Las vacunas son una herramienta
para la prevención
de muchas enfermedades infecciosas
que en el pasado
eran muy comunes y que pueden
afectar gravemente nuestra
salud. La mayor parte de
ellas contienen el germen causante
de la enfermedad, muerto
o debilitado.
Tras administrar la vacuna
por medio de una inyección o
por vía oral nuestro organismo
produce anticuerpos frente
a los gérmenes muertos o
debilitados que contiene la
vacuna. Estos anticuerpos nos
protegerán frente a lo gérmenes
verdaderos causantes de
la enfermedad destruyéndolos
y haciendo que no enfermemos.
Es decir, estos anticuerpos
protectores permanecen
en guardia en nuestro cuerpo
para protegernos de futuros
contactos con estos gérmenes.
Las vacunas evitan enfermedades
como la hepatitis B, difteria,
tétanos, tos ferina, polio,
Haemophilus influenzae tipo b
(Hib), meningococo del grupo
c, neumococo, sarampión, rubéola,
parotiditis, varicela, etc.
¿Por qué hay que
vacunar a los niños?
Los niños necesitan vacunas
para protegerse de enfermedades
infantiles peligrosas,
que pueden tener complicaciones
graves e incluso provocar
la muerte.
La vacunación debe empezar
en el momento del nacimiento
y haber terminado en
su mayor parte a la edad de
dos años, si bien éstas no finalizan
hasta los 13-16 años de
edad. Al vacunar al niño a
tiempo se le protege de infecciones
y se impide que contagie
a otros en la escuela o
guardería. Hay que tener en
cuenta que los niños menores
de cinco años son muy susceptibles
a contraer enfermedades
porque sus sistemas inmunológicos
no han desarrollado las
defensas necesarias para luchar
contra las infecciones.
Por esto, es importante que
los niños, especialmente los bebés
y niños pequeños, reciban a tiempo
las vacunas recomendadas.
Cartilla vacunal
El registro o cartilla vacunal de
cada niño debe empezar en el
momento del nacimiento,
cuando el niño recibe su primera
vacuna, y debe ser actualizado
cada vez que reciba
la siguiente.
Es importante que la conserve
pues le ayudará a usted
y a su pediatra a vacunar al niño
a tiempo. Además le será
muy útil si cambia de pediatra
o de residencia y se la pedirán
cuando el niño empiece la
guardería o el colegio. Recuerde
mantenerla actualizada llevándola
consigo siempre que
acuda a vacunar a su hijo.
Seguridad
Es muy raro que las vacunas
produzcan una reacción seria,
pero puede suceder. Sin embargo,
los riesgos de contraer
una enfermedad grave por no
administrar la vacuna son mucho
mayores que el riesgo de
que la vacuna produzca una
reacción seria.
Son más frecuentes las reacciones
leves como dolor en el
brazo, un poco de fiebre o incluso
un sarpullido dependiendo
siempre de cada vacuna. Una ligera
incomodidad es normal y
no debe ser motivo de alarma.
No obstante, si usted piensa
que su hijo está experimentando
una reacción persistente
o seria, llame a su médico o
lleve a su hijo al médico inmediatamente.
Es conveniente escribir
cómo ha sido la reacción
y a qué hora ocurrió.
Por otra parte, aunque debe
consultarlo siempre con su
pediatra, raramente está contraindicada
una vacuna. Solo
los procesos febriles durante el
día de la vacuna o una
reacción alérgica grave ocurrida
previamente son contraindicaciones
comunes.
No olvide vacunar a su hijo.
Es importante para su salud.
FUENTE: Comité Asesor de Vacunas.
Asociación Española de Pediatría.
Más información:
www.aeped.es