'La ciencia es un trabajo en equipo, los lobos solitarios ya no existen”, sentencia Peter Walter, investigador y catedrático en la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) y expresidente de la
Sociedad Americana de Bioquímica y Biología Molecular.
“Sin embargo, los pequeños grupos están más cerca de la ciencia porque los laboratorios actúan desde diferentes filosofías de trabajo, pero de modo complementario. Algunos lo hacen de forma más creativa, otros con los grandes datos; no podemos hablar de solo un lobo solitario, sino distintas manadas de lobos. Cada manada tiene una forma distinta de trabajar, un enfoque diferente de hacer las cosas”, añade el científico alemán, continuando con la alegoría del lobo que trabaja en equipo.
Hallazgos
Walter y el investigador Kazutoshi Mori, catedrático en el
Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Kyoto (Japón),
son de los científicos que descubrieron los mecanismos bioquímicos que controlan el plegamiento correcto de las proteínas y en consecuencia su adecuado funcionamiento fisiológico, un hallazgo clave para comprender el origen de muchas enfermedades y para desarrollar nuevas terapias.
Identificaron el mecanismo de respuesta que se desencadena para replegar o eliminar las proteínas cuando no se pliegan adecuadamente, lo que evita que se vuelvan tóxicas.
Para evitar esa toxicidad, la célula posee un mecanismo que permite o bien intentar repararlas o, si no es posible, eliminarlas. Se trata del mecanismo de respuesta a las proteínas mal plegadas (
Unfolded Protein Response-
UPR, en inglés), un proceso que ambos investigadores descubrieron de manera simultánea, pero independientemente.
“Publicamos sendos artículos con nuestros descubrimientos en el mismo año, 1993, en la revista Cell. Competíamos por el mismo objetivo y esa competición hizo que este avanzara de manera espectacular”, recuerda el doctor Mori a EL MÉDICO INTERACTIVO.
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Los científicos Peter Walter y Kazutoshi Mori, premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biología y Biomedicina.[/caption]
Terapias
Sus revolucionarios hallazgos han revelado cómo las células controlan la biogénesis y la degradación de las proteínas, algo fundamental no solo para la fisiología celular, sino también para la patogenia y el tratamiento de las enfermedades a nivel orgánico.
Descubrimientos por lo que l
os dos científicos han sido reconocidos con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría Biología y Biomedicina en su XVI edición otorgados recientemente en Bilbao.
“Walter y yo identificamos los mecanismos moleculares del UPR, lo que ha permitido posteriormente a muchos científicos investigar en estos campos”, explica Mori. En concreto ambos identificaron una enzima, denominad IRE1, que actúa como un sensor que envía señales de alerta al núcleo de la célula para corregir el plegamiento defectuoso y eliminar las proteínas mal plegadas.
Se muestran muy esperanzados en que
sus hallazgos pueden impulsar el desarrollo de nuevos tratamientos eficaces contra múltiples enfermedades e incluso contribuir a actuar sobre el proceso de envejecimiento. “El Parkinson, el Alzheimer, la enfermedad de Corea de Huntington y posiblemente la ELA tienen en común que, a una edad determinada, los pacientes desarrollan problemas en el cerebro debidos a la acumulación de proteínas mal plegadas”, explican.
ELA
De hecho, algunas moléculas capaces de mitigar los fallos en el plegamiento de proteínas ya se están empezando a utilizar para combatir la ELA y algunos trastornos del hígado.
Walter destaca el potencial de esta vía terapéutica frente al cáncer, ya que las células cancerosas producen muchas proteínas mal plegadas.
“En los cánceres la respuesta a las proteínas mal plegadas proporciona una protección desproporcionada a estas células y eso las mantiene vivas”. Por ello, subraya el biólogo celular, es posible que “inhibir esta respuesta eliminaría ese crecimiento inadecuado y nos permitiría actuar sobre las células cancerosas de forma muy selectiva en el tratamiento de la enfermedad”.
Como investigadores se muestran satisfechos con sus hallazgos, pero todavía más cuando piensan en su traslación a la clínica.
“La finalidad no está solo en el conocimiento que hemos creado; esto es simplemente la base, los cimientos para ver dónde debemos y podemos aplicarlo para ayudar a la humanidad
”, recalca Walter.
Chaperonas
Si tuviera que destacar una de las aplicaciones con éxito de sus trabajos, el científico japonés se refiere a las chaperonas químicas.
“Al ser partículas pequeñas podremos llegar a las células y hacer que se retrasen, por ejemplo, los efectos de la esclerosis lateral múltiple; de hecho, en EE.UU. y Canadá ya se ha logrado la aprobación de un medicamento relacionado”, explica Mori.
“Sabemos lo que se requiere en las células de cáncer donde hay muchos errores, con muchas proteínas mal plegadas, que es cuando se activa la enzima IRE1.
Necesitamos chaperonas, proteínas presentes en todas las células, que mantienen felices a las células cancerígenas. Pero no queremos esto, sino eliminarlas”, recalca el investigador alemán.
¿Cómo?
“Inhibiendo ese proceso podemos desarrollar nuevas quimioterapias que son, además, no tóxicas; así podremos ayudar a los pacientes a explorar su situación. Es algo que ocurre en todos los cánceres, porque todos tienen proteínas desplegadas; todas tienen el activador IRE1. Por lo tanto, se podrán desarrollar quimioterapias que son genéricas y que se apliquen a todos los cánceres y no solo especializadas a cada cáncer”.
Investigación
Su esperanza es que se utilicen de manera muy amplia. “Estamos ya en una colaboración con una compañía para la que estamos desarrollando tratamientos anti-cáncer
”, explica Mori.
Los dos científicos coinciden al señalar la necesidad de que los gobiernos y las instituciones
, en estos tiempos de enfrentamientos brutales y de guerras descarnadas, destinen más presupuesto para que los investigadores puedan trabajar. “Sería conveniente que
se pararan a pensar en invertir más en personas que investigan y que consiguen dar más vida a la vida; invertir en investigación y no en armas”, concluyen.