Ciertos medicamentos comúnmente utilizados para tratar la acidez gastrica, el reflujo ácido y las úlceras pueden tener efectos perjudiciales en los riñones, según concluyen dos estudios que se presentan en la Semana del Riñón 2016 de la Sociedad Americana de Nefrología, que se celebra hasta el domingo en Chicago, Illinois, Estados Unidos.
Los inhibidores de la bomba de protones (IBP) y los bloqueadores del receptor de la histamina-2 (H2) se usan comúnmente para reducir la producción de ácido gástrico. Pietro Manuel Ferraro, de la 'Fondazione Policlinico Universitario A. Gemelli' de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, en Roma, Italia, y sus colegas examinaron la información de 187.330 participantes del 'Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud' (HPFS) y del 'Estudio de Salud de las Enfermeras' (NHS) I y II que inicialmente estaban libres de cálculos renales.
Durante un seguimiento de hasta 12 años para los IBP y de 26 años para los bloqueadores H2, se desarrollaron 3.245 cálculos renales sintomáticos. Después de ajustar por una serie de factores como edad, raza, índice de masa corporal, actividad física, tabaquismo, comorbilidades, uso de medicamentos y consumo de nutrientes, el uso de IBP se asoció con un 12 por ciento más de riesgo de desarrollar un cálculo renal y el consumo de bloqueadores H2 con un 13 por ciento más de riesgo.
En un subgrupo de participantes, el uso de IBP se vinculó con menor excreción urinaria de calcio, oxalato, citrato y magnesio, que son componentes de los cálculos renales. 'El uso de IBP y bloqueadores de H2 se relaciona con un pequeño aumento en el riesgo de incidentes de cálculos renales. Es necesario realizar más estudios para confirmar nuestros hallazgos e investigar si el exceso de riesgo está relacionado con un tipo particular de cálculos renales como los de oxalato de calcio', dice el doctor Ferraro.
Un 30 por ciento más de riesgo de enfermedad renal crónica
En un segundo trabajo, Yan Xie, de 'VA Saint Louis Health Care System', en Estados Unidos, y sus colegas examinaron los supuestos actuales de que la enfermedad renal crónica que puede surgir al uso de los IBP es secundaria a la recuperación incompleta de la lesión renal aguda (LRA).
Cuando los investigadores analizaron información en la base de datos nacional del Departamento de Asuntos de Veteranos sobre 152.157 usuarios de IBP o bloqueadores de H2, el uso de IBP se relacionó con un 30 por ciento más de riesgo de desarrollar enfermedad crónica renal o un punto final combinado de insuficiencia renal o más del 50 por ciento en la tasa de filtración glomerular estimada (una medida de la función renal) en comparación con el uso de bloqueadores H2 en ausencia de LRA.
'La confianza en la LRA como marcador de potenciales eventos renales adversos en los tratados con IBP no es suficiente --considera Xie--. Vigiar el uso de IBP -- incluso en ausencia de lesión renal aguda-- y una atención cuidadosa a la función renal en los usuarios de IBP puede ser un enfoque razonable'.