Para conseguir un control de los niveles de colesterol y, por consiguiente, una reducción del riesgo cardiovascular se deben establecer cambios en el estilo de vida, centrados en una correcta alimentación y en el ejercicio físico.
15 de enero 2024. 9:48 am
Existen varias estrategias para conseguir un beneficio en el control del colesterol. La de base para todos los pacientes, tanto de alto, moderado, o bajo riesgo cardiovascular, son las modificaciones en el estilo de vida. Estas se centran en dieta cardiosaludable libre de grasas saturadas, ejercicio…
Existen varias estrategias para conseguir un beneficio en el control del colesterol. La de base para todos los pacientes, tanto de alto, moderado, o bajo riesgo cardiovascular, son las modificaciones en el estilo de vida. Estas se centran en dieta cardiosaludable libre de grasas saturadas, ejercicio físico regular, abandono de hábito tabáquico y evitar el sedentarismo.
Sin embargo, para un importante grupo de pacientes es complicado cambiar su estilo de vida.
Si los cambios en el estilo de vida no son suficientes o el riesgo cardiovascular es elevado, se debe recurrir al tratamiento farmacológico. En estos pacientes con riesgo cardiovascular elevado, el tratamiento con estatinas o incluso con la combinación de estatina y ezetimiba será esencial para alcanzar los niveles objetivo de colesterol y realizar una adecuada prevención.
Determinaciones
A la hora de determinar los niveles de colesterol se deben tener en cuenta ciertos parámetros. Entre éstos se encuentra el colesterol total. Aunque los valores de referencia pueden variar entre grupos étnicos, edad y nivel poblacional, las cifras por encima de 200 pueden indicar que se debe poner en marcha alguna estrategia para controlarlo.
El colesterol LDL, lipoproteínas de baja densidad, es el principal parámetro objetivo de control. Su nivel de referencia dependerá de las condiciones y del riesgo cardiovascular del paciente.
La acumulación de cLDL en las paredes de los vasos condiciona el crecimiento de la placa de ateroma y su consecuente obstrucción al flujo y a la patología aterotrombótica. El objetivo terapéutico de cLDL es diferente en función del riesgo cardiovascular del paciente. En aquellos con riesgo muy alto, el objetivo de cLDL debe ser inferior a 55, y en pacientes con riesgo alto, el objetivo debe ser inferior a 70. En pacientes con riesgo bajo, lo ideal es que estos niveles sean inferiores a 115.
Por su parte el colesterol HDL, lipoproteínas de alta densidad, se valora de forma complementaria al resto de parámetros. Se debe tener en cuenta que valores bajos de HDL suponen también un incremento del riesgo cardiovascular.
La ApoB no es un parámetro que se utilice de forma rutinaria, pero puede ayudar a calcular de una manera más precisa el riesgo cardiovascular de un paciente con un LDL no elevado.
Especialidades implicadas
En prácticamente la totalidad de los casos de dislipemias, el primer escalón diagnóstico recae en manos del médico de Familia. Más del 80% de los casos pueden controlarse con las estrategias que se disponen en Atención Primaria. El médico de Familia es fundamental para el diagnóstico, seguimiento y valoración de la respuesta tanto a cambios en el estilo de vida como al tratamiento farmacológico.
No obstante, hay otras especialidades implicadas en el control del colesterol, como son Medicina Interna, Cardiología y Endocrinología. Algunas tienen subunidades específicas en las que se afrontan dislipemias con difícil control que precisan pautas terapéuticas más potentes, controles más estrictos, como pacientes con enfermedad coronaria establecida o porque el paciente tiene un componente hereditario importante que le otorga un alto riesgo cardiovascular.
Determinadas situaciones
Así, en pacientes con antecedentes de cardiopatía isquémica, valvulopatía, hipertensión arterial con hipertrofia de ventrículo izquierdo e, incluso, en casos de insuficiencia cardíaca, se recomendaría la valoración por el cardiólogo.
Por su parte, los internistas realizan un abordaje integral del paciente, similar al realizado por el médico de Familia.
Con respecto a los endocrinólogos, también tienen un papel importante en el control del colesterol y su seguimiento, por ejemplo, en casos de pacientes obesos o incluso con síndrome metabólico.
Es fundamental incidir en que el estilo de vida y la dieta son la base del control del colesterol y tienen un rol protagonista tanto en prevención primaria como en prevención secundaria.
Dieta y ejercicio
Por un lado, se recomienda una dieta equilibrada, principalmente mediterránea, consumiendo alimentos bajos en grasas saturadas, sustituyéndolas por grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, mayor consumo de frutas y verduras, pescado, aceite de oliva y frutos secos, entre otros.
Se deben evitar los alimentos procesados, fritos y altos en grasas trans, reducir el consumo de sal y evitar el alcohol y el hábito tabáquico, ya que está directamente relacionado con un aumento del riesgo cardiovascular.
Por otro lado, es muy importante realizar ejercicio físico de forma regular; un mínimo de 150 minutos semanales, combinando ejercicio de actividad moderada con ejercicios de fuerza que variarán según el grupo de edad.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores María Esther Mato Fondo, David Garrido Victorino, Lara Monteagudo Varela y Ángela María Hernández Escalona, de A Coruña.