Redacción, Adeje (Tenerife).- La enfermedad renal crónica triplica el riesgo de sufrir enfermedad coronaria, según ha explicado el doctor Rafael Marín, jefe clínico de Nefrología del Hospital Central de Asturias en el transcurso del XXXIV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nefrología, celebrado recientemente en Tenerife.

Asimismo, Marín es el coordinador del proyecto "Guía de riñón y enfermedad cardiovascular", que se ha presentado en la reunión y será una realidad a finales de noviembre. Según explica este experto, hasta ahora se pensaba que "la enfermedad renal crónica era un problema sólo del riñón", teoría que en los últimos años se ha visto desmontada, al demostrarse que las dos nefropatías más comunes, la vascular y la diabética "constituyen un factor de riesgo vascular de primer orden".

Es más, este riesgo no sólo se refiere a la enfermedad renal crónica, ya que, según estudios poblacionales, un ligero descenso de la función renal se asocia con una mayor morbimortalidad. Así lo demuestra también, según subraya el doctor Marín, un trabajo recientemente publicado en la revista New England Journal of Medicine, realizado con 1.120.000 pacientes a los que se observó durante tres años.

Es tal la contundencia de los datos que, hoy en día, se puede decir que la insuficiencia renal ligera es un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular tan importante como la diabetes. Todas estas circunstancias han llevado a la SEN a crear la "Guía de riñón y enfermedad cardiovascular" que se presentará próximamente.

Guía para médicos de Atención Primaria

Según su coordinador, los objetivos de esta herramienta médica son, en primer lugar, tender puentes entre los nefrólogos y los médicos de Atención Primaria acerca del reconocimiento del hecho de que la enfermedad renal aumenta en mucho el riesgo cardiovascular.

En segundo lugar, con la guía se pretende establecer protocolos de actuación terapéutica en enfermos renales que ya tienen enfermedad vascular. "Hasta ahora, los criterios de diagnóstico, prevención y tratamiento de dicha enfermedad vascular en pacientes en diálisis o que ya se han sometido a un trasplante renal son poco concretos", puntualiza Marín, quien espera que las cosas cambien con la próxima publicación de la guía.