Un hospital infantil no se parece a ningún otro. La diferencia la marcan los pacientes que reciben asistencia en él. Los niños son individuos que padecen enfermedades similares a las de un adulto y otras peculiares de su etapa biológica de crecimiento y desarrollo. Pero, sobre todo, los niños tienen unas necesidades de atención y cuidados que sobrepasan con mucho a las de una mera asistencia sanitaria por excelente que ésta sea. Tengamos además en cuenta que cada día se valoran más, tanto por los pacientes como por las instituciones sanitarias, los aspectos que podríamos englobar en el término de 'hostelería hospitalaria'. todos aquellos que procuran hacer más cómoda y agradable la estancia del enfermo, menos traumática la obligada separación de su medio habitual de vida y de su entorno familiar impuesta por la enfermedad.
Pues bien, en el caso de la infancia, estas medidas se deben extremar por cuanto ese período de edad es en el que más se depende de los que rodean al sujeto y del propio ambiente físico. La niñez tiene unas limitaciones para la vida autónoma que han de ser subvenidas por los adultos y por la sociedad en su conjunto. De ahí que cuando se diseña un hospital infantil, sea necesario tener muy en cuenta esas necesidades, no sólo en sus aspectos estructurales o constructivos sino, y muy especialmente, de organización.
Ciertamente no será lo mismo una unidad de recién nacidos que una de lactantes o de preescolares o de adolescentes. Las de estos últimos se pueden asemejar más a las de adultos. Aquí sólo haré referencia, pues, a las de los otros tres grupos en que habitualmente se divide la hospitalización infantil. Siempre habrá que tener muy en cuenta que los niños no suelen mantenerse en la cama, salvo cuando tienen una grave afectación del estado general, en los períodos pre y postoperatorios inmediatos, y si el aparataje necesario para su tratamiento obliga a su permanencia encamados.
Aspectos estructurales
El hospital infantil debe ocupar un edificio aparte del general o, cuando esto no es posible, tener su ubicación completamente separada del resto de las zonas de hospitalización, si acaso, unida a la zona de maternidad formando un bloque autónomo materno-infantil. El ideal es que incluso los servicios generales como laboratorio y técnicas de imagen sean independientes de los utilizados para adultos. De ese modo, los niños no tienen que compartir esperas ni otras circunstancias con aquéllos.
Esto es más evidente cuando se trata de los servicios de dietética y las correspondientes instalaciones para la elaboración de los alimentos. Las edades de lactancia y primera infancia exigen la existencia de secciones de biberonería y otros alimentos en forma de presentación especial, completamente distintos a cualquier otro régimen dietético, y muchas veces con variaciones puntuales a lo largo de la jornada, a los que no es factible aplicar una norma de preselección diaria como se hace con los demás menús de los pacientes.
El entorno en que se desenvuelve la hospitalización de los niños debe contar con espacios amplios bien iluminados, a ser posible de forma natural, y ventilados. Las habitaciones se diseñarán con la idea de que el niño estará generalmente acompañado de alguno de sus padres y en ocasiones de más de un familiar. Las mesillas y el resto del mobiliario carecerán de partes con las que el pequeño pueda lesionarse en sus juegos. además, deben ser lo suficientemente espaciosas para permitir que se depositen los numerosos juguetes que es corriente que el niño tenga a su alcance constante.
La decoración de habitaciones, pasillos y otros lugares de uso común será adaptada a un ambiente infantil, con dibujos y otros elementos similares a los que el niño está acostumbrado a ver en su casa. Una buena idea es utilizar dibujos realizados por los propios niños o por otros hospitalizados con anterioridad, tanto con representaciones de la vida cotidiana en el hospital como con temas libres.
Siendo la intención que el niño se sienta lo menos desplazado posible de sus actividades habituales, en el hospital infantil se establecen varios espacios en los que pueda desenvolverlas, siempre, claro está, que su estado de salud lo permita a juicio del personal médico.
Uno de la mayor importancia es la escuela. La legislación en materia educativa establece la creación de las denominadas Unidades Escolares de Apoyo que atenderán al alumnado de Educación Primaria y Secundaria que se encuentre hospitalizado. Su principal misión es asegurar la continuidad del proceso de enseñanza y aprendizaje y evitar el desfase escolar que pudiera derivarse de su situación. Además, favorecen la integración socioafectiva de los alumnos hospitalizados, fomentan la utilización del tiempo libre y facilitan la incorporación del alumnado enfermo a su centro educativo una vez transcurrido el periodo de convalecencia. Esta atención la prestan profesores titulados de los distintos grados de educación.
Biblioteca, videoteca, salas de ordenadores, son otros espacios disponibles en la mayoría de los hospitales infantiles. Para los niños en edad preescolar se habilitan salas de juegos ''piscinas de bolas', toboganes, etc.' si se ha tenido en cuenta al proyectar los espacios.
Asimismo en algunos centros se dispone de un salón-teatro donde pueden realizarse representaciones teatrales, de títeres, etc. a las que asisten los niños con sus familiares o acompañantes.
Actividades especiales
Diversos grupos de voluntariado social se ocupan de acudir al hospital infantil, generalmente en horario de tarde, para ofrecer a los niños actividades lúdicas 'juegos, cuentacuentos, lecturas, manualidades'. Uno de estos grupos, con una destacada presencia en muchos hospitales, es la Fundación Theodora, creada hace varias décadas en Suiza pero con presencia hoy en casi todos los países de Europa, que reúne a payasos con una especializada dedicación a los niños hospitalizados: sus personajes, vestidos para esta situación, reciben el nombre de 'Doctores Sonrisa' y son muy celebrados por los pequeños pacientes.
En algunas fechas señaladas del año, como la Navidad, acuden al hospital los bomberos 'que realizan demostraciones acrobáticas ante los niños'. también jugadores de los equipos de fútbol y baloncesto de la ciudad con regalos de camisetas, balones, fotografías dedicadas y toda clase de obsequios. En la festividad de Reyes es costumbre organizar una visita de los Reyes Magos 'a veces incluso precedida de una cabalgata más o menos aparatosa' que pasa cama por cama llevando algún juguete a cada niño.
Con todo, es el día a día el que debe marcar la diferencia entre el modo de estancia en el hospital de un niño y un adulto, y eso lo hacen todos y cada uno de los profesionales sanitarios que desempeñan su labor en el hospital infantil. Hay una verdad de Perogrullo que dice que para trabajar con la infancia es necesario e imprescindible que a quien lo hace le gusten los niños y sienta por ellos una especial predilección a la hora de optar por ese trabajo dentro del amplísimo campo de la Sanidad.
Cualquiera que visite uno de estos hospitales se dará cuenta inmediata de esas diferencias y quizá en un primer momento, si tiene una idea preconcebida de lo que es un centro hospitalario, se sorprenda del bullicio que allí reina, con niños correteando por los pasillos, cochecitos de juguete y muñecos que hay que ir sorteando para entrar en las habitaciones, canciones infantiles sonando en cassettes y un personal que, sin descuidar la atención profesional, no duda en ponerse a jugar con alguno de los chiquillos. La infancia, los niños son así, aunque la enfermedad y muchas veces el sufrimiento estén entre ellos. Y así queremos los pediatras que siga siendo.