Científicos del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el CSIC, han estudiado el funcionamiento molecular de la proteína retrotranscriptasa en el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Además de avanzar en el conocimiento sobre cómo…
Científicos del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el CSIC, han estudiado el funcionamiento molecular de la proteína retrotranscriptasa en el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Además de avanzar en el conocimiento sobre cómo se replica el VIH en los distintos tipos de células del sistema inmune, este estudio podría ayudar a mejorar los tratamientos antirretrovirales dirigidos contra el VIH de tipo 2.
Como todos los retrovirus, VIH-1 y VIH-2 tienen una proteína fundamental que les permite sintetizar copias de su material genético y multiplicarse. Esta proteína (retrotranscriptasa o transcriptasa reversa) es la diana sobre la que actúan muchos fármacos antirretrovirales que se usan para detener la infección en personas seropositivas.
En ocasiones, sin embargo, se producen 'mutaciones de resistencia' en el virus, que provocan cambios en la retrotranscriptasa. Estas mutaciones son las responsables de que el virus escape a la acción de los fármacos, permitiendo que la infección siga progresando. Algunos ejemplos de estas mutaciones son K65R, Q151M y M184V, que aparecen en virus de pacientes infectados y sometidos a tratamiento.
La mutación K65R en la retrotranscriptasa hace que el virus sea resistente a uno de los fármacos más utilizado hoy en día, el tenofovir. Además, en el VIH-2, la aparición de las tres mutaciones mencionadas genera virus que son resistentes a todos los fármacos disponibles que actúan sobre la retrotranscriptasa. El trabajo, que se publica en la revista Scientific Reports, aporta conocimiento detallado sobre el efecto que tienen estas mutaciones sobre el funcionamiento de la retrotranscriptasa del VIH-2.
'En el trabajo empleamos técnicas biofísicas sofisticadas y ensayos con fagos [virus bacterianos] para conocer distintas propiedades de estas retrotranscriptasas, como su velocidad de síntesis de ADN o afinidad por los nucleótidos correctos e incorrectos, y determinar así la fidelidad de estos procesos', explican los autores.
K65R no altera la fidelidad de VIH-2
Trabajos anteriores habían demostrado que la mutación K65R en la retrotranscriptasa del VIH-1 produce un aumento de fidelidad, lo que permite al virus copiar eficazmente su información genética y transmitirla con menos errores. Dentro de la comunidad científica se especulaba con la idea de que esta mayor fidelidad de replicación era una propiedad característica de los virus resistentes a fármacos antirretrovirales.
Sin embargo, el estudio demuestra que K65R no altera la fidelidad de la retrotranscriptasa del VIH-2. 'Este hecho lo observamos incluso con la enzima del virus multirresistente, portadora de los cambios K65R, Q151M y M184V', detallan los autores.
La Organización Mundial de la Salud estima que hay en el mundo casi 37 millones de personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). El VIH-2 es mucho menos frecuente (entre uno y dos millones de casos) y existen menos medicamentos disponibles para frenar su infección. En los casos de VIH-2, la infección progresa más despacio hacia la inmunodeficiencia, pero cuando la enfermedad avanza los pacientes se recuperan con mayor dificultad.