Un estudio realizado en más de 3000 personas ha demostrado que el 3,6 por ciento de los participantes tenían enfermedad hepática crónica silente, no diagnosticada, con fibrosis avanzada con el riesgo de progresar a cirrosis o cáncer de hígado, una frecuencia inesperadamente alta. El objetivo de este trabajo, realizado por Investigadores del Clínic-IDIBAPS en colaboración con la USR Metropolitana Nord-IDIAP Jordi Gol del Institut Català de la Salut, era el de conocer si era posible diagnosticar enfermedad hepática crónica de forma precoz en la población general y conocer su frecuencia. Para ello se ha empleado un método de diagnóstico no invasivo como es la elastografía hepática, que permite medir  la fibrosis del hígado, y que ha demostrado ser un método eficaz para este tipo de cribados, posicionándose como una herramienta clave en el diagnóstico precoz de la enfermedad hepática crónica. En cuanto a las otras conclusiones del estudio, se pudo observar que la mayoría de casos detectados son debidos al llamado hígado graso no alcohólico, una enfermedad secundaria al depósito de grasa en el hígado, relacionada con trastornos metabólicos, en especial la obesidad y la diabetes. En el estudio, publicado en la revista Clinical Gastroenterology and Hepatology, participaron 3.076 personas de entre 18 y 75 años del área metropolitana de Barcelona, por lo que los investigadores remarcan que si esta proporción se extrapola a toda la población catalana, unas 150.000 personas en Cataluña, de entre 18 y 75 años, podrían tener una enfermedad hepática crónica avanzada sin diagnosticar. Factores de riesgo Otra de las ventajas de emplear la elastografía hepática,  que permite determinar la rigidez del hígado, es que esta permite “distinguir cuáles de los pacientes con factores de riesgo tienen fibrosis hepática avanzada', tal y como remarcaba Llorenç Caballeria, médico de atención primaria de la USR Metropolitana Nord/IDIAP Jordi Gol. Además, la capacidad de poder detectar la enfermedad de forma precoz con esta herramienta “permite derivar los pacientes a los hospitales de referencia para saber de qué enfermedad se trata, cuál es su origen y hacer el estadiaje”. Dando un paso más, Pere Ginés, jefe del Servicio de Hepatología del Hospital Clínic , auguraba que “el cribado de enfermedades hepáticas, ya en Atención Primaria,  (a través de elastografía hepática) facilitaría la aplicación de medidas para prevenir la progresión de la enfermedad hepática crónica y, por tanto, podría contribuir a la reducción de la mortalidad por esta causa' El experto concluía explicando que el hígado graso no alcohólico es una enfermedad asociada a trastornos metabólicos, como la obesidad o la diabetes de tipo 2, y afecta, aproximadamente, a un 25 por ciento de la población mundial. Sin embargo, sólo una pequeña parte de los pacientes con hígado graso no alcohólico desarrollan cirrosis y el principal factor predictivo es la fibrosis hepática. De esta forma, “conocer el grado de fibrosis en el hígado en la población general será útil para diseñar estrategias de cribado que nos permitan diagnosticar de forma precoz la enfermedad hepática con riesgo de progresión. De esta manera se podrían aplicar intervenciones terapéuticas antes de la aparición de la cirrosis”.