Es necesario garantizar la atención continuada pero no a costa de multiplicar las horas de trabajo del personal sanitario'. Con estas palabras, el médico de Atención Primaria Esteban Martinena, que coordinó hace unos años un informe sobre la situación de los refuerzos en el Sistema Nacional de Salud, aglutina el sentir de una profesión que en los últimos 40 años ha vivido con un modelo que se sostiene en el concepto de guardias médicas para cumplir con la atención continuada a la población. Las directivas europeas sobre la ordenación del tiempo de trabajo, que limita la jornada laboral del personal sanitario a 48 horas semanales incluidas las guardias, han sentado las bases para que la Sanidad española tenga una oportunidad histórica para subsanar 'los errores' cometidos en el pasado en esta materia, según han desgranado estudios como el publicado recientemente por el presidente de la Coordinadora de Médicos de Hospital (CMH), Antonio Díez Murciano, junto a Luís Cabañas Navarro e Ignacio Isasa González de Ubieta, bajo el título 'Las guardias médicas, una esclavitud de nuestro tiempo'.
La obligatoriedad a la hora de desempeñar las guardias, la escasez de la plantilla y los bajos sueldos son algunos de los principales escollos para la adaptación a las normas de la U.E.
La obligatoriedad a la hora de desempeñar las guardias, la acumulación de horas trabajadas ante la escasez de plantilla y los bajos sueldos percibidos por los profesionales suponen los principales escollos para la adaptación a las normas impuestas por la UE, según desgrana el informe. En este sentido, el autor del libro ha hecho hincapié en que el propio Estatuto Marco, lejos de velar por el cumplimiento de las directrices comunitarias 'sustituye el término guardias médicas por la jornada complementaria y especial, cuyas denominaciones tienen como finalidad eliminar cualquier connotación de explotación de las guardias'. En esa misma línea, el presidente del Sindicato de Médicos de Asistencia Pública (SIMAP), Juan Benedito, claro defensor de la dignidad del profesional sanitario frente a los abusos en las guardias, ha recalcado que 'con la premisa expresa de la atención continuada los 365 días del año se ha creado una nueva concepción denominada jornada complementaria que pretende cubrir las horas de guardia sin que se consideren horas ordinarias o extraordinarias y, de esta manera, transgredir las normas europeas'.
A 14 euros la hora
Benedito ahonda más en sus críticas al señalar que la jornada complementaria está ligada a unas condiciones retributivas similares a las que ya existían con las guardias médicas y que los propios profesionales han tildado en numerosas ocasiones de 'míseras'. De hecho, los salarios percibidos durante el turno de guardia equivalen tan sólo a un tercio de la jornada ordinaria. Tras hacer una media en todo el territorio español, el informe de la Coordinadora de Médicos de Hospital calcula que los facultativos perciben unos 14 euros la hora de guardia. Esta situación choca frontalmente con la filosofía expresada en la Directiva Europea 2003/88, según aclara el propio Díez Murciano. El autor del estudio señala que la normativa comunitaria contempla que la jornada ordinaria se desarrollará entre las ocho de la mañana y las tres de la tarde, mientras que las horas restantes, que están fuera del horario normal, deberán ser 'mejor retribuidas'.
Con estas declaraciones, Díez Murciano esboza el principal punto de fricción de cara a un futuro que dependerá de la postura del Gobierno español sobre si aplica las directrices del Estatuto Marco o sigue al pie de la letra las directivas europeas de ordenación del tiempo de trabajo. El desarrollo del modelo comunitario obligaría a la Sanidad española a 'abonar las guardias como horas ordinarias', o lo que es lo mismo, multiplicar por tres el pago de las mismas. En cambio, el Estatuto Marco 'abre la vía de negociación con las comunidades autónomas' para tratar todo lo que no haga referencia a los conceptos fijos del sueldo. Díez Murciano contempla en este apartado el 'peligro de la negociación salarial', ya que este derecho de cada comunidad de estimar el precio de las guardias puede traer consecuencias en un futuro tales como 'una brecha enorme en cuanto a criterios entre unos servicios de salud y otros'. En este sentido, considera primordial la mediación del Consejo Interterritorial para establecer una homologación de las retribuciones básicas y evitar así futuras diferenciaciones salariales entre las regiones españolas.
Los salarios percibidos durante el turno de guardia equivalen, hoy por hoy, sólo a un tercio de la jornada ordinaria
Mismos problemas,
tiempos diferentes
No obstante, la precariedad en las retribuciones de las guardias no es un problema actual, sino una carencia que arrastra la Sanidad española prácticamente desde sus inicios. 'Europa está muy por encima en cuestión de salarios, hasta el punto de que España se encuentra a un nivel similar al de Eslovenia', añade sin tapujos el autor del informe, que también cuenta con un análisis pormenorizado de las mejoras económicas que han experimentado las guardias médicas en los últimos años. De esta manera, la evolución salarial durante el período transcurrido entre 1993 y 2003 ha sido solamente de 604 pesetas en el antiguo Insalud. Este dato marca el incremento anual de la hora de guardia en cuatro céntimos, lo que significaría una evolución negativa y una disminución real de estas horas de trabajo si se tiene en cuenta las subidas del IPC a lo largo de este período.
A la falta de reconocimiento económico de las guardias se suma, según Díez Murciano, el hecho de que 'los médicos tengan un salario base de 1069 euros al mes, lo que supone una indignidad que empuja a muchos profesionales a realizar guardias a un precio irrisorio como compensación'. Así, culpa de este panorama a la Administración central, que 'no ha emprendido ninguna medida al disponer de una mano de obra perfectamente especializada 24 horas al día y 365 días al año a un precio ridículo'.
Riesgos para el médico
y el paciente
A pesar de las quejas referentes al escaso reconocimiento económico que se atribuye a las guardias médicas, el principal problema que contemplan los representantes sindicales y las asociaciones médicas es la falta de tiempo de reposo de los profesionales sanitarios. Existen estudios que confirman que el cansancio acumulado por el desgaste a la hora de realizar las guardias médicas afecta al rendimiento y la calidad del servicio médico. 'Los últimos datos confirman que la acumulación de horas ocasiona muchos daños físicos a los profesionales, por lo que el objetivo es limitar el número de horas', apunta la representante de CC.OO., Isabel Runckle, que hace una distinción de la profesión médica con el resto de profesiones puesto que 'las alteraciones de concentración pueden provocar daños a terceros'.
Runckle sostiene, al respecto, que la excesiva realización de las guardias está generando que los médicos 'se conviertan en una población enferma'. En este sentido, en los últimos estudios recogidos por la representante sindical se aprecia un aumento considerable de los casos de médicos con alteraciones cardiovasculares e, incluso, casos con síntomas evidentes de estrés. Estas teorías son defendidas también por el presidente de SIMAP, Juan Benedito, quien afirma que los profesionales sufren 'problemas de fatiga y privación del sueño mientras se encargan de sanar desde un parto hasta un infarto de miocardio, cuyas intervenciones requieren un alto grado de concentración por parte del médico'.
El Gobierno español deberá decidir entre aplicar lo estipulado en el Estatuto Marco o seguir al pie de la letra las directrices europeas sobre la ordenación del tiempo de trabajo
Runckle extiende la mayor incidencia de las guardias médicas a las facultativas que están embarazadas e, incluso, pone sobre la mesa estudios que alertan de un mayor riesgo de aborto en el primer trimestre de embarazo mientras desempeñan su labor profesional. En este sentido, la representante sindical reivindica 'una protección al embarazo, la familia y el período de lactancia'. Respecto a este punto, el informe de la Coordinadora de Médicos de Hospitales recuerda que las facultativas poseen, desde los acuerdos de 1995, el derecho a la renuncia a las guardias durante el embarazo. En este sentido, al finalizar la baja maternal, estos acuerdos precisan que la facultativa recuperará la obligación de efectuar las guardias, aunque al margen de la distribución del tiempo autorizado para la lactancia.
El encuentro con la realidad
de los MIR
La situación de estrés y agotamiento de los profesionales registra uno de sus mayores grados de incidencia en los jóvenes que inician su formación en los hospitales y centros de salud. Los Médicos Internos Residentes (MIR) se topan en sus primeros años con la cruda realidad de las guardias. Una encuesta realizada por la Asociación Española de Médicos Residentes (AEMIR) a 500 profesionales en pleno proceso de formación arroja que la mitad de los residentes entrevistados no libraban nunca después de realizar una guardia por necesidades del servicio, por lo que su jornada se alargaba a veces hasta las 32 horas seguidas. Para soportar el consecuente cansancio de estas maratonianas jornadas, el 18 por ciento de los médicos residentes encuestados han reconocido que han consumo habitualmente fármacos que les privaban del sueño.
El estudio de AEMIR, que es de los primeros que se realizan en España, también arroja datos tan alarmantes como que el 50 por ciento de los MIR sufre cefaleas, lumbalgia, gastroenteritis, alteración crónica del ritmo del sueño y depresión. Estos trastornos afectan al rendimiento de estos jóvenes médicos a la hora de emitir un diagnóstico. De hecho, el 60 por ciento de los encuestados ha admitido haber cometido algún error grave al desarrollar su profesión con motivo de la fatiga acumulada.
La presidenta de AEMIR, Belén Alonso, ha señalado que en los hospitales 'se suele abusar con frecuencia de la función de labor asistencial de los MIR para suplir las carencias de personal'. Esta circunstancia se agrava también por la ausencia en multitud de ocasiones de un tutor que se encargue de guiar y formar a los médicos residentes. Sin embargo, aspectos como la tutorización de los residentes está a expensas de las negociaciones de la Mesa Sectorial del Estatuto del Residente, a la espera de que el Ministerio de Sanidad presente al cierre de esta edición una propuesta acorde a las exigencias de los sindicatos.
Además de la carencia de personal, Esteban Martinena apunta otras razones por las cuáles los MIR se ven abocados a asumir constantemente los turnos de guardia hasta realizar una media de entre cinco y seis al mes. Este facultativo alude a la escasez de salarios como principal aliciente para realizar las guardias, ya que los MIR están adscritos al grupo E, el último escalón en retribuciones del sistema sanitario.
El cumplimiento
de las directivas europeas
Los expertos coinciden en que las soluciones a los problemas de agotamiento de todos los profesionales sería el cumplimiento estricto de las directivas europeas de ordenación del tiempo de trabajo. Estas normas comunitarias, que deben ser aplicadas por todos los Estados miembros, comprenden una serie de medidas atractivas para el profesional, como el descanso semanal y vacaciones pagadas. Así, desde el final de una jornada y el comienzo de la siguiente debe transcurrir un mínimo de 12 horas de descanso ininterrumpido, a la vez que a cada facultativo le corresponderá un descanso semanal de 24 horas al que se le añaden otras 12 para alcanzar las 36 horas semanales ininterrumpidas.
A estas ventajas se suma la ya mencionada anteriormente de 48 horas de trabajo semanales, en las que se incluirían tanto la jornada ordinaria como la complementaria. Sin embargo, las directrices comunitarias caen, como expresa el estudio de la Coordinadora de Médicos de Hospitales, en una fuerte contradicción difícil de subsanar. Mientras que la normativa dictada por la Unión Europea contempla que éstas forman parte del tiempo de trabajo, se tienen en cuenta para el cómputo de la jornada laboral y las horas de exceso se abonan como horas extraordinarias, el derecho español se niega a conceder este tipo de licencias y, sobre todo, mantiene que las guardias no sean ni se retribuyan como un salario extra.
El cumplimiento de estas directrices vendría a colmar las aspiraciones de los colectivos y representantes sanitarios, que reclaman desde hace años. 'El problema del sistema sanitario es cómo dar cobertura las 24 horas de forma eficaz y, para ello, un avance sería limitar las horas realizadas por los profesionales, tal y como expresan las directivas europeas', señala la representante de CC.OO., Isabel Runckle.
El eterno dilema
de la escasez de personal
El gran escollo para hacer realidad este deseo de los facultativos de limitar las horas de guardias reside en la falta de personal sanitario para asumir las funciones de atención continuada de la población. Martinena achaca las dificultades a la falta de planificación sanitaria, ya que 'la Sanidad española requiere de un proyecto para los próximos 20 años, pero la política sólo nos permite pensar en períodos de cuatro años'. Como ejemplo, este profesional resalta el compromiso expreso, una vez aprobado el Estatuto Marco, de que desde el CISNS se redacte un informe en el que se detallara cuántos médicos serían necesarios para llevar a cabo las nuevas distribución de los horarios. Sin embargo, una vez concluido el plazo de 18 meses otorgado a esta comisión, Martinena ha resaltado que aún no se ha dado a conocer a la opinión pública ningún tipo de dato sobre los recursos humanos necesarios para desarrollar el proyecto.
Juan Benedito también apunta a la falta de planificación como la principal causa de la escasez de personal. 'Hay personal suficiente, pero no se tiran de las bolsas de trabajo ni se realiza una buena programación', denuncia el presidente de SIMAP, que recomienda una apertura de un número suficiente de plazas MIR y critica que la Administración tenga 'dinero para lo que quiere, aunque tendría que establecer un orden de prioridades que debería primar a los servicios de salud'. Igualmente, señala que un afán inversor no sólo paliaría la escasez de efectivos en la Sanidad española, sino que también evitaría el éxodo de profesionales formado en España para practicar la Medicina en otros países como Reino Unido o Portugal, donde se desplazan al comprobar que allí pueden encontrar condiciones económicas mejores. 'La ventaja de España es que tiene un buen nivel de formación de profesionales, hasta el punto que Reino Unido, por ejemplo, prefiere contratar a un médico español que, como ocurría hasta el momento, a un facultativo de la Commonwealth', pone de manifiesto el propio Benedito. Por su parte, Runckle aporta la idea de que 'se lleven a cabo nuevas formas de organización del trabajo programado con más personal por las tardes para que se realicen menos horas de guardia'.
Una alternativa con vistas
al bienestar profesional
El goteo de denuncias sobre el actual modelo de guardias ha empujado a la Coordinadora de Médicos de Hospitales a promover un modelo alternativo que recoge las principales reivindicaciones de los facultativos. Este sistema reclama, en primer lugar, la realización de un estudio serio sobre la composición de las plantillas de los diferentes servicios de salud para la asistencia urgente permanente y, así, paliar el déficit de personal que sufren los centros y hospitales españoles. En este sentido, muchos expertos en la materia recuerdan que los hospitales comarcales son los principales damnificados por la falta de personal, hasta el punto de someter a su plantilla a una acumulación de horas de trabajo que, en ocasiones, hacen insostenible un servicio de calidad para los pacientes.
El modelo alternativo que propone la Coordinadora de Médicos de Hospitales se centra en crear fórmulas que limiten las horas trabajadas y la penosidad laboral. Así, apuestan por el establecimiento de tres guardias máximo de 17 horas obligatorias al mes, lo que supondría un gran avance al comprobar que, en la mayoría de casos, los profesionales se ven expuestos a realizar, por necesidades de servicios, cinco y seis guardias al mes, con la consecuente merma de sus condiciones físicas y psíquicas. Para cumplir con estas expectativas, la entidad ha lanzado diversas propuestas al aire, como cubrir la totalidad de las plazas MIR y, en especial, en las especialidades con déficit de personal; la contratación estable de médicos especialistas y la creación de un sistema de facultativos fijos discontinuos 'que cubrieran las demandas puntuales, como las enfermedades de media duración o los asuntos propios, y que estaría gestionado a través de una bolsa de trabajo'.
Junto al ajuste de las plantillas a las necesidades de la atención continuada de la Sanidad española, la coordinadora también sugiere como alternativa un incremento de los incentivos por aquellas guardias que sobrepasan las tres pactadas al mes. Los aumentos retributivos en esta línea oscilarían entre un 25 y un 75 por ciento más dependiendo de si supera el límite de turnos en una, dos y hasta un máximo de tres guardias.
Esta fórmula también comprende reivindicaciones históricas, como una repercusión de las guardias en las vacaciones, pagas extraordinarias e IT y una consideración diferente entre el precio de una guardia en días festivos, incluidas las fechas señaladas por cada comunidad o provincia, y los laborables. En este apartado, la reivindicación se extiende a la petición de que los sábados se consideren como días festivos, al menos a efectos retributivos.
El derecho de cada comunidad a estimar el precio de la guardia puede ocasionar, según algunos profesionales, una brecha entre los distintos servicios de salud
La independencia del jefe
de guardia
La figura del jefe de guardia también queda reforzada en la propuesta, que reclama una mayor descarga de trabajo para estos puestos de jerarquía, ya que en la actualidad se ven obligados, por la escasez de personal, a desarrollar la doble función de soportar las cargas de trabajo y asumir las responsabilidades de dirección del resto de facultativos. Ante esta situación, la Coordinadora de Médicos de Hospitales apela por la independencia asistencial del jefe de guardia y contempla la inclusión de un facultativo más en el equipo para liberarle de la sobrecarga asistencial. De igual manera, reivindican unas mayores retribuciones para aquellos trabajadores que practican simultáneamente las funciones asistenciales y de jefatura, ya que 'este aumento debería estar por encima del 50 por ciento más que se establece por realizar dos actividades completas'.
Con estas premisas sobre la mesa, los representantes sindicales y asociaciones profesionales trabajan por mediar en una situación problemática desde sus orígenes, con el punto de partida en el Real Decreto de 1977, en el que se regulaba detalladamente las características de los turnos de guardias y que luego fue 'desmontado judicial y normativamente' con nuevas leyes.