Entre 150 y 200 millones de personas padecen hepatitis C en el mundo, y de ellos 800.000 enfermos son españoles. Se trata sólo de estimaciones porque se sospecha que la enfermedad está infradiagnosticada. Ahora una investigación española, dirigida por el hepatólogo Vicente Carreño, ha confirmado la sospecha. No sólo porque un paciente puede estar infectado sin notar ningún síntoma de la enfermedad sino porque en algunos casos la infección sería indetectable con los sistemas de detección convencionales. El estudio, que se publica en «The Journal of Infectious Diseases», ha encontrado el virus de la hepatitis C en muestras de hígado en personas con análisis de sangre negativos. Lo que lleva a la conclusión de que la infección puede permanecer oculta en los análisis que se realizan de forma rutinaria en los centros sanitarios. La revista científica destaca el estudio español en portada y le dedica un artículo editorial por su trascendencia, informa el diario ABC.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron análisis complejos en muestras de hígado, procedentes de cien pacientes. Todos ellos padecían problemas hepáticos de origen desconocido y las pruebas rutinarias de hepatitis C habían proporcionado resultados negativos.
El equipo de investigadores estudió las biopsias con técnicas sofisticadas de análisis -reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que permite amplificar muestras genéticas, e hibridación «in situ»-, y detectaron la presencia del virus C de la hepatitis en 57 de los pacientes. Estos resultados inducen a pensar que si se realizaran más biopsias en personas con problemas hepáticos podrían salir a la luz numerosos pacientes con mínimas alteraciones difíciles de detectar con los sistemas sencillos. Vicente Carreño, presidente de la Fundación para el Estudio de las Hepatitis Virales, estima que podría haber unos 85.000 enfermos españoles y más de 29 millones de personas en todo el mundo en esta situación.
Nuevo subtipo
Carreño, que hoy presentará su trabajo en Madrid en una rueda de prensa, explicó a ABC que esta forma de hepatitis C no diagnosticable con los métodos tradicionales «es un nuevo subtipo del virus C que ya ha sido aislado». Y aseguró que tras el descubrimiento de su equipo «será imprescindible realizar una biopsia hepática, así como estudiar las muestras de hígado con la misma tecnología» para confirmar o descartar la presencia del virus C en pacientes con enfermedad hepática desconocida.
En declaraciones a Efe, Carreño pidió nuevos estudios para confirmar si las células de la sangre de estos enfermos con hepatitis C oculta pueden estar también infectadas por el virus. Si estuvieran, las implicaciones del descubrimiento afectarían a donantes de sangre y órganos. La enfermedad puede transmitirse en una transfusión de sangre y, por tanto, donantes con la infección oculta podrían estar transmitiendo la infección.
El equipo del hepatólogo Vicente Carreño fue quien detectó hace dos años el virus C de la hepatitis en las glándulas sudoríparas y en la piel de pacientes que padecen esta enfermedad en su fase crónica. Era la primera vez que se encontraba el virus en el sudor humano. Su trabajo demostró que este agente patógeno puede sobrevivir al sudor, aunque probablemente sin capacidad de infectar. Las hipótesis defendidas por algunos investigadores como Carreño indican que el virus también podría estar en el cerebro, páncreas, estómago e intestino delgado. El hepatólogo trabaja también en el desarrollo de una vacuna terapéutica. El objetivo es estimular la respuesta inmunológica del paciente frente a la acción del virus.