29 de enero 2018. 1:22 pm
En líneas generales, los profesionales que atienden a los pacientes con insuficiencia cardiaca siguen las recomendaciones que hacen las sociedades científicas en las áreas de conocimiento relativas a la especialidad. Las actualizaciones de las Guías de Práctica Clínica son posibles gracias a los avances en…
En líneas generales, los profesionales que atienden a los pacientes con insuficiencia cardiaca siguen las recomendaciones que hacen las sociedades científicas en las áreas de conocimiento relativas a la especialidad. Las actualizaciones de las Guías de Práctica Clínica son posibles gracias a los avances en las nuevas tecnologías y a la colaboración de la industria farmacéutica, tal y como comenta Blanca Martínez Pérez, de Huelva.
Por su parte, Pedro Turbay Eljach discrepa con su colega al afirmar que en Atención Primaria no hay seguimiento de las guías. No obstante, sí que se cuenta con elementos de la sintomatología, como la disnea, la fatiga y el cansancio; con signos, como la taquicardia, y con test, como el de Framingham, que unido a las pruebas de imagen, tal y como se recoge en las guías, son determinantes para el diagnóstico de la insuficiencia cardiaca.
Para el diagnóstico, en la mayoría de los casos, de forma inevitable, se traslada al paciente a Atención Especializada.
Organización
Sin embargo, la especialista Amparo Muñoz señala que las guías se siguen porque facilitan el manejo del paciente con insuficiencia cardiaca. La organización de un programa para el manejo de la insuficiencia cardiaca debe basarse en las necesidades del paciente, debido a que en Europa la administración de la atención médica varía según el país. Con lo cual, la atención sanitaria debe adaptarse a las infraestructuras locales.
Asimismo, Alberto Costo Campoamor, del Servicio de Medicina Interna del Hospital San Pedro de Alcántara, en Cáceres, indica que el manejo inicial de los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica y el escalonamiento progresivo del tratamiento está bien consensuado y se aplica de forma homogénea en su medio. “El problema radica en las fases avanzadas de la enfermedad, que incide en pacientes añosos y polimedicados. En esos casos, la decisión sobre tratamientos complejos debe ser bien consensuada”.
Unidades específicas
Por eso, en los hospitales se necesitan unidades de manejo de la insuficiencia cardiaca formadas por especialistas que elaboren protocolos adaptados a cada medio.
De hecho, en los últimos años, la Sociedad Española de Cardiología y otras sociedades científicas ha elaborado un gran número de Guías de Práctica Clínica y documentos de consenso de expertos, señala Amparo Muñoz.
Así, Pedro Turbay Eljach recuerda que las guías coinciden en criterios no farmacológicos y farmacológicos, como es el uso de IECAs, betabloqueantes y diuréticos, pero en los siguientes escalones difieren.
En este contexto, Blanca Martínez Pérez concluye que sí que existe consenso entre los profesionales y las sociedades científicas para implementar las Guías de Práctica Clínica.