Las nuevas tecnologías están permitiendo un gran avance en la gestión de datos en todos los campos del conocimiento. El ámbito sanitario también se ha incorporado a esta carrera innovadora en el tratamiento y disponibilidad de información en el entorno asistencial, de gestión y de investigación. En los últimos años, han aparecido herramientas informáticas para el desarrollo de la gestión clínica, y las Administraciones han comenzado a trabajar en la creación de historias clínicas electrónicas (HCE), llamadas a sustituir a las historias tradicionales en papel por las ventajas que se han constatado en otros países europeos y a través de las experiencias piloto desarrolladas en España.
A raíz de las circunstancias, esta nueva herramienta ha abierto una serie de interrogantes respecto a la seguridad, el acceso y la garantía del derecho a la confidencialidad de los datos de los pacientes. Las Administraciones autonómicas, en función de sus recursos y sus necesidades, están trabajando, con mayor o menor intensidad, en la integración de los datos de salud de sus ciudadanos en bases de datos informatizadas, incluso, hay centros hospitalarios y redes de Atención Primaria, que han desarrollado su propio sistema de HCE, como es el caso, por ejemplo de la Fundación Hospital Alcorcón (Madrid) y de la Fundación Hospital Son Llàtzer (Palma de Mallorca) de los que más adelante se exponen sus principales características.
Ventajas e inconvenientes de la HCE para el médico
La confidencialidad de la información de los usuarios de los servicios de salud preocupa mucho a los médicos, garantes de lo que el paciente les cuenta en la consulta en virtud del secreto profesional. Para Rafael Bravo, médico de familia del Área 3 de Madrid y miembro de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), es la Administración quien 'debe garantizar la seguridad de los datos' y los médicos no tienen 'muy claro las medidas que se están tomando'. 'Esto nos preocupa, porque no conocemos el sistema y, si el médico no tiene garantías de la seguridad de los datos que introduce en la HCE, se puede retraer a la hora de incluirlos y reservarse cierta información del paciente', señala Bravo. 'Si la Administración no asegurase la confidencialidad y cundiera la desconfianza de los médicos, esto podría extenderse, ya que el paciente, al fin y al cabo, responsabiliza al médico de la información que le facilita', determina.
Entre los inconvenientes de la HCE, Bravo subraya que es más cara que la de papel por su infraestructura y por la necesidad de renovación continua de las instalaciones. Además, 'a los médicos nos falta formación para enfrentarnos con la tecnología y existe una carencia de inversión para formación inicial y continuada de los facultativos en el manejo de los programas que soportan las HCE. Nadie nos enseña a profundizar en ella'. Para Bravo, la HCE también tiene claras ventajas, ya que evita burocracia, lo que supone un ahorro de tiempo que el médico podrá dedicar a otras tareas. Por otro lado, permite recuperar datos, homogeneiza el proceso asistencial y el seguimiento de pacientes con un alto grado de movilidad como pueden ser los inmigrantes. Este experto tampoco olvida los beneficios propios de tener un ordenador en la consulta, 'que permite al profesional buscar fuentes a través de Internet o con contrastar información con otros especialistas'.
Por último, Bravo apunta la necesaria coordinación de las regiones y de las áreas sanitarias en esta materia, lo que no implica que todas las autonomías usen el mismo programa informático, sino que 'éstos sean compatibles y que se establezcan unos mínimos en cuanto a los datos que debe contener la HCI. Por ejemplo, en Reino Unido, hay 40 tipos diferentes de historias clínicas, pero son compatibles entre sí'.
Legislación vigente
El derecho a la confidencialidad y la seguridad de los datos queda recogido en la legislación vigente. En la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y Derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica, más conocida como Ley de Autonomía del Paciente, se define la historia clínica como 'el conjunto de documentos que contiene los datos, valoraciones e informaciones de cualquier índole sobre la situación y la evolución clínica de un paciente a lo largo del proceso asistencial'. Según su artículo 15, la historia comprende 'los documentos relativos a los procesos asistenciales de cada paciente, con la identificación de los médicos y de los demás profesionales que han intervenido en ellos, con objeto de obtener la máxima integración posible de la documentación clínica de cada paciente, al menos, en el ámbito de cada centro'.
La HCE evita burocracia al facultativo
lo que le supone un ahorro
de tiempo que puede dedicar al enfermo
Por primera vez, una ley de rango estatal establece que 'cada centro archivará las historias clínicas de sus pacientes, cualquiera que sea el soporte, papel, audiovisual, informático o de otro tipo en el que consten, de manera que queden garantizadas su seguridad, su correcta conservación y la recuperación de la información'. Anteriormente, tres normas autonómicas con rango de ley aludieron a la constancia de la historia clínica ya fuera en soporte papel, audiovisual o informático (en Cataluña, Ley 21/2000 de 29 de diciembre. en Galicia, Ley 3/2001 de 28 de mayo. y en Navarra, Ley Foral 11/2002 de 6 de mayo y el Decreto del País Vasco 45/1998, de 17 de marzo).
La Ley de Autonomía del Paciente también prevé el acceso a los datos 'con fines judiciales, epidemiológicos, de salud pública, de investigación o de docencia', que se regula por lo dispuesto en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal y en la Ley 14/1986 General de Sanidad. En estos casos, el acceso 'obliga a preservar los datos de identificación personal del paciente, separados de los de carácter clínico-asistencial, de manera que como regla general quede asegurado el anonimato, salvo que el propio paciente haya dado su consentimiento', indica. La Ley de Protección de Datos da un trato especial a los datos de salud. Así, en su artículo 8 establece que 'las instituciones y los centros sanitarios públicos y privados y los profesionales correspondientes podrán proceder al tratamiento de los datos de carácter personal relativos a la salud de las personas que a ellos acudan o hayan de ser tratados en los mismos'.
El artículo 9 de esta Ley, sobre la seguridad de esta información, indica que 'el responsable del fichero y, en su caso, el encargado del tratamiento deberán adoptar las medidas de índole técnica y organizativa necesarias que garanticen la seguridad de los datos de carácter personal y eviten su alteración, pérdida, tratamiento o acceso no autorizado'. El texto obliga a no registrar 'datos de carácter personal en ficheros que no reúnan las condiciones que se determinen por vía reglamentaria con respecto a su integridad y seguridad y a las de los centro de tratamiento, locales, equipos, sistemas y programas'.
Las Administraciones
autonómicas están trabajando,
en función de sus recursos, en la integración de datos
de sus ciudadanos en bases informatizadas
En el plano de la confidencialidad, en su artículo 10, esta norma recoge la obligación de secreto profesional del 'responsable del fichero y quienes intervengan en cualquier fase del tratamiento de los datos de carácter personal', lo que se reitera en el artículo 16.6 de la Ley 41/2002. Respecto a la comunicación de la información a un tercero, la Ley de Protección de Datos sólo la permite 'para el cumplimiento de fines directamente relacionados con las funciones legítimas del cedente y del cesionario con el previo consentimiento del interesado' (art. 11.1). Este consentimiento no es preciso si la cesión se produce 'entre Administraciones públicas y tenga como objeto el tratamiento posterior de los datos con fines históricos, estadísticos o científicos' y, concretamente, en los datos relativos a la salud si son necesarios 'para solucionar una urgencia que requiera acceder a un fichero o para realizar estudios epidemiológicos' (art. 11.2. apartados e y f).
El Real Decreto 994/1999, de 11 de junio, por el que se aprueba el Reglamento de medidas de seguridad de los ficheros automatizados que contengan datos de carácter personal, establece en su Disposición Transitoria, que los sistemas deberán implantarlas en un plazo máximo de tres años a contar desde la entrada en vigor del Reglamento, plazo que expiró en junio de 2002. En este texto legal se fijan tres niveles para las medidas de seguridad (básico, medio y alto), en función de la garantía de confidencialidad e integridad de la información. Así, se establece que 'los ficheros que contengan datos de ideología, religión, creencias, origen racial, salud o vida sexual (') deberán reunir, además de las medidas de nivel básico y medio, las calificadas como de nivel alto'. Estas medidas de alto nivel se recogen en el capítulo IV del Reglamento. Para la distribución de los soportes, obliga a cifrar los datos o a usar otro mecanismo que 'garantice que dicha información no sea inteligible ni manipulada durante su transporte'. Esto también es obligatorio para la transmisión a través de las redes de telecomunicaciones.
En cuanto al registro de acceso, 'se guardarán, como mínimo, la identificación del usuario, la fecha y hora en que se realizó, el fichero accedido, el tipo de acceso y si ha sido autorizado o denegado'. También prevé la conservación de una copia y de los procedimientos de recuperación de los datos 'en un lugar diferente de aquél en que se encuentren los equipos informáticos que los tratan'.
La HCE, a nivel autonómico
Actualmente, la implantación de la HCE es muy desigual entre las regiones, según Rafael Bravo, médico de familia del Área 3 de Madrid y miembro de la Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC). En las comunidades autónomas del antiguo Insalud, 'puede ser de un 30 por ciento, pero, una vez asumidas las competencias sanitarias, algunas han continuado con su desarrollo y otras lo han paralizado', señala este experto.
Una de las autonomías más avanzadas es Andalucía. La comunidad andaluza ha creado dos pilares para construir la Historia de Salud Digital del Ciudadano, es decir, la historia única electrónica. El primer pilar es su Base de Datos de Usuarios (BDU), terminada en octubre de 2001, con información básica de todos los andaluces, a la que tienen acceso por Internet con el número de tarjeta sanitaria individual (TIS). El segundo es la informatización de las historias tradicionales de Atención Primaria y su integración en 1.300 redes locales en los centros de salud, que finalizó en 2001. En Andalucía, ya hay 12.000 estaciones de trabajo en A.P., que se controlan desde el Centro de Gestión de Sistemas y Tecnología en Sevilla, según explica el secretario general del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y responsable de la línea estratégica de sistemas de la información y telecomunicaciones, José Antonio Cobeña.
Con esta base, se han iniciado varias experiencias piloto para integrar las historias de Primaria y Especializada en una única versión digital, con el objetivo final de que la historia pueda ser recuperada desde cualquier punto de la comunidad bajo el principio de 'equidad para profesionales y usuarios'. Una de estas pruebas se está realizando en Córdoba en los centros de salud Levante Norte y Santa Rosa, que ya están conectados en red con las Urgencias del Hospital Reina Sofía. 'A finales de año podemos tener una alta implantación de la historia única', señala Cobeña, y el segundo paso será conectar los módulos de urgencias de los hospitales con la BDU.
Para crear este sistema se han desarrollado 'arquitecturas de seguridad rotundas, con acceso por niveles y salvados diarios', destaca Cobeña, quien añade que 'se detecta cualquier acceso, quién lo ha hecho, la hora, y hasta donde llegó'. Además, Andalucía ha creado la Unidad de Riesgos Digitales que fija protocolos de seguridad de los sistemas informáticos. Respecto a los profesionales, Cobeña se muestra 'sorprendido por la adhesión y la adaptación al sistema' y afirma que 'todo este contenido de información da mucha seguridad al profesional', que dispone del llamado entorno virtual de trabajo, con acceso a chats, foros de debate y fuentes.
La Historia de Salud Digital del Ciudadano se integra en el Proyecto Diraya, en el que también se recoge el programa Receta XXI, que permite al usuario adquirir el fármaco prescrito por su médico en cualquier farmacia con su TIS y sin necesidad de receta. Para Cobeña, esta estrategia digital creará un 'nuevo rol del paciente y del profesional debido al prodigioso volumen de información que tendrán al alcance de su mano'.
Por su parte, el Departamento de Sanidad de Cataluña también está desarrollando un sistema de Historia Clínica Compartida, de manera que 'cada centro, público o privado, podrá continuar con su modelo de historia clínica informatizada aunque con la existencia de unos campos, que es lo que establece la ley, accesibles para demandas externas', explica el director de Recursos Sanitarios del Departamento de Sanidad de Cataluña, Eugeni Sedano. Así, esta Administración será la encargada durante los tres próximos años de crear el módulo de traducción informática para que los principales datos de la historia clínica de cada paciente puedan estar disponibles en una base de datos central y puedan ser consultados y compartidos por todos los centros. 'Hemos optado por esta solución debido al modelo sanitario de nuestra autonomía, que integra a multitud de proveedores. De esta forma, los centros no tendrán que cambiar sus sistemas informáticos y la información básica de la historia clínica será accesible para todos los centros', matiza Sedano. Por otra parte, 'el Instituto Catalán de Salud, que gestiona el 80 por ciento de los centros de Atención Primaria, está diseñando un modelo de historia clínica única por paciente', explica.
El Servicio Vasco de Salud-Osakidetza, a partir de finales de 1998 y hasta nuestros días, aborda el proyecto 3S.Osabide, basado en una arquitectura centralizada y en la identificación única del paciente. Es el punto de partida para la construcción del Sistema de Información Asistencial de Osakidetza. En el área de Atención Especializada se aborda un proyecto global de rediseño, e-Osabide, cuyo objetivo fundamental es la integración de los dos niveles. Estos proyectos culminarán en una única historia por usuario. Cada paciente se identifica con un número correlativo y no reutilizable, llamado CIC (Código de Identificación Corporativo), que permitirá obtener, a través de una única consulta, información sobre todos los episodios, informes y resultados del paciente, independientemente de la modalidad asistencial que lo produjo (hospitalización, consultas externas, urgencias), y del centro que lo haya tratado (Atención Primaria, unidades de emergencias, hospitalización a domicilio, etc.). La Administración vasca prevé que, a finales de 2003, el Hospital de Basurto, seleccionado como centro piloto, esté totalmente informatizado con e-Osabide y, a partir de entonces, empiece la expansión a otros centros de la red.
En la actualidad hay iniciadas
varias experiencias piloto para integrar las
historias clínicas de Primaria
y Especializada en una única versión digital
En Navarra, la HCE utiliza la infraestructura de la Red Corporativa del Gobierno Foral, que comunica los hospitales y sedes principales mediante cable propio y los centros de salud a través de línea telefónica RDSI. En 2000 se comenzó la extensión formal de la HCE, y se diseñó una estrategia individualizada para cada servicio o unidad médica. En la actualidad, todos los informes emitidos en consultas externas del Área de Pamplona se elaboran por medio de la HCE, así como la mayoría de las altas de hospitalización, excepto en la Clínica Ubarmin. Por el momento, la historia clínica tradicional no ha sido suprimida, todavía se guarda copia en papel de todo lo que se introduce en la HCE.
La confidencialidad, como aspecto esencial
El caso de Madrid es diferente al del resto de las autonomías mencionadas. La CAM ha firmado hace unos meses un contrato de prestación de servicios informáticos con el servicio privado Accenture, explica la consultora de la Agencia de Protección de Datos de la CAM, Carmen Sánchez Carazo. En su opinión, 'esto plantea muchos interrogantes desde el punto de vista ético, porque datos tan importantes como los relacionados con la salud, la enfermedad o la genética están en manos de una entidad privada'.
Sánchez Carazo, que es especialista en Bioética, asegura que 'las personas que acuden al servicio público de Madrid para que la Administración proteja su salud y su intimidad desconocen que esta información está en manos privadas'. En esta misma línea, en la CAM 'se ha puesto en marcha el Programa de Control Remoto, a través del cual, desde gerencia y otros equipos informáticos se puede ver en tiempo real lo que el médico tiene en el ordenador y lo que escribe en el mismo', afirma la consultora que se pregunta, en este caso, '¿dónde está la confidencialidad?'. Para esta experta, 'la relación médico-paciente está basada en la confianza y en la confidencia, y la confidencia y el secreto profesional del médico es prioritario y básico en esta relación'. En las consultas de A.P., el paciente le da al médico muchos datos familiares y personales, y 'la profesión médica está sufriendo una grave crisis por la falta de confianza de los pacientes propiciada por la falta de secreto profesional, obligada por las propias Administraciones'.
Actualmente, 'la seguridad de estos datos no está garantizada', afirma Sánchez Carazo. 'No obstante, la historia clínica informatizada tiene posibilidades de ser más segura que la de papel, pero esto es muy caro y necesita una inversión', señala la consultora, quien añade que 'lo que no se puede hacer es estar centralizando historias sin seguridad, ya que es mucho más fácil copiar datos informáticos que los recogidos en soporte papel'. Una HCE centralizada 'requiere medidas técnicas suficientemente seguras para que el paciente tenga derecho a la protección de sus datos y, como recoge el Tribunal Constitucional en su sentencia 292/2000, este paciente debe tener el control y decidir quién accede y para qué se van a utilizar', manifiesta. Según esta experta en Bioética, 'el problema de la centralización es que el mayor volumen de información puede provocar intentos más frecuentes y peligrosos de vulneración que en el caso de las no centralizadas', donde se accedería a menos datos. 'Va a haber muchos intentos de entrar en estos bancos de datos', concluye.
Nuevas experiencias
Como se ha hecho referencia al principio de este informe, existen diversas experiencias en cuanto a la aplicación de la Historia Clínica Electróncia. La Fundación Hospital Alcorcón fue el primer centro asistencial de España que desde su origen, en 1997, se planteó la creación de un sistema informático de historia clínica electrónica, que integrase toda la información clínica y asistencial. Este sistema debía sustituir a los documentos tradicionales en papel y ser el motor y núcleo básico del resto de aplicaciones informáticas del hospital, tanto asistenciales como administrativas y de gestión. En la actualidad, este hospital posee unos 500 ordenadores en red para unos 1.000 usuarios, entre administración, facultativos y personal de enfermería, y comparte el sistema con Atención Primaria. Según el doctor Virgilio Castilla, coordinador asistencial del centro, el uso de la HCE ha mejorado 'la accesibilidad a la información del paciente, agiliza los trámites administrativos y recoge toda la información en una sola ubicación'. Asimismo, 'disminuye el número de penalidades que hacemos sufrir a los pacientes', ya que se evita la duplicación de pruebas, asegura.
En su opinión, el valor añadido de este tipo de aplicaciones es difícil de analizar desde el punto de vista económico, ya que 'no se trata de ahorrar recursos sino de dar una mejor calidad asistencial'. El único inconveniente de la HCE es, según apunta el doctor Castilla, la gran dependencia del sistema informático. Por ello, los mecanismos de protección del Hospital de Alcorcón son similares a los de la banca. Para garantizar la confidencialidad, hay un sistema estanco, al que no se accede desde fuera de la red corporativa. Además, igual que en el resto de modelos de HCE desarrollados en España, el acceso a la historia es individual, con una identificación personal y una clave secreta. hay diferentes niveles de acceso que permiten la consulta y escritura según el puesto de trabajo. se registran todas las entradas, identificando a la persona y la parte de la historia a la que ha accedido. y los sistemas de bloqueo impiden que un documento firmado digitalmente sea modificado.
Los facultativos del Hospital de Alcorcón pueden así hacer el seguimiento diario de pacientes en consulta u hospitalización y recuperan la HCE desde urgencia o quirófano, para el diagnóstico o el estudio estadístico. Los médicos de este centro examinan, con la misma herramienta, los informes bajo su responsabilidad, las exploraciones radiológicas o los resultados de las analíticas. Otra herramienta que compone la HCE es el Gestor de Peticiones Clínicas, un sistema que administra las solicitudes a áreas técnicas (laboratorio general, microbiología, hematología, anatomía patológica, diagnóstico por imagen, farmacia) y cualquier interconsulta a otra especialidad 'de una forma única y sencilla', sostiene el coordinador asistencial de este hospital. También se integra en la HCE la gestión de la labor de enfermería, que permite asignar y gestionar planes de cuidados para los pacientes hospitalizados, así como seguir y monitorizar su ejecución, generando alarmas, listas de trabajo y otras funciones de apoyo, entre las que destacan, gráficas de constantes, balance hídrico, incidencias, comentarios, dietas y medicación.
En el Hospital de Alcorcón el sistema está en proceso de renovación. El siguiente paso es integrar todas las funciones, ya que 'ahora hay aplicaciones separadas para administración, enfermería y facultativos', explica el doctor Castilla. Por otra parte, estas aplicaciones están desarrolladas a través del sistema cliente servidor y se plantean la posibilidad de implantar tecnologías webs, que pueden soportar un mayor nivel de encriptación y seguridad. La HCE es parte del sistema de información hospitalaria (HIS, Health Information System) al que se han sumado algunas aplicaciones como el PACS, un sistema que permite que los resultados generados por las distintas modalidades digitales del área de Diagnóstico por Imagen sean estudiados en estaciones de trabajo de altas prestaciones que permiten apoyar al facultativo en el diagnóstico. De esta manera, los especialistas pueden realizar desde un cambio de contraste hasta la construcción de un modelo en tres dimensiones basado en exploración radiológica. Este sistema, que elimina el uso de las placas como soporte, tiene capacidad para almacenar gran cantidad de imágenes accesibles y permite la integración con el resto de aplicaciones.
Por su parte, La Fundación Hospital Son Llàtzer (Palma de Mallorca) ha desarrollado un sistema hospitalario de informatización para gestionar toda la documentación sanitaria escrita, las peticiones de pruebas de los médicos y la recepción de resultados e imágenes de los pacientes. Así, Son Llàtzer se ha convertido en el primer hospital de España sin papeles gracias a la HCE, según apunta el subdirector de Tecnologías de la Información del hospital, Miguel Cabrer. Concretamente, la solución que la compañía Hewlett-Packard (HP) ha implantada en Son Llàtzer, es el Sistema de Información HP-HIS.2, compuesto por el módulo de Historia Clínica Electrónica HP-Doctor y por el software de gestión de peticiones HP-Medlink. El HP-Doctor permite que la historia del paciente esté archivada, categorizada y accesible para todo el personal autorizado. El HP-Medlink es una aplicación que informatiza las peticiones de las pruebas realizadas a un paciente. Los diferentes módulos de HP-HIS.2 posibilitan que los textos y las imágenes obtenidas en diferentes servicios (radiografías, endoscopias, resultados de laboratorio, etc.) sean de fácil acceso desde cualquier departamento del hospital al personal autorizado. Además, ya han integrado todas las aplicaciones a través de estándares internacionales (HL7 y Dicom), con entrada desde una misma pantalla.
En estos momentos, Son Llàtzer trabaja en la implantación de estos sistemas en Atención Primaria, mediante líneas privadas de comunicación para que los centros de A.P. puedan visualizar los datos de la HCE del paciente para su seguimiento. Por otro lado, según explica Cabrer, están pilotando el uso del Tablet PC, los nuevos portátiles que reconocen la escritura manual, 'para que médicos y enfermeras puedan acceder a la HCE y hacer anotaciones sin tener que desplazarse hasta el ordenador más cercano'. 'El proyecto de informatización lo han liderado los profesionales del centro que han posibilitado el éxito del proceso, pues son ellos los que le sacan el jugo y el rendimiento, y este éxito revierte en los pacientes, a los que se ofrece un mejor servicio', afirma Miguel Cabrer. Son Llàtzer, que abrió sus puertas en diciembre de 2001, dispone de 550 camas, y 1.000 profesionales que tienen acceso a 700 equipos. El proceso de informatización del centro ha costado 9 millones de euros desde su creación, unos 3 millones de euros al año.
Contenido mínimo de la historia clínica
Según la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y Derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica, el contenido mínimo de la historia clínica será el siguiente:
a) La documentación relativa a la hoja clínico-estadística.
b) La autorización de ingreso.
c) El informe de urgencia.
d) La anamnesis y la exploración física.
e) La evolución.
f) Las órdenes médicas.
g) La hoja de interconsulta.
h) Los informes de exploraciones complementarias.
i) El consentimiento informado.
j) El informe de anestesia.
k) El informe de quirófano o de registro del parto.
l) El informe de anatomía patológica.
m) La evolución y planificación de cuidados de enfermería.
n) La aplicación terapéutica de enfermería.
ñ) El gráfico de constantes.
o) El informe clínico de alta.
Fuente: Artículo 15.2 de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica Reguladora de la Autonomía del Paciente y Derechos y Obligaciones en Materia de Información y Documentación Clínica.
En la CAM se ha puesto en marcha
el programa 'Control Remoto'
que permite ver en tiempo real lo que el médico tiene en
el ordenador y lo que escribe en el mismo
La HCE como herramienta de futuro
El futuro que se le atisba a la HCE pasa por su constitución como la herramienta de un futuro no tan lejano para los profesionales, administrativos, gestores e investigadores de la Sanidad. Como recoge la Sociedad Española de Informática y Salud en su revista I+S, 'la historia clínica, la historia de salud, será electrónica o no será, en un futuro ya al alcance de nuestras manos'. Así lo consideran el director de Consultores Euroamericanos Asociados, Juan Reig y la doctora Mónica Reig, en su artículo 'Historia Clínica ¿Electrónica? Tendencias de Futuro', donde establecen que la historia de salud debe ser compatible, comunicable, compartible y accesible. En opinión de estos especialistas, 'en el momento actual no hay sistemas que den respuesta a estas condiciones ideales, aunque, desde el punto de vista conceptual y en los esfuerzos de estandarización a nivel europeo e internacional se camina en esa dirección'.