La ligadura de trompas es una intervención quirúrgica sencilla en la que se cortan y/o se atan las trompas de Falopio, lo que impide que el óvulo llegue hasta el útero y que tampoco los espermatozoides puedan ascender y fertilizar al óvulo. Al final, óvulos y espermatozoides no tienen manera de unirse y la fertilización se torna imposible. Su efectividad es altísima, del 99 por ciento.
Existen diferentes formas de realizar esta intervención, dependiendo de las necesidades médicas y del momento en que se decida realizar la esterilización -después de un parto, un aborto o en cualquier otro momento-. En cualquier caso, el médico ha de informar a la paciente de las opciones que tiene y de los riesgos a los que se expone con cada una de ellas.
El procedimiento más habitual en la actualidad es el de la laparoscopia, que consiste en realizar un pequeño corte, de unos dos centímetros, debajo del ombligo, y hacer pasar por él un laparoscopio, un tubo que permite ver los órganos internos y que se asemeja a un telescopio. Una segunda incisión se hace justo debajo de la línea que dibuja el vello púbico para permitir la entrada del instrumento que cortará, coserá o quemará las trompas. Esta intervención suele durar alrededor de media hora y la recuperación es rápida; en una semana, más o menos, la mujer puede volver a su actividad normal.
Riesgos
Antes de decidir si éste es el método que mejor le conviene ha de conocer sus pros y sus contras. Por un lado, evita un embarazo no deseado y salvaguarda a todas aquellas mujeres aquejadas por un serio problema médico que si se quedaran embarazadas estarían poniendo en juego su propia salud. Por otra parte, si al final el escaso margen de error posible se impone y se produce un embarazo, la posibilidad de que se trate de un embarazo ectópico es mayor. Se habla de embarazo ectópico cuando el feto crece fuera del útero, normalmente en las trompas de Falopio. Esta situación puede ser muy peligrosa y requiere atención médica inmediata.
Sangrado leve y posible infección son otras posibles complicaciones y un pequeño número de mujeres asegura que la cirugía le obligó a enfrentarse a dolores durante la menstruación. Y sobre todo, no olvide que con la ligadura de trompas es posible que no haya 'marcha atrás' y que antes de someterse a ella ha de estar muy segura de que nada le va a hacer cambiar de opinión en el futuro. Posiblemente, los mayores inconvenientes de este método sean precisamente su difícil reversibilidad y que hay quien se arrepiente de no poder volver a concebir un bebé. Algunos estudios reflejan que entre un 10 y un 15 por ciento de las mujeres que apuestan por la ligadura de trompas con el paso del tiempo se arrepienten de la decisión que tomaron. Es una decisión para toda la vida, pues la reversión de la ligadura de trompas es difícil, costosa y no siempre efectiva.
Por ello, se recomienda evaluar bien todas las opciones de esterilización que existen. La ligadura de trompas es una intervención más compleja que la vasectomía, por lo que es posible que al conocer todos los pormenores la pareja opte por que sea el hombre quien se esterilice.
La sexualidad no se ve afectada tras la operación. Seguirá disfrutando plenamente del sexo e incluso puede que al desprenderse de la obsesión del embarazo se desinhiba y sienta más placer que antes. Y es que ni los niveles de hormonas ni el ciclo menstrual cambian notablemente con la esterilización. Los ovarios continúan desprendiendo óvulos; la diferencia es que ahora se detienen en las trompas y el cuerpo los reabsorbe.
FUENTES: Centro para la Salud de la Mujer Joven (Boston), Sociedad Española de Contracepción y Clínica Universitaria de Navarra.