Redacción, Madrid.-Mejorar los recursos y con ello la calidad de la atención sanitaria, facilitar el acceso a la formación científica de los profesionales médicos, compartir experiencias y conocimientos sobre patologías que afectan en diversos lugares del mundo," Estos han sido algunos de los objetivos que, según el doctor José Manuel Solla, presidente de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), se propusieron los organizadores del II Iberoamericano y I Congreso Nicaragüense de la Medicina General.

El Congreso, organizado por la SEMG y la Sociedad Nicaragüense de Medicina General (SONIMEG), "es un gran avance del proyecto", según ha confirmado el doctor Solla, para quien este segundo encuentro iberoamericano "ha supuesto la consolidación de la colaboración entre los médicos generales españoles y aquéllos que ejercen no sólo en Nicaragua, sino también en Bolivia "sede del primer congreso de estas características- y México "lugar donde se celebrará el próximo encuentro en el 2005". De ahí, que la SEMG haya aprovechado esta ocasión, en Managua, para la promoción de una Federación Iberoamericana de Médicos Generales.

Entre otros muchos aspectos, el II Iberoamericano y I Nicaragüense de la Medicina General ha servido, tal como se ha informado desde esta Sociedad Científica, para poner sobre la mesa una reivindicación: la falta de recursos en la atención sanitaria del país anfitrión. Así, y a modo de ejemplo, durante el congreso se habló de carencias como la falta de acceso a fármacos destinados a combatir enfermedades tan prevalentes como la diabetes o el asma.

Ésta es una problemática que afecta al caso concreto de Nicaragua, donde, según los responsables de SONIMEG, "solamente el 40 por ciento de la población que accede a un servicio de salud consigue medicamentos y, aun así, los consigue de forma irregular". Según estos médicos generales, la causa hay que buscarla en la insuficiencia presupuestaria asignada desde el gobierno del Estado.

Luchar para cambiar ésta y otras realidades que afectan al colectivo médico de otros países parece ser una de las prioridades de la SEMG. En palabras del presidente de esta Sociedad Científica, "poner sobre la mesa estas carencias contribuye a crear una masa crítica que puede cambiar el rumbo de las cosas, pero, además, resulta una oportunidad única para la enseñanza interactiva de unos profesionales que, de otro modo, ven muy limitadas sus oportunidades de formación y acceso a la bibliografía científica internacional".

Según datos aportados por la SEMG, al referido Congreso acudieron más de 500 médicos iberoamericanos: de Bolivia, México, Cuba, El Salvador, Honduras, Costa Rica y de Nicaragua, a los que se añaden más de medio centenar de facultativos españoles. "Estos últimos no sólo han participado como congresistas, sino que también han sido ponentes en cursos, talleres y conferencias", según se ha señalado desde esta entidad científica.

Sida y muerte materna,

retos para los médicos nicaragüenses

Además de la situación profesional de los médicos iberoamericanos, este evento ha servido para abordar y poner en común algunos problemas sanitarios de gran envergadura en los países latinoamericanos, como son el sida o la mortalidad de la madre a causa del embarazo o del parto.

Así, se presentaron los datos del Programa de Vigilancia Epidemiológica del Sida en Nicaragua, puesto en marcha en 1987, y de donde se desprende que, en este país, actualmente se detecta un nuevo caso cada día.

Desde sus inicios y hasta el momento, el Programa de Vigilancia ha registrado casi 1.500 casos, 700 de los cuales entre la población de la capital nicaragüense. La principal vía de contagio son las relaciones sexuales, que copan prácticamente el 90 por ciento de los casos.

Finalmente, los médicos generales mostraron su preocupación acerca de los datos esgrimidos desde UNICEF sobre la mortalidad materna en los países americanos y que señalan que cada 25 minutos muere alguna mujer a causa del embarazo o el parto. En los países de la América Latina existe una tasa de 190 muertes por cada 100.000 nacimientos vivos, mientras que en Nicaragua la incidencia es de 149 mujeres por 100.000 nacimientos.