Durante los meses de verano se ve aumentada la demanda de asistencia por patología de menor gravedad, sobre todo en aquellos lugares donde hay una mayor afluencia de turistas y población flotante. Según los datos proporcionados por Maite Maza, coordinadora de Urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro en Vigo y responsable de la secretaría de grupos de trabajo de la
Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (
SEMES), en algunos casos supone un aumento de más del 30 por ciento respecto a promedio de asistencias.
En líneas generales, en los últimos años se ha visto un mayor número de asistencias de modo global en estos meses, es decir, “aunque las consultas por patología menos grave aumentan, no disminuyen en la misma medida las de mayor gravedad”, apunta la especialista, quien añade que en los hospitales de mayor tamaño, en los que existen circuitos diferenciados según las patologías y el nivel de triaje hay que redistribuir los efectivos en función de las cargas de trabajo. Esto es complejo porque puede suponer que de modo ideal se deba incrementar el personal en Urgencias, algo que es muy dificultoso de gestionar por la falta de profesionales.
En los meses de verano, parte del personal está disfrutando de sus vacaciones, lo que hace que la cobertura de las presencias diarias sea más complicada, implicando casi siempre un aumento de las horas de trabajo de la plantilla. Esta no siempre se puede garantizar en todos los centros, lo que significa que pueda haber ausencias no sustituidas y menor personal del habitual.
Paso de pacientes desde Primaria
La especialista también detalla otros factores que tienen un impacto importante en el funcionamiento de los servicios de Urgencias, como el cierre de parte de las camas de hospitalización debido a la falta de cobertura por vacaciones, lo que limita un adecuado drenaje al tardar más tiempo en trasladarse a hospitalización los pacientes que son ingresados. Esto supone una saturación del espacio y una mayor carga de trabajo. También, por la no cobertura de vacaciones en Atención Primaria, mucha gente opta por consultar directamente en Urgencias, por no estar disponible su médico de referencia o por demoras en las citas.
Otro de los cambios es que la distribución de la demanda no es regular, produciéndose picos asistenciales en determinados momentos del día que hace que aumenten las esperas para la primera atención médica, con el riesgo para la seguridad del paciente que entraña, sobre todo en los casos de patología grave o tiempo-dependiente. Esto es más manifiesto en verano que en invierno.
En este sentido, Carlos Bibiano, vicepresidente de SEMES Madrid, destaca que profesionalidad de todos los Servicios de Urgencia ha quedado demostrada desde hace tiempo y la capacidad de adaptación es indudable. Añade que la mayor presión asistencial en ciertas zonas durante los meses de verano puede llevar a un aumento en la demanda de los servicios de Urgencias sobre todo en aquellas zonas donde en verano aumenta más la población. Esto se debe principalmente al incremento de la población, tanto residente como visitante, en áreas más turísticas. Además, las condiciones climáticas, como las altas temperaturas, pueden contribuir al aumento de consultas relacionadas con problemas de salud con especial importancia en los pacientes más frágiles, como pueden ser los ancianos.
Puntos de Atención Continuada
Maite Maza indica que han observado que en el caso de personas que acuden a Urgencias hospitalarias por patología menos grave, muchos lo hacen por desconocimiento de la existencia de otras alternativas o porque no saben dónde están ubicados los puntos de atención continuada que, por otro lado, también son receptores de gran cantidad de pacientes,
aumentando también las consultas urgentes en ese nivel asistencial. Además, aumentan las consultas por lesiones y accidentes, por la realización de más actividades deportivas y al aire libre.
Otro grupo de población que se atiende en Urgencias en la época estival son los crónicos. Tal y como detalla Carlos Bibiano, los servicios de Urgencias suelen atender a un número significativo de pacientes crónicos durante todo el año, incluyendo los meses de verano. Las personas con enfermedades crónicas pueden experimentar exacerbaciones o complicaciones de su condición, que requieren atención médica urgente. Además, algunos pacientes crónicos pueden tener dificultades para acceder a su médico habitual cuando se encuentran lejos de su lugar de residencia.
Niveles de prioridad
Y es que muchas veces se asocia que los niveles de prioridad bajos (verdes según sistema de triaje de Manchester) pueden ser atendidos de manera general en los centros de salud. Pero eso no es necesariamente así. De hecho, en opinión de Maite Maza, muchos son derivados de los propios servicios de AP para ser atendidos en el hospital. “Nosotros no tenemos cuantificado el porcentaje de pacientes que deberían de ser vistos preferentemente en AP, pero sí es cierto que hay pacientes que acuden al hospital descartando consultar antes en otro nivel asistencial, muchas veces con la expectativa de que la atención va a ser distinta, cuando en realidad se va a resolver de la misma manera”.
Así, La cuestión más relevante es que, al ocupar recursos en estas atenciones, se limitan los disponibles para la patología de mayor gravedad, asumiendo mayores riesgos, aumentando la posibilidad de errores y sobrecargando a los profesionales.
También hay que tener en cuenta el tiempo de espera en los meses de verano. En Urgencias se determina la prioridad con la que ha de ser atendida una consulta urgente, marcando un tiempo máximo de espera recomendado a través del triaje. En determinados momentos y días de la semana se producen picos de demanda que alargan las esperas para esta primera atención y hay que tener en cuenta que continúan entrando pacientes a los que hay que atender, por lo que se demora la resolución de los que esperan resultados. En verano es muy característico un aumento de las consultas por patología menos grave o no grave a última hora del día.
Gestión del personal
En general, los servicios de Urgencias se preparan para el aumento de pacientes en verano implementando diversas medidas. Carlos Bibiano señala que pueden incluir la gestión del personal, tanto médico como de enfermería, para hacer frente a la mayor demanda; mejorar la coordinación con otros servicios de salud y especialidades; reforzar los protocolos de triaje y agilizar los procesos internos para reducir los tiempos de espera.
Por eso, es importante revisar y ajustar los circuitos asistenciales. En el caso de personas de fuera de área, si precisan ser derivadas para seguimiento por otro especialista, por ejemplo, por haber sufrido una fractura, tienen que gestionar el proceso al llegar a su ciudad de origen. En algunas zonas de costa, se regula qué dispositivos extrahospitalarios corresponden a los pacientes por residencia, con el fin de evitar saturar los puntos de atención continuada de los lugares más turísticos.
Turismo de interior
Maite Maza destaca que tanto las zonas de costa como las grandes ciudades turísticas se ven sobrecargadas por el aumento de la población y por tanto de la demanda. En las zonas rurales y más distantes de los grandes centros urbanos lo que ocurre es que no siempre se cubren las plazas por las vacaciones. Estas zonas, además, ya sufren con especial dureza la falta de profesionales que afecta a todo el sistema, por lo que la sobrecarga viene marcada sobre todo por la falta de efectivos.
En el verano también hay que tener en cuenta el turismo de interior, ya que muchas personas se desplazan a pequeñas localidades, lo que también repercute sobre las demandas sanitarias de esas zonas.
Para la especialista, uno de los factores que más impacta sobre el personal es el desgaste crónico que sufre, con una alta tasa de
burnout y abandono, y con repercusiones sobre la salud de los profesionales. Tener que incrementar las horas de trabajo y la intensidad para poder disfrutar de unas vacaciones que cada vez parecen más cortas y menos reponedoras, repercute de manera muy negativa sobre el personal.
Planificación
Es importante diseñar una adecuada planificación y previsión de las necesidades. Desde SEMES plantean dos medidas, tal y como comenta Tato Vázquez, presidente de dicha sociedad. “Una en gestión, ya que en ocasiones los servicios de emergencia abren hasta bases medicalizadas en áreas turísticas, y otra en los propios hospitales, donde los servicios de Urgencias requieren refuerzos puntuales en fechas muy concretas”.
Más en concreto, Maite Maza comenta que en los servicios se elabora una cartelera de verano, que garantice la cobertura de los puestos y que permita cubrir las incidencias que puedan ocurrir. “Con ello buscamos que el trabajo se gestione de la mejor manera posible, buscando que no se sobrecargue de horas a los profesionales. Se revisan los circuitos y se ajusta el personal en función de las cargas de trabajo. Se realiza contratación de personal, sobre todo de residentes que finalizan su periodo formativo y se intentan reforzar aquellos días más conflictivos, como son las fiestas locales, festivales u otras actividades que impliquen alta afluencia de gente a la zona”.
Para Tato Vázquez, los coordinadores de urgencias o los jefes de servicio tienen que organizar su plantilla para dar atención a esta demanda. “Si existen profesionales disponibles para ser contratados, pues se contratan, pero esto no es tan fácil ni tan sencillo. En ocasiones, son profesionales que proceden de otras especialidades porque no hay una especialidad de Urgencias, con lo cual su destreza no es la óptima en la atención a los pacientes de Urgencias”.
Más recursos
Con más recursos se mejoraría la situación, pero como indica Maite Maza no es fácil disponer de ellos. “Hay que recordar también que la llegada de personal con menos experiencia debería acompañarse de la presencia de veteranos que puedan apoyarlos. Además, el que no se disponga de médicos especialistas en Urgencias hace que los gestores de los servicios no puedan prever con qué personal pueden contar, dificultando más si cabe la cobertura de puestos y condicionando que la asistencia se dé con la calidad esperable”.
Este mismo problema lo comparte Enfermería, que aún tiene un índice mayor de rotación del personal. En una unidad como Urgencias, con la presión asistencial, la necesidad de respuesta rápida ante problemas graves y la complejidad de los circuitos, es primordial que haya una formación específica también para Enfermería.
La responsable de la secretaría de grupos de trabajo de SEMES explica que han trasladado a las distintas administraciones la situación que se vive en Urgencias en los meses de verano, tanto a nivel autonómico como a las distintas gerencias y direcciones de los centros, a los que se han presentado las necesidades tanto de personal como de estructura, de manera específica para el verano y para el futuro inmediato.
En su caso, se ha facilitado la contratación de nuevo personal que cubrirá tanto los permisos de vacaciones como bajas y otras incidencias, se ha acordado el refuerzo de determinadas fechas y se han realizado mejoras estructurales en el servicio.
Los que se quedan
Los servicios de Urgencias de los grandes hospitales de las ciudades también se tienen que reorganizar en los meses de verano. Mercedes Carrasco González, subdirectora Médica del Área Médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón, de Madrid, señala que en la organización de la época estival se tienen que facilitar las vacaciones entre los profesionales sanitarios de forma escalonada durante los tres meses del verano y realizando sustituciones en lo posible mediante contratos de guardia/suplencias para evitar vacíos en la atención sanitaria. No obstante, “el hospital considera este servicio prioritario y para reforzar sus recursos se ha incrementado la oferta asistencial de Hospitalización a Domicilio y se ha habilitado una Unidad de Observación Prolongada que prestará servicio durante todo el periodo estival”.
Hace algunos años existía ese vaciamiento de las grandes ciudades a las zonas del litoral marítimo y playas. En los últimos años se ha ido reduciendo este fenómeno, ya que los desplazamientos suelen ser de menor duración, aunque en la primera quincena de agosto en el Hospital Gregorio Marañón sí que se ha observado más claramente que se mantiene una situación de bajada de demanda.
De hecho, en los últimos años y especialmente tras los años iniciales de la pandemia se ha producido un cambio en la forma de disfrutar de las vacaciones por parte de los ciudadanos, optando muchos de ellos por repartir sus días libres en varios periodos y en distintos meses. Eso se traduce en que se mantenga la demanda asistencial y se registren variaciones poco significativas durante el periodo vacacional. Así, durante el año 2022 en el mes de julio en el área médica /quirúrgica de adultos el promedio diario fue superior a 600 pacientes.
Tal y como detalla Mercedes Carrasco, las patologías más frecuentes siguen siendo las descompensaciones de insuficiencias cardiacas, reagudizaciones de infecciones respiratorias, infecciones urinarias y las altas temperaturas descompensan a los pacientes crónicos complejos y frágiles que necesitan atención presencial en los hospitales por deshidrataciones y alteraciones hidroelectrolíticas.
Hay que tener en cuenta que el aumento de la demanda del Servicio de Urgencias ha crecido de manera similar durante todo el año tanto en las áreas de adultos como en las pediátricas. Por eso, desde el Hospital Gregorio Marañón, y en especial a través de la subdirección de Continuidad Asistencial, se mantiene un trabajo continuo para prestar atención sanitaria de calidad, con un impulso notorio a los protocolos de actuación conjunta y de derivación de pacientes.