborar al fin propuesto pueden dar lugar a la aparición de resistencias en microorganismos, como las bacterias, que de unos años a esta parte le están cogiendo muy bien la medida a los antibióticos, especialmente cuando se hace mal uso de ellos o no se administran con las dosis y pautas adecuadas".
"Hábitos tan poco recomendables como la automedicación se reducirían -señala el especialista de la SEPAR- si se tuviera en cuenta cosas tan elementales como que cada infección es distinta, que no todas están causadas por bacterias y que es probable que el antimicrobiano que tomemos no sirva para tratar la infección porque no cubra el espectro de gérmenes que nos atacan o porque la infección sea de tipo vírica, en cuyo caso los antibióticos no sirven de nada".