Las personas con obesidad y diabetes tipo 2 tienen niveles más bajos de glucosa en el cerebro como consecuencia de una disminución del metabolismocerebral
31 de octubre 2017. 10:30 am
Los niveles de glucosa se reducen en el cerebro de las personas con obesidad y diabetes tipo 2 en comparación con las personas delgadas, según revela un nuevo estudio de la Universidad de Yale, en Estados Unidos. El hallazgo, que se publica en JCI Insight,…
Los niveles de glucosa se reducen en el cerebro de las personas con obesidad y diabetes tipo 2 en comparación con las personas delgadas, según revela un nuevo estudio de la Universidad de Yale, en Estados Unidos. El hallazgo, que se publica en
JCI Insight, podría explicar el comportamiento alimentario desordenado e incluso un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer entre las personas obesas y diabéticas, según los investigadores.
Tanto la obesidad como la diabetes tipo 2 están relacionadas con la disminución del metabolismo en el cerebro. Este hipometabolismo también está relacionado con la enfermedad de Alzheimer, pero los investigadores no han identificado por qué. Para evaluar el mecanismo, el equipo de Yale estudió los niveles de glucosa en el cerebro en tres grupos diferentes de adultos: individuos delgados y sanos y aquellos con obesidad o diabetes de tipo 2 mal controlada.
Después del ayuno durante la noche, los participantes del estudio recibieron infusiones intravenosas de glucosa durante dos horas. Durante las infusiones, los investigadores utilizaron una técnica de escaneo cerebral, espectroscopia de resonancia magnética, para medir los niveles de glucosa en el cerebro.
Aunque los niveles de glucosa en sangre entre los participantes fueron similares, los científicos detectaron diferencias significativas en la glucosa cerebral. Entre los participantes obesos y diabéticos, encontraron 'una merma o una mitigación de la entrada de glucosa en el cerebro', dice la primera autora del trabajo y profesora asistente de Medicina Janice Hwang, apuntando que ese embotamiento podría ser un mecanismo que socava la capacidad del cerebro para detectar la glucosa.
Los investigadores también calificaron el hambre, la satisfacción y la plenitud de los participantes antes y después de las infusiones. 'Las personas delgadas que tenían más entrada de glucosa en el cerebro también se sentían más llenas, a pesar de que no habían comido en el transcurso de la noche a la mañana', explica.
Y añade: 'La glucosa es la señal más primitiva que se envía al cerebro de que has comido. ¿Podría ser que los individuos obesos no reciban la cantidad suficiente de azucar en el cerebro y no la detecten, por lo que el ciclo de retroalimentación para dejar de comer también podría estar alterado?'.
El estudio apunta a la importancia del transporte de azúcar de la sangre al cerebro como un objetivo para futuras investigaciones y una posible intervención farmacológica en personas con obesidad y diabetes tipo 2, subrayan los investigadores.