Redacción, Madrid.- La reducción del dolor a niveles aceptables para el paciente con cáncer es siempre un objetivo realista y, sin embargo, la prevalencia del dolor tratado inadecuadamente sigue siendo exageradamente elevada. Es uno de los síntomas más frecuentes en aproximadamente el 70 por ciento de los procesos oncológicos, y presenta una intensidad entre moderada y severa en la mitad de los pacientes y en un 30 por ciento puede clasificarse de "muy severa o intolerable".

Éstos son los principales puntos de partida del libro "Dolor y Cáncer: Hacia una Oncología sin dolor", en el que han participado 30 especialistas de toda España, y que ha sido presentado en Madrid bajo el patrocinio de Janssen Cilag. En opinión de sus principales autores, el profesor Manuel González Barón, director de la Cátedra de Oncología y Medicina Paliativa de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz de Madrid, y del doctor Amalio Ordóñez Gallego, jefe de sección del citado servicio hospitalario y también profesor asociado de dicha Cátedra de la UAM, el libro pretende ser una exposición sistemática de los problemas del dolor y de sus mecanismos fisiopatológicos y los de la emoción, así como de los fundamentos farmacológicos de la analgesia y las vías de transmisión y la visión integrada del propio dolor y su terapia.

Tal y como ha destacado el profesor González Barón "el dolor no debe ser contemplado como un síntoma aislado dentro de un proceso patológico oncológico, pues es origen de problemas interpersonales con el entorno, amén de la merma en la capacidad funcional del enfermo, teniendo en definitiva una repercusión muy alta en su calidad de vida". Paralelamente " ha añadido el director de la Cátedra de Oncología de la UAM – "es evidente que el dolor es responsable directo de trastornos emocionales que condicionan una peor respuesta a los tratamientos activos oncológicos".

Por tanto, deberíamos hablar del dolor total, que incluye aspectos psicológicos, espirituales y sociales, como factores a tener en cuenta para un buen control del mismo". Este especialista insiste también en el concepto de "Oncología integral" que supone no quedarse en el dolor físico del enfermo y afrontar toda su problemática existencial, "comenzando por la información, el diálogo sereno y sincero, pero al mismo tiempo exploratorio e intervencionista, entre el propio paciente y una persona decidida a ayudarle amorosamente". Por este motivo, concluye este experto, "el que mejor puede tratar al paciente con dolor y cáncer es el propio oncólogo que le lleva".

Una de las características más importantes del dolor oncológico de cara a su tratamiento es la diversidad de causas que pueden producirlo. El dolor tumoral puede estar provocado en un 70 por ciento por el propio cáncer o relacionado directamente con él, por la infiltración tumoral del hueso de origen primitivo o metastásico, de la fascia muscular, de los vasos sanguíneos, o por la infiltración y obstrucción de las vísceras huecas e infiltración de los troncos nerviosos, o también motivado por debilidad y mal estado en general, así como por úlceras por decúbito, flebitis, infecciones, inflamaciones de los tejidos contiguos a la masa tumoral o fracturas patológicas. El otro 30 por ciento restante será derivado de las complicaciones del tratamiento tales como neurotoxicidad por fármacos, mucositis, lesiones postirradiación y neuropatías postamputación.

A pesar de que el dolor es el síntoma predominante en las consultas de Oncología, llegando a representar el 74,5 por ciento de los casos, en los últimos treinta años, no se ha publicado ningún estudio sobre los mecanismos del dolor en el cáncer, confirmando que, si bien se está investigando mucho sobre la fisiopatología del dolor en sus aspectos generales, se investiga muy poco sobre las características del dolor crónico canceroso en la enfermedad terminal. En opinión del profesor González Barón, "llama la atención por qué los médicos y especialistas en la salud en general damos tan poca importancia al problema del dolor en estos enfermos". El promedio de prevalencia del dolor en enfermos con cáncer es según los estudios realizados en todos los estadios evolutivos, del 51 por ciento (2779 de los 5410 pacientes estudiados) y del 74 por ciento (7067 pacientes de los 9007 estudiados) en los estudios realizados en enfermos en situación avanzada.

Así, aunque según la OMS, con una correcta aplicación de su escalera analgésica, el 90-95 por ciento del dolor por cáncer se puede controlar, "la falta de interés y formación por parte de los profesionales sanitarios ha llevado a tratar la mayoría de las veces el dolor oncológico de una forma empírica", han señalado estos expertos

Resultados preliminares de un estudio sobre el sufrimiento

El capítulo final del libro incluye los resultados preliminares de un estudio diseñado y realizado en la Cátedra de Oncología y Medicina Paliativa de la UAM y en el Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz de Madrid, que según el profesor González Barón "es un proyecto muy ambicioso que se culminará cuando se hayan encuestado a 500 pacientes, pero cuyos resultados preliminares merecían adelantar algunas conclusiones".

Estos primeros resultados muestran que las personas que se sienten mejor y sufren menos son aquellas que no tienen o tienen poco dolor, y que dan significado a su vida y a lo que les está ocurriendo y que utilizan diferentes estrategias que les ayudan a afrontar mejor su enfermedad. Así, "los enfermos opinan que poder hablar les ha servido para desahogarse y darse respuestas sobre su situación", ha indicado este experto. Como conclusión, se puede afirmar que un buen control de los síntomas conjuntamente con un apoyo emocional en el que se ofrezca al paciente un trato cordial, que se tenga en cuenta a su familia, se le acompañe y se le escuche, así como informarle y ayudarle a potenciar sus propios recursos para hacer frente a la situación, puede ayudar a aliviar el sufrimiento de estas personas.