E.P.- El catedrático de Bioquímica de la Universidad de Oviedo, Carlos López-Otín, y su equipo han realizado un estudio en el que se identifica un nuevo gen humano que lidera la producción de una compleja proteína denominada "poliserasa-I", que se encuentra en gran cantidad en los tejidos tumorales humanos. Este avance aparece publicado en la última edición de la revista "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS) .

Según ha explicado López-Otín "la poliserasa es la primera poliproteasa humana descubierta y debe su nombre al hecho de que en una única cadena porta distintos módulos capaces de actuar como proteasas, que son actividades que utilizan las células en múltiples procesos normales y patológicos". En este sentido, tal y como ha añadido el director de esta investigación a partir de "la observación de que la poliserasa-I se produce en cantidades elevadas en distintas células tumorales humanas abre la posibilidad de que esta nueva poliproteína pueda ser un instrumento molecular para la progresión del cáncer".

Además, estos expertos han observado que la poliserasa-I es capaz de liberar una a una las distintas proteasas que lleva incluidas en su estructura, de manera que a partir de una proteína precursora se pueden generar varias distintas. Así, este nuevo trabajo ilustra un nuevo mecanismo para aumentar la complejidad de las reacciones bioquímicas mediadas por proteasas, y también representa una prueba adicional del concepto de que un mismo gen puede lugar a varias proteínas distintas y demuestra la necesidad de evitar conclusiones precipitadas acerca de la complejidad de los organismos basada en el número de genes que poseen en sus genomas.

Según este investigador, todos los organismos poseen estrategias muy sofisticadas para aumentar el número y diversificar las funciones de las proteínas codificadas en sus genes, independientemente de que el número de genes pueda parecer menor del esperado, como es el caso del genoma humano.

El mecanismo descrito en este trabajo "es un ejemplo claro de esa plasticidad en la interpretación de las instrucciones contenidas en nuestro genoma", destaca. El trabajo es el resultado de una investigación básica dirigida a tratar de aumentar nuestro conocimiento sobre el genoma humano, y más en concreto sobre una parte del mismo que denominamos el degradoma, el conjunto de las más de 500 proteasas codificadas en nuestro genoma.