La evolución de la Medicina árabe se comprende al recordar la partición del Imperio Romano que ocurrió a la muerte de Teodosio el Grande, en el año 395. Occidente fue legado a su hijo Honorio, mientras que el Imperio de Oriente le correspondió a Arcadio.
Fue muy diferente la futura suerte de ambos imperios, pues mientras el de Occidente se descomponía, entre otras causas por la invasión de los bárbaros y las continuas epidemias, el de Oriente cobró esplendor, que conservó hasta la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453.
Con los textos médicos ocurrió otro tanto, pues mientras en Occidente se perdieron casi en su totalidad, en Bizancio se conservó el saber médico a través de los textos clásicos helénicos y romanos.
Hay una fecha en la Historia que marca un hito en el devenir político y sociocultural del mundo entonces conocido. Es el año 622, el de la Hégira, el año en que comienza la expansión árabe bajo el nuevo credo islámico. En aquel año se inicia la conquista militar de nuevos territorios, pero los árabes ponen buen cuidado en la conservación de los conocimientos científicos de los pueblos conquistados que los sincretizan con su propio acervo cultural.
La contribución árabe en materia médica estaba representada por la llamada “Medicina del Profeta”, que se reducía a unos pocos conocimientos empíricos sazonados con buenas dosis de creencias sobrenaturales.
Mahoma incorporó también el ritual de la circuncisión, como antes lo habían hecho los judíos imitando a los egipcios. El motivo de recomendar Mahoma tal práctica fue higiénico más que religioso, ya que en un principio se adoptó por los camelleros, dado que la escasez de agua en el desierto dificultaba la higiene del glande. Los beduinos del desierto, obligados al continuo nomadeo, fueron en un principio los destinatarios de esta Medicina.
Estas tradiciones, recogidas luego en una serie de hádices, sirvieron a los guerreros, como palabra del Profeta, y a la vez se fusionaron, como hemos dicho, con la cultura clásica y autóctona de los pueblos conquistados.
La expansión fue tremenda, llegando el pueblo árabe a dominar casi todo el mundo conocido, constituyéndose un centro de gravedad cultural entre Alejandría y Bagdad, que llega a Samarcanda por el Este y a Toledo y Córdoba por Occidente (H. Schippergs, 1971). Este núcleo cultural va aumentando de tal manera que servirá de modelo a los médicos de Occidente durante varios siglos, de tal forma que puede decirse que, sin la aportación de la Medicina árabe, a lo largo de la segunda mitad del siglo VIII y todo el siguiente, la Medicina occidental había sufrido un retraso de grandes proporciones. Pero esta ciencia que se trasmite está ya muy modificada, pues la Medicina helénica y romana se ha ido transformando merced a la acción de las escuelas de Bizancio, radicada en sus conventos. Como resultado, esos saberes médicos podrán ser ya aceptados por hebreos, cristianos o árabes.
El primer escollo estuvo en la traducción de los textos, que se debía hacer del griego al árabe, pasando por el siríaco o el hebreo, labor que se realizó bajo la dirección de Hunain ibs Ishag (809-873) en Bagdad, y en Al-Andalus del latín al árabe, por lo que fue preciso establecer escuelas de traductores.
Se comprende que los factores religiosos modulasen algo el concepto de la Medicina. Era fundamental la oración en la curación de los males, pero sólo en tanto en cuanto la actuación divina se proyectaba en la propia sabiduría del médico, con lo que se eludía el concepto de milagro, a pesar de lo cual la percepción que del médico tenía el pueblo era muy alta, de tal manera que era llamado popularmente Alhakim, o sea sabio en el sentido más amplio.
La cirugía tuvo muy poca transcendencia en el pueblo árabe, dado que las disecciones sobre los cadáveres eran prácticas prohibidas al existir una vida sobrenatural. Casi toda la actuación quirúrgica del médico se reservaba a la cauterización y la provocación del pus en la herida (pus loable), aunque existían médicos de segunda categoría, incultos e ineptos que hacían algunas intervenciones de cirugía menor, como incisiones, cauterizaciones o sangrías. Los cirujanos empleaban un sistema de anestesia general colocando sobre la boca del enfermo una esponja empapada en una droga hipnótica.
Fue a principios del siglo X cuando el califa de Bagdad intentó acabar con el intrusismo médico, concediendo títulos (ichazas) a los que demostrasen una general reputación.
Los estudiantes de Medicina, una vez recibida su ichaza de médico tras hacer sus prácticas con un maestro reconocido o en un hospital, podían pasar a uno de estos centros, existiendo hospitales muy importantes, como los muy acreditados de El Cairo, Bagdad y Damasco. El más especializado fue el de Mansul, en El Cairo, donde había “salas” para diferentes dolencias (Oftalmología, enfermedades de la mujer, diarreas). Los árabes fueron pioneros también en la disposición hospitalaria de la documentación clínica, ya que, en Bagdad, se hacían, se archivaban y se comentaban en grupos las historias clínicas, ejercicio fundamental para valorar la evolución del enfermo, actividad que impuso Rhazes. El hospital de El Cairo, asimismo, fue el embrión de los primeros seguros de enfermedad al recibir cada enfermo cinco monedas de oro mientras durase su proceso.
En general, se puede afirmar que el gran desarrollo, planificación y funcionamiento de los hospitales es una de las más espléndidas aportaciones de los árabes a la Medicina del futuro. El centro médico de Gundishapur, en la Persia sasánida, fundado por los nestorianos en el siglo V, siendo ya excelente, alcanzó su máximo esplendor con los musulmanes.
Médicos históricos y su herencia
Citaré ahora algunos nombres de médicos que con su doctrina colaboraron a la Medicina y cirugía del futuro y que ya están en la historia.- Ibn al-Beitar nació en el año 575 de la Hégira (1197 d.C.) en Malaka. Atendía por los calificativos de “el hijo del veterinario” o “el boticario”. La historia se ha comportado con él de una forma un tanto injusta. Dedicó su vida al estudio y clasificación de las plantas y sus efectos sobre las enfermedades, labor que recogió en su obra Magna colección de medicamentos simples (Chami Almofridat addwiya wa alagdiya). Viajó por el mundo árabe hasta terminar en Damasco donde fue nombrado Gran Visir. La importancia para nosotros de su magna obra (Chami Almofridat) se debe más que a su valor científico, al hecho de contener –en denominaciones y descripciones de los medicamentos simples– un alto valor filológico, siendo uno de los pocos testimonios escritos, autorizados, de la génesis de la lengua castellana, de la primitiva y popular habla romance de la Península Ibérica. Por esto creemos que la historia no le ha hecho justicia.
- Ibn al-Nafis trabajó en el Cairo (siglo XIII). Detalló por primera vez la circulación menor o pulmonar que luego describiría ‘oficialmente’ Servet.
- Rhazes (850-923), persa, escribió muchos textos de anatomía, radicando uno de sus méritos en servir de nexo de unión entre la doctrina helénica y la árabe. Su obra El Haoui (Kitab al-hawi) se encuentra entre los textos más importantes de la Medicina árabe, y su nombre está asociado al hospital de Bagdad, concebido por él. Valiosa aportación al campo de la Medicina fue precisamente el concepto que tenía de la estructuración de un hospital, dividido en departamentos especializados en determinados procesos.
- Avicena (980-1037) es imposible omitirle. Su autoridad es comparable a la de Galeno. Su obra Canon fue texto de Medicina durante más de 500 años.
- El cordobés Abulcasis (Abul-l-Qasim) (903-1013) sí merece aquí un lugar destacado, pues a mediados del siglo X escribió una enciclopedia que fue el verdadero fundamento de toda la técnica quirúrgica posterior.
- Entre las aportaciones de Abulcasis a la cirugía, merece citarse la técnica de operar la fístula anal, la litotricia y las tallas perineales. Inventó el fórceps y diverso instrumental para intervenciones óseas, de ojos y de estómago, siendo uno de los primeros que utilizó la ligadura de los vasos para cohibir las hemorragias.
- La sistematización de los cirujanos en las operaciones consistía primero en pedir ayuda a Dios Todopoderoso en el trabajo arriesgado que iban a realizar. Luego se cortaban las uñas, se lavaban bien las manos, después limpiaban el campo operatorio con vino o vinagre y finalmente procedían a la intervención.
- En las heridas aconsejaba Abulcasis limpieza completa y apósito durante tres días, pasados los cuales, si no había cicatrizado o se había infectado, había que meter el dedo en el interior para evacuar la sangre coagulada y lavarla con vinagre, agua y sal.
- Avanzar fue un verdadero humanista sevillano (1091-1162), que se apartó muy elocuentemente de la Medicina galénica. Se ocupó de temas tan variados como la astrología, las enfermedades infecciosas, la nutrición, la Farmacia y la alquimia. Describió algunas técnicas quirúrgicas de urgencia, como la traqueotomía, que la practicaba con gran exactitud.
- Averroes (1126-1198) aportó poca novedad a la Medicina, moviéndose más en el terreno de la filosofía. Sin embargo, su contribución al concepto de enfermar y a los procederes de la Medicina del momento fueron muy importantes, ya que defendió la total separación de la Iglesia y el Estado, de modo que cada una debería ejercer sus propias funciones, la espiritual aquella y este el gobierno de los problemas temporales de la comunidad.
- El averroísmo político fue el inicio de la doctrina del Estado moderno, que encuadraba la autonomía, la separación de la Iglesia de los restantes aspectos de la vida, incluido el de la salud.
- Maimónides (1135-1204) fue un judío cordobés que alcanzó honra en El Cairo donde llegó a ser médico del sultán Saladino. Tradujo el Canon de Avicena y escribió su famoso Libro de Preceptos en forma de cartas a Saladino. Fue el pensador judío más importante de todos los tiempos, en palabras del hebraísta Carlos Carrete Parrondo. De él dijo Avicena: “Si la luna se hubiese dirigido a él, también la habría curado de sus eclipses”.
- Fue, sobre todo, un pensador que originó una enorme influencia en judíos, musulmanes y cristianos a través de obras tan magnas como Aforismos medicinales, Amor et circumcisiones.