1. La premisa fundamental en este tipo de actuaciones
es la tranquilidad.
2. Para prevenir heridas accidentales, se debe
colocar al niño tumbado en una superficie
blanda y libre de objetos contundentes
(desplazar mesas, sillas, etc.). Una vez tumbado
boca arriba, colocar su cabeza de lado
para prevenir ahogos.
3. El niño no debe ser sujetado durante la
convulsión salvo que los movimientos provoquen
golpes sobre la cabeza.
4. No introducir, jamás, ningún objeto dentro
de la boca. La colocación de un palo en la
boca, como vulgarmente se dice que hay
que hacer, puede lesionar los labios, la lengua
o los dientes. Absténgase de hacer semejante
disparate.
5. La mayor parte de las veces la crisis se interrumpe
en los primeros 15 minutos. El sacudirlo
o estimularlo de cualquier otra forma
no ayuda a interrumpir el episodio.
6. Cuando la convulsión haya finalizado o si
ésta dura más de 10 minutos, deberá proceder
al traslado de su hijo al servicio de
urgencias más cercano.
7. Después de la crisis el niño queda exhausto.
Por este motivo no tiene sentido tratar
de mantenerlo despierto a toda costa ni debe
angustiarse si su hijo no responde adecuadamente
a los estímulos del ambiente.
FUENTE: Asociación Española de Pediatría.