Investigadores de Johns Hopkins Medicine y el Dana Farber Cancer Institute en Boston, Estado Unidos, han demostrado que una hormona secretada en la sangre durante el ejercicio aeróbico o de resistencia reduce los niveles de una proteína relacionada con la enfermedad de Parkinson y detiene los problemas de movimiento en modelos experimentales.
La enfermedad de Parkinson, una afección neurológica que hace que las personas pierdan el control de sus músculos y movimientos, afecta a alrededor de 1 millón de personas en los EEUU. Si se confirma en investigaciones de laboratorio y ensayos clínicos adicionales, el estudio de los investigadores en ratones diseñados para tener síntomas de la enfermedad de Parkinson podría allanar el camino para una terapia de la enfermedad basada en la hormona irisina.
El estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences', ha sido llevado a cabo por Ted Dawson, de la Johns Hopkins Medicine, y Bruce Spiegelman, de Dana Farber, que han buscado un vínculo entre la molécula de ejercicio irisina y la enfermedad de Parkinson. Por razones desconocidas, se ha descubierto durante mucho tiempo que el ejercicio de resistencia alivia los síntomas de la enfermedad de Parkinson.
Dawson, cuya investigación se centra en las enfermedades neurodegenerativas, incluida la enfermedad de Parkinson, ha afirmado que que una de las primeras pistas sobre el vínculo entre el ejercicio, la enfermedad de Parkinson y la irisina provino de Spiegelman, cuyo primer artículo sobre la irisina se publicó en 2012 en 'Nature' y, posteriormente, en otras revistas científicas, que demostraba que una proteína llamada péptido de irisina se libera en la sangre y aumenta con el ejercicio de resistencia.
Irisina y la enfermedad de Alzheimer
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El Médico Interactivo
20 de septiembre 2022. 2:00 pm