Dos años después de la firma del Estatuto Marco que, entre otras muchas cosas, brindaba una oportunidad histórica para la figura del residente, el borrador del Real Decreto que regula su situación laboral ya está redactado y firmado, aunque no sin antes evidenciar la brecha existente entre el Ministerio de Sanidad y los representantes de los MIR sobre aspectos relevantes de su contenido.
La subida salarial y la regulación de la jornada laboral constituyen dos de las principales bases sobre las que pivota este Estatuto
La ausencia de la parte formativa en el borrador ha supuesto una de las principales causas de distanciamiento entre algunos sindicatos y las entidades afectadas. 'La regulación de los MIR debe ser completa y, para ello, es indispensable una mayor preocupación de la Administración por los aspectos docentes, formativos e investigadores', ha indicado, al respecto, el vocal de Postgrado de la Organización Médica Colegial (OMC), José Manuel Esteban Sobreviela. En la misma línea se posicionó a lo largo de la negociación la Asociación Española de Médicos Residentes (AEMIR) y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM). Precisamente, el secretario general de este sindicato, Carlos Amaya, que acudió a las reuniones con el Ministerio de Sanidad en nombre de CESMSATSE, se negó a respaldar un proyecto que no contemplara de forma conjunta los aspectos laborales y formativos. Ni siquiera la propuesta lanzada a última hora por Sanidad de constituir un grupo de trabajo en la Comisión Técnica de Formación Especializada para elaborar una norma que regule la formación de los MIR es suficiente para convencer a los dirigentes de CESM, que, hasta el momento, han optado por no rubricar el acuerdo con la Administración.
En este debate también han entrado las Sociedades Científicas, que coinciden en ligar la vertiente laboral con la formación. La vocal de Formación y MIR de la Sociedad Española de Medicina Rural y Generalista (SEMERGEN), Ana de Santiago, expone así que el período de residencia debe servir para 'formar al MIR en los contenidos de su especialidad y garantizar una práctica clínica adecuada, por lo que el Real Decreto debería contemplar esas dos vertientes e integrar la perspectiva laboral y formativa'. Mientras tanto, el vocal de residente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), Fernando García, también mantiene sus dudas respecto a esta separación, que considera 'contradictoria' ya que, en su opinión, 'es imposible desligar en un período mixto de formación-trabajo una cosa de la otra'. Pese a ello, García cree que este hecho puede deberse a la intención del Ministerio de Sanidad de 'dar más participación a las Comisiones Nacionales de las Especialidades, en el apartado formativo'.
El espinoso camino hacia
un salario digno
A pesar de estos razonamientos, el subsecretario del Ministerio de Sanidad, Fernando Puig de la Bellacasa, aludió a 'razones técnico-jurídicas' como principal motivo para excluir los aspectos formativos del borrador, cuyo contenido se ha centrado exclusivamente en la relación laboral de los MIR.
El debate en este sentido giraba en torno a solventar el problema de precariedad económica de este colectivo, cuyos sueldos oscilaban en torno a los 850 euros mensuales para los licenciados y 737 euros para los diplomados. Todas las centrales sindicales coincidieron en exigir la equiparación del sueldo al personal estatutario en función del título universitario, cuyo único obstáculo era lograr el consentimiento de las comunidades autónomas para hacer frente a esta mejora retributiva. Tras semanas de arduo debate, la Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud acordó en noviembre de 2005 una subida del 18 por ciento para todos los médicos residentes. Esta propuesta permitía que se elevara el sueldo base de estos profesionales en torno a unos 200 euros, con lo que equipararían su remuneración a la cuantía que perciben los funcionarios de los grupos A y B, según la titulación.
Este acuerdo, que se llevó a cabo para cumplir con lo expuesto en la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias, no logró contentar a los sindicatos al comprobar que esta incremento retributivo se iba a efectuar de forma progresiva a lo largo de tres años y a partir del pasado 1 de enero de 2006. Pese a ello, el borrador incluye esta fórmula acordada con las comunidades autónomas, consistente en aplicar un 25 por ciento de la subida en 2006, otro 25 por ciento en el año 2007 y finalizar con un aumento del 50 por ciento en 2008. Este hecho supone para Cristóbal Gil, de CC.OO., 'un perjuicio para las personas que están en sus dos últimos años de residencia, puesto que no podrán beneficiarse en su totalidad de estas mejoras'. Desde la Confederación Intersindical Gallega (CIG), Xoan Cons también incidía en las discrepancias existentes en las retribuciones. 'No estamos de acuerdo con este modelo y esperamos que se pueda modificar en la tramitación del Real Decreto', señaló el representante sindical, que también ha incidido en que esta normativa 'no podrá implicar, en ningún caso, una retribución inferior a la que el residente viniera percibiendo actualmente', además de recoger la posibilidad de que las comunidades autónomas puedan modificar los porcentajes previstos en la aplicación del Real Decreto, como refleja la Disposición Transitoria Segunda del borrador.
El documento que regula la situación laboral de los MIR no sólo acomete la subida de los sueldos base, sino que también hace hincapié en los complementos. Los representantes sindicales de CC.OO. valoran positivamente que la definición del complemento de atención continuada esté dentro de los términos marcados por el Estatuto Marco pero, en cambio, muestran cierto recelo sobre la fórmula escogida para incentivar el complemento de formación. El borrador del Real Decreto impone que este complemento no se perciba hasta el segundo curso de residencia, algo que desde este sindicato consideran 'discriminatorio' para los MIR de primer año. De esta manera, a los médicos residentes se les asignará un ocho por ciento de este complemento durante el segundo curso, que se verá incrementado en un 18 por ciento en el tercero, un 28 por ciento en el cuarto y un 38 por ciento en el quinto, en consonancia con el nivel de conocimientos que va adquiriendo con el paso de los años. Respecto a esto último, CC.OO. también ha replicado el hecho de que no se aplique el máximo porcentaje en el cuarto año de formación, como habían solicitado en las reuniones con el Ministerio de Sanidad.
La no inclusión de los aspectos formativos en esta normativa supone uno de los principales puntos de fricción entre Administraciones y representantes de los residentes
La aplicación de
la jornada laboral
La jornada laboral ha sido uno de los principales puntales, junto a la subida retributiva, del borrador del Real Decreto MIR. El Estatuto Marco ya había marcado la senda que se tenía que seguir para la aplicación paulatina de la jornada de trabajo al personal en formación. En este sentido, el objetivo que recogía este documento era de 58 horas semanales de promedio en cómputo anual, incluida la jornada complementaria, entre el 1 de agosto de 2004 y el 31 de julio de 2007 y se reduciría al siguiente año en 56 horas semanales en cómputo semestral para, finalmente, limitar la jornada laboral de estos profesionales a 48 horas semanales a partir del 1 de agosto de 2008. Estas pretensiones se han consolidado en el borrador del Estatuto del Residente, a la vez que se han aplicado otras limitaciones tanto en la jornada ordinaria como en el número de guardias realizadas por este colectivo.
La jornada ordinaria se determinará, como recoge el texto, mediante convenio colectivo, pero 'no podrá exceder las 37,5 horas semanales de promedio en cómputo semestral', tal y como exigían las centrales sindicales. Además, entre el final de la jornada y el comienzo de la siguiente deberá existir, al menos, un descanso de 12 horas. Este reconocimiento al descanso de los MIR ha sido considerado como un avance para la mayoría de sindicatos que, a su vez, han expresado sus dudas acerca de las excepciones que incluye la normativa. El borrador recoge que el residente contará con 12 horas de descanso continuo tras un día completo de trabajo ininterrumpido, salvo 'en casos de especial interés formativo a criterio de su tutor o en casos de problemas organizativos insuperables'. Ante esta excepción, el presidente del Sindicato de Médicos de Asistencia Pública (Simap), Juan Benedito, lamenta que los pasos dados en pos de una reducción de la jornada laboral estén sujetos a las necesidades de la propia institución sanitaria. 'Es inconcebible que un médico residente sea indispensable en el Sistema Nacional de Salud, que debería funcionar sin la participación de estas personas que colaboran al mismo tiempo que se forman', apunta Benedito.
La jornada laboral que refleja el borrador del Estatuto del Residente no cuenta con el beneplácito de CESM y AEMIR. El doctor Amaya, que ha hecho cuentas de las horas que desempeñará el médico residente, ha reseñado que a las 37,5 horas ordinarias se tienen que sumar el tope de siete guardias al mes que se establecen en el texto, con lo que 'estarán obligados a realizar jornadas de hasta 70 u 80 horas a la semana'. De hecho, el secretario general de CESM califica de 'injusta' esta aplicación al no ir en consonancia con el resto de profesionales, que deben disfrutar de una jornada de 48 horas según el Estatuto Marco e, incluso de la directiva europea sobre los MIR, que establece que el horario de trabajo no debe sobrepasar las 56 horas semanales.
Las guardias médicas también han acaparado parte del interés en la negociación del Estatuto del Residente. El borrador establece, por primera vez, un límite en el número de guardias, que en ninguno de los casos puede sobrepasar las siete guardias al mes. 'El residente estará obligado exclusivamente a realizar las horas de jornada complementaria que el programa formativo establezca para el curso correspondiente y, en todo caso, no podrá realizar siete guardias al mes', describe el documento. El representante del CIG, Xoan Cons, recuerda que 'el número de guardias estará sujeto a cada especialidad', y que la dificultad reside en el precio de la hora de guardia. En esta línea también ha hablado el vocal de Postgrado de la OMC, José Manuel Esteban Sobreviela, que puntualiza que el precio de la hora de guardia es competencia de las comunidades autónomas, a las que ha pedido que mejore unas cifras que 'apenas superan los siete euros'.
Mientras unas entidades apuestan por la subida del precio de la guardia, sindicatos como CC.OO. inciden en que el número de jornadas complementarias puede ser 'excesivo' para la buena formación del médico residente, según explica Cristóbal Gil. Esta central sindical se ha basado en estudios que corroboran que el número de guardias suficientes para un plan formativo de calidad se establece en 55 guardias anuales, es decir, algo menos de cinco jornadas complementarias al mes.
Las críticas también se han vertido con respecto a las rotaciones. El borrador del Estatuto del Residente acomete estos períodos formativos que deben realizarse con el consentimiento de los órganos competentes y en centros acreditados para la docencia. Además, impone un límite de cuatro meses continuados dentro de cada período de evaluación anual. El problema que han sacado a la luz tanto la Organización Médica Colegial como CC.OO., entre otros colectivos, es la falta de ayudas que beneficien la puesta en marcha de estas rotaciones externas, ya que la Administración sanitaria sólo asume los gastos de viaje.
'Las rotaciones externas se producen porque el plan de formación no se puede realizar en el centro, por lo que tiene la obligación de acudir a otro lugar', explica Esteban Sobreviela, que añade que, dado su carácter obligatorio, sería necesario 'que no sólo se cubrieran los gastos de viaje, sino también la manutención y el alojamiento del residente'.
El consenso llega en el marco social
La unanimidad de criterios, a favor, llega en la redacción del borrador del Estatuto del Residente a la hora de abordar los aspectos sociales. El Ministerio de Sanidad y Consumo ha incluido una batería de disposiciones adicionales con la que se quieren implantar aspectos novedosos de marcado carácter social, como la conciliación de la vida familiar y laboral, el principio de igualdad de las personas discapacitadas y la protección integral contra la violencia de género. Todas las entidades aplauden estas iniciativas e, incluso, en algunos casos, como el de Juan Benedito, consideran muy logradas hasta el punto de que 'el resto del documento se tendría que haber hecho con el mismo estilo'.
La conciliación de la vida familiar y laboral supone un nuevo paso hacía el reconocimiento a un descanso de los médicos residentes con situaciones de dificultad. La Administración permitirá la organización del horario de trabajo continuado sin superar las 12 horas a las mujeres durante el embarazo. Esta concesión a las embarazadas tiene especial relevancia en el colectivo de los MIR, que en un 75 por ciento está conformado por mujeres con edades comprendidas entre los 25 y los 30 años.
Pero el Ministerio de Sanidad no sólo concede estas facilidades a las embarazadas, sino que extiende esta flexibilidad de los horarios a otras personas con dificultades en su quehacer familiar. Los MIR que tengan a su cuidado directo a un menor con una edad inferior a seis años o una persona que padezca una discapacidad física o psíquica y carezca de un puesto de trabajo también se verán acogidos a esta disposición adicional, al igual que aquéllos que tengan que encargarse de un familiar que no pueda valerse por sí mismo por razones de edad, accidente, enfermedad o discapacidad o bien las personas que tengan la custodia no compartida de un hijo menor de edad.
La unanimidad de criterios se ha alcanzado a la hora de abordar los aspectos sociales relacionados con estos puestos de trabajo.
Una firma 'apresurada'
del borrador
Tras el análisis de los contenidos del borrador del Estatuto del Residente, las entidades han criticado la 'firma apresurada' por parte de los sindicatos, que han validado con su rúbrica el inicio del proceso de tramitación. Los primeros en mostrar abiertamente su malestar por dar vía libre a este acuerdo fueron los propios miembros de AEMIR. Alonso reconoce que 'no le parece sensato que algunos sindicatos 'en referencia a CIG, UGT y CCOO', firmen el documento como estaba si todavía tenían dudas y disconformidades puntuales sobre su contenido'.
Frente a este malestar, los sindicatos firmantes responden que su firma no se corresponde con una aprobación a todas luces del borrador del Real Decreto MIR, sino más bien 'la firma del acta de finalización de las negociaciones debido a la imposibilidad de acercar las posturas'.
En este cruce de opiniones ha participado, incluso, la ex ministra de Sanidad, Ana Pastor, que ha aludido a la falta de diálogo como la causa de la situación actual por la que atraviesa el Estatuto del Residente, a la vez que ha emplazado a los representantes de los MIR para iniciar las actuaciones en el Congreso de los Diputados.
A expensas de una mejora del borrador en los próximos meses, el colectivo sanitario se muestra expectante ante la aprobación del primer marco normativo que regule su situación y, en definitiva, un sistema de formación en funcionamiento en España desde hace más de tres décadas.