hormonas implicadas presentan mecanismos antagónicos de actuación en distintos grupos neuronales de la amígdala cen
24 de agosto 2011. 8:55 pm
E.P.- Investigadores de la Universidad Louis Pasteur de Estrasburgo (Francia) han identificado un mecanismo hormonal en el cerebro basado en los neuropéptidos oxitocina y vasopresina que interviene en la química del miedo. Los resultados de esta investigación se publican en la revista Science. Los expertos…
E.P.- Investigadores de la Universidad Louis Pasteur de Estrasburgo (Francia) han identificado un mecanismo hormonal en el cerebro basado en los neuropéptidos oxitocina y vasopresina que interviene en la química del miedo. Los resultados de esta investigación se publican en la revista Science.
Los expertos explican que si el ser humano siente ansiedad o calma depende en parte de la interrelación que se produce entre dos sustancias, la oxitocina y la vasopresina, en la amígdala central. El neuropéptido oxitocina disminuye el estrés e incrementa el carácter sociable y la nutrición, mientras que la vasopresina, aumenta la ansiedad y el miedo. Pero, los mecanismos de funcionamiento de ambas sustancias se desconocían hasta el momento.
Los científicos han mostrado que cada neuropéptido activa una población diferente de neuronas en la amígdala central. Esta región cerebral recibe información sobre el ambiente e inmediatamente responde con señales a otras partes primitivas del cerebro que producen cambios en el ritmo cardiaco, la presión sanguínea o la frecuencia respiratoria.
Basándose en registros electrofisiológicos de la actividad neuronal del tejido cerebral de animales de laboratorio, los científicos proponen que la conexión de las neuronas en la amígdala central subyace en los efectos inhibitorios o excitatorios de los dos neuropéptidos de la reacción de miedo. La oxitocina, por ejemplo, puede inhibir la actividad de las neuronas que han sido excitadas por la vasopresina.
Los autores especulan que las proporciones de la activación del receptor de oxitocina y vasopresina podrían variar entre los individuos y que algún día fármacos que reajusten este equilibrio podrían ser útiles para tratar el estrés y los trastornos asociados a la ansiedad.