Hacer ejercicio físico de manera continuada, mantener una dieta saludable, evitar el consumo de alimentos procesados y abandonar el hábito tabáquico son los principales hábitos saludables que contribuyen a mejorar el control de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), así como a propiciar el éxito…
Hacer ejercicio físico de manera continuada, mantener una dieta saludable, evitar el consumo de alimentos procesados y abandonar el hábito tabáquico son los principales hábitos saludables que contribuyen a mejorar el control de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), así como a propiciar el éxito del tratamiento.
El consumo de tabaco es la principal causa de la EPOC, de forma que el 85 % de los casos son debidos a ello y el 20 % de los fumadores pueden desarrollar EPOC a lo largo de su vida1. “El humo del tabaco irrita y daña los pulmones causando una estrechez de las vías respiratorias que dificulta la respiración y aumenta el riesgo de desarrollar EPOC”, indica el doctor Juan Antonio Tiscar Martínez, del Centro de Salud Roquetas Sur, en Roquetas de Mar (Almería).
“Dejar de fumar es la medida más efectiva para prevenir la EPOC y mejorar la salud pulmonar y también para frenar la evolución ya diagnosticada, luego debe ser la primera medida que se debe conseguir en el manejo de la enfermedad”, destaca el especialista.
Hacer ejercicio físico
Sin embargo, hay otros hábitos de vida saludables que pueden ser muy beneficiosos a la hora de mejorar el control de la EPOC. Uno de ellos es la realización de ejercicio físico de manera continuada.
El doctor José Ramón Aragón Balina, del Centro de Salud Conil La Atalaya, en Cádiz, subraya que hacer deporte constituye una parte muy importante del tratamiento de los pacientes con EPOC. “En enfermos respiratorios se ha demostrado que la actividad física se asocia con una disminución más lenta de la función pulmonar, además de un incremento de la supervivencia”, dice.
En ese sentido, “cualquier estrategia que suponga un aumento de la capacidad de ejercicio de los pacientes, evitar el sedentarismo, favorecer la actividad y el ejercicio físico cotidiano o simplemente andar a diario, es beneficioso para este tipo de pacientes ya que ayudan a mejorar el estado de salud y a reducir la mortalidad”.
La disnea (sensación de falta de aire) constituye el síntoma que produce una mayor afectación a los pacientes y determina una limitación progresiva que interfiere con las actividades de la vida cotidiana, tanto laborales, como sociales y de autocuidados del paciente.
“Mediante el ejercicio físico fortalecemos el diafragma y la capacidad de ventilación pulmonar aumentando la contractilidad cardíaca, pero siempre en términos de ejercicio físico aeróbico, fundamental para el paciente, ya que disminuye la sensación subjetiva de disnea y mejora su calidad de vida”, concreta el doctor Francisco José Alonso García, médico de Familia en UGC Cuevas del Almanzora (Almería)2.
Dieta saludable
La dieta es otro de los factores que puede tener un papel fundamental en el manejo y pronóstico de esta enfermedad. Los pacientes con EPOC deben seguir una dieta saludable y equilibrada que incluya una variedad de alimentos nutritivos y ricos en vitaminas y minerales. Es importante evitar alimentos procesados y ricos en grasas saturadas, ya que pueden contribuir a la inflamación y la obstrucción de las vías respiratorias”, indica el doctor Diego Rodríguez Cañadas, médico de Familia en Almería.
En estudios prospectivos y prolongados en el tiempo, añade el doctor Antonio Jesús Pedrosa Pacheco, del Centro de Salud Campohermoso, en Níjar (Almería), detallan cómo las dietas ricas en antioxidantes o en alimentos antiinflamatorios, compuestos fenólicos y ácidos grasos insaturados pueden modular el efecto nocivo de las exposiciones ambientales nocivas (como fumar) o tener beneficios directos sobre la salud pulmonar.
Las personas con una dieta saludable: alta ingesta de frutas, granos enteros, verduras, legumbres, nueces y semillas, tienen menor riesgo de EPOC3. “Varios estudios han evidenciado que el consumo de frutas y verduras se asocia inversamente con la incidencia de EPOC entre los fumadores, pero no entre los no fumadores”4, argumenta.
Por su parte, la ingesta de pescado ha demostrado que las mujeres y hombres que comieron menos de cuatro porciones de pescado a la semana tuvieron un menor riesgo de diagnóstico de EPOC en comparación con aquellos que comieron una5. “Por el contrario, dietas ricas en granos refinados, patatas, carbohidratos y bebidas azucaradas tienen mayor riesgo de desarrollo de EPOC. Mucho más si se da una ingesta elevada de carnes rojas, grasas saturadas, sodio y nitritos”, dice el especialista.
Consumo de carnes procesadas
Otros datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y que apunta el doctor Pedrosa tienen que ver con el bajo peso y la malnutrición como rasgos tratables frecuentes en los pacientes con EPOC (entre el 25 % y el 35 % de los casos). “Esto repercute negativamente en el aparato respiratorio, la musculatura de las extremidades y el sistema inmunitario. Esto conduce a una mayor pérdida de la función pulmonar expresada por el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1), un mayor deterioro del tejido pulmonar con mayor porcentaje de enfisema, una disminución de la capacidad de ejercicio y un incremento de la mortalidad”.
Entre los alimentos que deben evitar los pacientes con EPOC están las carnes rojas. En 2018, un metaanálisis mostró que la mayor ingesta de carne roja procesada se asocia a un aumento del 40 % en el riesgo de EPOC6. Estudios prospectivos de cohortes con años de seguimiento en población, sobre todo, en países desarrollados como EE. UU. o Suecia, para hombres y mujeres, apoyan de forma sólida esta teoría ajustando otros posibles factores de confusión.
“Esta relación, −subraya el doctor Pacheco− parece vinculada con el estrés oxidativo y los procesos inflamatorios en las células pulmonares”. “La carne roja procesada contiene alta cantidad de nitratos, nitritos y compuestos de nitrosamina, puede causar estrés nitrativo y nitrosativo en el pulmón. También se ha postulado que este consumo puede dañar la proteína del tejido conectivo colágeno y elastina responsables del mantenimiento del espacio alveolar”, concluye.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores: Antonio Jesús Pedrosa Pacheco, Ana López-Argüeta Parra, Diego Rodríguez Cañadas, Francisco José Alonso García, Jerónimo Carrillo Carreño, José Ramón Aragón Baliña, Juan Antonio Tiscar Martínez, Juan Jesús Sánchez-Pardo García y Rafael Montes Casas.
Referencias:
1 Arancibia H., Francisco. (2017). Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica y Tabaquismo. Revista chilena de enfermedades respiratorias, 33(3), 225-229. https://dx.doi.org/10.4067/s0717-73482017000300225
2 Estudio: ejercicios aeróbicos y de fuerza en paciente con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): un estudio de caso.
3 Varraso R, Dumas O, Tabung FK, Boggs KM, Fung TT, Hu F, et al. Prospective Study. 2023
4 Kaluza J, Harris HR, Linden A, Wolk A. Alcohol Consumption and Risk of Chronic Obstructive Pulmonary Disease: A Prospective Cohort Study of Men. Am J Epidemiol. 2019;188(5):907–16.
5 Varraso R, Barr RG, Willett WC, Speizer FE, Camargo CA. Fish intake and risk of chronic obstructive pulmonary disease in 2 large US cohorts. Am J Clin Nutr. 2015;101(2):354–61.
6 Salari-Moghaddam A, Milajerdi A, Larijani B, Esmaillzadeh A. Processed red meat intake and risk of COPD: A systematic review and dose-response meta-analysis of prospective cohort studies. Clin Nutr [Internet]. 2019;38(3):1109–16. Available from: https://doi.org/10.1016/j.clnu.2018.05.020.