El hombro constituye unacompleja articulación cuyasdos principales funcionesson dar movilidad a los brazosy, al mismo tiempo, aportarlesestabilidad suficiente para facilitarsu rotación, funciones yactividades en general. Paradójicamente,es en dicha "maniobrabilidad"donde reside el"punto débil" de los hombros,traducible en una lesión muyhabitual: la luxación. A ello sesuma la…
El hombro constituye una
compleja articulación cuyas
dos principales funciones
son dar movilidad a los brazos
y, al mismo tiempo, aportarles
estabilidad suficiente para facilitar
su rotación, funciones y
actividades en general. Paradójicamente,
es en dicha 'maniobrabilidad'
donde reside el
'punto débil' de los hombros,
traducible en una lesión muy
habitual: la luxación. A ello se
suma la inestabilidad derivada
de las estructuras óseas del
hombro que no encajan como
en la rodilla o tobillo, porque
la cabeza del húmero (hueso
que va del codo al hombro) es
tres veces mayor que la cavidad
que lo alberga, y ésta, a
su vez, es poco profunda.
Hablamos, pues, de luxación
o dislocación de hombro
cuando el principal hueso del
brazo, esto es, la cabeza del
húmero, se 'sale' de su cavidad
articular, lo que deja al
brazo momentáneamente inutilizado,
incapaz de rotar y
con una sensación intensamente
dolorosa, quemante,
con hormigueos irradiados al
brazo y la mano.
Causas
La luxación de hombro suele
aparecer como consecuencia
de un golpe directo (traumatismo)
sobre el hombro, ya sea
durante un 'encontronazo' con
otro jugador en un determinado
deporte, o por aplastamiento
tras una caída en la que todo
el peso del cuerpo recae
sobre el codo o la mano con el
brazo ligeramente separado.
Ésta es la causa más frecuente.
También es causa de luxación
un movimiento brusco y
forzado del brazo en una postura
de elevación y rotación
externa (tracción muscular),
como ocurre, por ejemplo, en
las crisis epilépticas y en casos
de electrocución, o al desplazar
enérgicamente el brazo
hacia atrás, movimiento éste
último observable en jugadores
de baloncesto cuando recogen
un rebote con los brazos
elevados.
De igual modo, en casos
de debilidad articular y ósea
como consecuencia de enfermedades
debilitantes (cáncer
o tuberculosis, por ejemplo) es
posible la luxación espontánea.
Pero es en deportes como
el judo, hockey, rugby, fútbol,
lucha libre, esquí, ciclismo,
motociclismo, balonmano y
en los deportes ecuestres donde
se registra el mayor número
de lesiones de esta índole,
mientras que en prácticas deportivas
que implican movimientos
repetitivos del brazo
(natación, tenis o pádel), el
húmero puede desplazarse y
volver espontáneamente a su
posición natural (subluxación
del hombro). Todo ello explicaría
por qué este tipo de lesiones
afecta sobre todo a varones
jóvenes deportistas.
Tratamiento
Los especialistas distinguen
entre tratamiento de urgencia,
que es aquel en que se
realiza el encajamiento de la
articulación con relativa facilidad,
y el tratamiento definitivo,
que intenta evitar futuras
luxaciones. En jóvenes con tres
o menos episodios de luxación
anterior se puede recurrir a la
cirugía artroscópica, mientras
que en pacientes que han sufrido
episodios múltiples de luxación
-más de tres o cuatro
veces seguidas- para mayor seguridad
se recurre a la cirugía
tradicional.
En el momento de producirse
la luxación es aconsejable,
en primer lugar, aplicar
hielo en la zona lesionada y
sujetar el brazo en una posición
cómoda mientras se espera
la llegada del médico -o
acudir al servicio de urgencias
más cercano- para que éste
proceda a reducir (volver a colocar)
el hombro en su posición
original. No es prudente
mover la zona o articulación
dañada, ni intentar corregir la
deformidad, ni tampoco aplicar
pomadas o analgésicos.
Es muy importante la rapidez
de la actuación médica, ya
que a la media hora de producirse
la lesión la musculatura
empieza a contracturarse
(contracción involuntaria, duradera
o permanente, de uno
o más grupos musculares). En
este proceso de recolocación,
fácilmente realizado por el
médico, es frecuente oír un
sonido característico que indica
que el hombro ha vuelto a
su lugar habitual.
No obstante, sólo una radiografía
u otras exploraciones
complementarias (ecografía,
TAC o resonancia magnética)
confirmará que la recolocación
es correcta, o si hay una fractura
asociada o complicaciones
como desgarro de la cápsula
que envuelve al húmero y
daño en los ligamentos de la
zona. Dependiendo del grado
de violencia del golpe, puede
ocurrir que se produzca una
rotura arterial -poco frecuentee
incluso rotura de nervios que
afecten al circunflejo (nervio
mixto y sensitivo que inerva la
región del hombro); en pacientes
de edad media es frecuente,
asimismo, que resulte
dañado el manguito rotador
que rodea la articulación del
hombro.
Los especialistas advierten
que, cuando se ha sufrido una
dislocación de hombro, hay
muchas probabilidades de
que ésta se vuelve a repetir
(recidiva). De hecho se estima
que, tras una primera luxación,
la probabilidad de recidiva
rondaría el 50% de los
casos, y es más: se ha observado
que cuanto más temprana
es la edad en que se ha
producido la primera luxación
-antes de los 18 años- existe
un 95% de posibilidades de
que derive en una inestabilidad
crónica o luxación recidivante.
En estos casos, la salida
del hombro puede producirse
por causas aparentemente tan
simples como darse la vuelta
en la cama.
Es muy conveniente seguir
al pie de la letra las indicaciones
del médico para evitar que
el problema vuelva a aparecer,
como abstenerse de realizar
actividades deportivas o de
otra índole que impliquen movimientos
bruscos, durante un
mínimo de dos o tres meses,
hasta que la articulación haya
recuperado totalmente la movilidad
y la fuerza.
La persona afectada deberá
llevar el brazo en cabestrillo
durante al menos cuatro semanas
-procurando siempre
respetar el tiempo establecido
por el especialista- y realizar
los ejercicios de rehabilitación
recomendados para fortalecer
los músculos de la zona. Mediante
la rehabilitación es posible
disminuir la reaparición
de la lesión, que es el mayor
problema de las luxaciones de
hombro.
La artroscopia
Un recurso adicional y cada
vez más en boga para tratar
determinados casos de luxación
de hombro es la cirugía
artroscópica, una técnica empleada
también en el tratamiento
de otras articulaciones,
como rodilla, codo, muñeca,
tobillo, cadera e incluso en las
intervenciones de columna. Es
un procedimiento de cirugía
mínimamente invasiva, que
permite realizar diagnósticos y
tratamientos de lesiones en articulaciones,
reinsertar los ligamentos
y retornar a su sitio la
cápsula de la articulación.
Mediante la artroscopia se
introducen en la articulación
un sistema de lentes conectado
a una cámara de vídeo
que permite visualizar las estructuras
intraarticulares y,
consecuentemente, el alcance
de la lesión. Las principales
ventajas de la cirugía artroscópica
son la mayor rapidez
en la recuperación funcional
de la articulación, menor dolor
postoperatorio, menor estancia
hospitalaria y mayor
rapidez en la incorporación a
la vida social.
Más información:
www.secot.es
www.teknon.es