El papel que tienen la longitud de los telómeros, considerados un marcador del edad biológica, en los trastornos
neurodegenerativos y el riego de padecer la enfermedad del Alzheimer, ha sido estudiado en dos investigaciones por el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), y donde se han incluido participantes del Estudio ALFA, impulsado por la Fundación ”la Caixa”.

Los resultados de estas investigaciones indican que variantes genéticas que se asocian a una mayor longitud de los telómeros pueden estar relacionadas con un menor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

“Los telómeros son secuencias repetitivas de ADN localizadas en los extremos de los cromosomas. Su función principal es protegerlos, para evitar que se desgasten o se deterioren”, explica Blanca Rodríguez-Fernández, investigadora del BBRC y primera autora de ambos estudios. “Con el tiempo, y cada vez que una célula se divide, los telómeros se van acortando. Por este motivo, su longitud se considera un indicador de la edad biológica”, añade.

Primer estudio

El primero de los estudios, publicado en el Computational and Structural Biotechnology Journal, avanza que las variantes genéticas que se asocian con telómeros más largos podrían ejercer un efecto protector sobre el riesgo de desarrollar alzhéimer y que, además, estas se asociarían de forma significativa con una mayor esperanza de vida.

Segundo estudio

En el segundo estudio, publicado en Alzheimer’s Research & Therapy y que ha contado con la colaboración del equipo de investigación del Instituto de Investigación Biomédica del Hospital de Bellvitge, se ha analizado esta posible relación a través de biomarcadores cerebrales, cognitivos y en líquido cefalorraquídeo de la enfermedad de Alzheimer y la neurodegeneración.

Los principales resultados de esta investigación revelan asociaciones significativas entre las variantes genéticas que predicen una mayor longitud de los telómeros y niveles más bajos de algunos biomarcadores del Alzheimer, como la proteína p-tau. Además, el hecho de heredar telómeros más largos se ha relacionado con un mayor grosor cortical entre las personas con alta predisposición genética a tener alzhéimer en el futuro.

La continuidad de estos estudios es clave para entender el papel de la longitud de los telómeros en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Como apunta la Dra. Marta Crous-Bou, investigadora colaboradora del BBRC y co líder del proyecto, aunque los hallazgos son positivos, “estos deben replicarse en cohortes más grandes, incluyendo participantes en diferentes etapas del desarrollo de la enfermedad, así como realizar un seguimiento a los participantes del estudio ALFA y análisis observacionales adicionales para comprender mejor los resultados obtenidos y mecanismos biológicos subyacentes”.