La depresión puede ser vista como una categoría diagnóstica general, que engloba una variedad de trastornos relacionados con características comunes, pero también con diferencias significativas en su presentación clínica
12 de febrero 2024. 10:02 am
La depresión es un síndrome con síntomas y presentaciones clínicas comunes, pero que también puede manifestarse de formas diversas en cada persona. Aunque se clasifica como una entidad general en el campo de la Psiquiatría, es importante reconocer que puede existir una heterogeneidad en sus…
La depresión es un síndrome con síntomas y presentaciones clínicas comunes, pero que también puede manifestarse de formas diversas en cada persona. Aunque se clasifica como una entidad general en el campo de la Psiquiatría, es importante reconocer que puede existir una heterogeneidad en sus manifestaciones.
Algunos pacientes pueden experimentar episodios únicos de depresión mayor, mientras que otros padecen de una depresión crónica o recurrente. Además, se han identificado subtipos específicos como la depresión posparto o la depresión atípica.
Aunque se agrupan bajo un diagnóstico general de depresión, existen variaciones individuales en los síntomas y la duración de los episodios, lo que sugiere una posible diversidad de subtipos clínicos.
Esta variabilidad podría respaldar la idea de que la depresión se conceptualizaría mejor como un espectro de enfermedades, cada una con sus propias características y abordajes terapéuticos.
Así, desde la perspectiva de un psiquiatra, la depresión puede ser vista como una categoría diagnóstica general que engloba una variedad de trastornos relacionados con características comunes, pero también con diferencias significativas en su presentación clínica.
Diferentes trastornos
De hecho, se puede decir que la depresión no es una enfermedad única en el sentido de que se pueden distinguir diferentes tipos de trastornos depresivos en función de los factores etiopatogénicos, evolutivos, sintomáticos, de intensidad, edad de inicio y respuesta al tratamiento.
Cada uno de estos subtipos se puede presentar con características clínicas y desencadenantes específicos, pero todos se engloban dentro del espectro de los trastornos depresivos. Por lo tanto, aunque la depresión se puede manifestar de diferentes maneras, se considera una enfermedad mental con diversas variantes.
Subtipos
Los subtipos de depresión son muy variados. Si se tiene en cuenta el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 considera los siguientes: trastorno depresivo mayor, trastorno depresivo persistente (distimia), trastorno disfórico premenstrual, trastorno depresivo inducido por una sustancia o medicamento, trastorno depresivo debido a otra afección médica y otro trastorno depresivo especificado y no especificado.
Son trastornos depresivos con características comunes, como ánimo triste, síntomas cognitivos, síntomas físicos, malestar significativo y/o deterioro funcional, y características diferenciales, duración, intensidad y/o causa hipotética.
También se pueden clasificar los subtipos de depresión de uso común en la práctica clínica diaria: depresión endógena frente a depresión exógena, según la causa de la depresión sea externa o interna; depresión unipolar frente a bipolar, si ocurre en el contexto de un trastorno bipolar o no; depresión neurótica frente a psicótica, según los síntomas predominantes; depresión primaria o secundaria, si aparece o no secundariamente a otra enfermedad médica o a una droga o depresión aguda frente a depresión crónica, según su evolución.
Clasificación
Los diferentes especificadores de las clasificaciones son útiles por las implicaciones en cuanto al pronóstico y al tratamiento de los trastornos afectivos. Estas clasificaciones permiten poder decidir el mejor abordaje farmacológico o psicoterapéutico que se ha demostrado para cada una de las entidades, según la evidencia científica disponible.
Por ejemplo, el abordaje farmacológico de un episodio depresivo en el contexto de un trastorno bipolar es sustancialmente distinto al de una depresión exógena o a un trastorno distímico. De la misma forma, el pronóstico de cada una de estas entidades es también diferente, lo que ayuda al profesional a establecer la urgencia a la hora de recibir un tratamiento adecuado o la necesidad de hospitalización.
Además, el establecimiento de diferentes especificadores comunes a dichas entidades resulta muy útil para que se comuniquen los profesionales, tanto con la finalidad del abordaje farmacológico en la práctica clínica diaria como con la finalidad de investigación, para poder agrupar poblaciones de características similares y así tener unos criterios de clasificación de las distintas entidades comunes que permitan generar una evidencia científica de calidad.
En este contexto hay que señalar que hay disponibles guías clínicas elaboradas por comisiones de expertos que, apoyándose en la medicina basada en la evidencia, facilitan qué tipo de psicofármacos son idóneos para conseguir buenos resultados.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Psiquiatría César Luis Sanz de la Garza, del Centro de Salud Mental Infanto-juvenil de Mieres; Francisco José Alvarado Vázquez, de la Unidad de Salud Mental de Cádiz; María Cristina Casal Pena, psiquiatra Infanto-juvenil en Hospital HULA, en Lugo; Ignacio Díaz Fernández-Alonso, de Unidad de Salud Mental de Xàtiva, en Valencia; Laia Laguna Sopena, del Centro de Salud Mental de Adultos del Institut Pere Mata, e Tarragona; María Antonia Ribot Miquel, de la Unidad De Salud Mental del Hospital Son Llatzer, en Palma de Mallorca; Marta Vicente Méntrida, de la Unidad de Psiquiatría Agudos del Hospital Donostia; Raquel Navarro López, del Hospital General Universitario de Elda, y Miguel Alcántara Gutiérrez, Unidad de Subagudos/Unidad de Rehabilitación Activa del Hospital Psiquiátrico y Centro de Internamiento Educativo de Menores Infractores de Santa Cruz de Tenerife.