E.P.- Más de la mitad, concretamente, el 53 por ciento de los pacientes atendidos en un programa de mantenimiento con metadona abandona la terapia en algún momento, según los resultados de una investigación realizada en el Hospital de Poniente, de la localidad almeriense de El Ejido. Según los datos obtenidos en este trabajo, el 23 por ciento de los abandonos se relaciona con el ingreso en prisión de los pacientes.

En este estudio han participado un total de 125 pacientes, que acudían al citado centro hospitalario para la administración de metadona. Según han indicado los responsables de la investigación, los sujetos en tratamiento sustitutivo son varones en el 94,7 por ciento, con una media de edad de 32 años y que en el 63,8 por ciento de los casos tienen una ocupación laboral En lo que se refiere a las condiciones sociales de los participantes en el estudio, un 81,9 por ciento de los pacientes convive con su familia, pareja o amigos, frente al 18,1 por ciento que vive solo. En cuanto al estado civil y personas a su cargo, el 54,3 por ciento son solteros, y el 50 por ciento de los pacientes manifiesta no tener hijos.

Respecto a los hábitos de consumo de drogas, el 98,9 por ciento son fumadores. La primera droga que consumen con más frecuencia, excluyendo el tabaco, es el cannabis con una tasa que llega hasta el 63,8 por ciento, seguido del 20, 2 por ciento que consumen cocaína, y del 11,7 por ciento con respecto al consumo de heroína, y un 3,2 por ciento de los participantes en el estudo ingieren alcohol.

Además, según señalan los responsables de la investigación, el 23 por ciento de los casos analizados en el estudio precisa asistencia en servicios ambulatorios de salud mental, junto al programa de mantenimiento con metadona. Entre las conclusiones fundamentales del estudio se destaca que "el cannabis adopta su papel como droga de inicio o puerta de entrada en el consumo de otras sustancias ilegales, por lo que cabría plantearse considerarlo como marcador de riesgo de otras adicciones".

Por otra parte, se indica que "las creencias que justifican el consumo de cocaína tienen un soporte social importante, entre las que se encuentran su supuesta inocuidad, el aparente control, y la asociación de estas drogas con actividades lúdicas, que explica la elección como primera droga de consumo en un número importante de casos".