Redacción.- 'Los niños menores de diez años recuperan totalmente la función y sensibilidad de su mano tras la sutura total o parcial de una lesión del nervio periférico',aseguró el profesor Göran Lundborg, especialista del departamento de Cirugía de la Mano del Hospital Universitario de la localidad sueca de Malmö, con motivo del XVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Cirugía de la Mano, celebrado recientemente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra.
La mano, considerada como una extensión del cerebro al exterior recibe su capacidad sensitiva y funcional de los nervios periféricos del brazo. Por ello, la lesión de uno de estos nervios supone un profundo efecto en la función motora y sensorial de la extremidad. El cerebro dispone de un mapa corporal compuesto por diversas áreas en las que se representa cada región anatómica, ya que aunque en la mano se localiza el sentido del tacto en las yemas de los dedos, la percepción real y la interpretación se canalizan a través de estructuras cerebrales. Según explicó el profesor Lundborg, 'dentro de los sistemas del organismo la mano está especialmente vinculada a su mapa correspondiente en el cerebro, por eso su lesión o amputación se refleja automáticamente en la organización del mapa cerebral.
Un nervio cortado tiende a crecer en torno a un milímetro por día, pero muy a menudo lo hace en un área periférica equivocada. Esta circunstancia supone la principal causa por la cual el paciente no recupera la sensibilidad completa, ya que según han señalado los expertos que no se trata de una cuestión de la técnica quirúrgica sino de la representación del mapa de la corteza cerebral. 'La mente de los adultos presenta grandes dificultades para interpretar los nuevos mensajes sensoriales, lo que hace más compleja la recuperación funcional. El caso de los niños es diferente', según ha insistido este especialista sueco. El profesor Lundborg señaló además que esta posibilidad de recuperación total disminuye progresivamente conforme aumenta la edad del paciente. 'La idea se asemeja al hecho de que el cerebro tiene que aprender un nuevo idioma. Ante esta situación es preciso reeducar al cerebro a interpretar adecuadamente el sentido del tacto' ha explicado el especialista sueco.
Para corregir la ausencia de sensibilidad y de representación de la mano en la corteza cerebral que se presenta en los tres primeros meses tras la intervención, los investigadores del Hospital Universitario de Malmö han puesto en marcha un nuevo protocolo de actuación que proporciona sensibilidad artificial. 'Se trata de un guante sensorial que lleva incorporados unos micrófonos, de manera que cuando el paciente toca un objeto puede reconocerlo a través del sonido. Hemos comprobado que los pacientes que se apoyan en este sistema desde el primer día del postoperatorio, desarrollan una mayor capacidad para identificar materiales.
'Además - continuó Lundborg - muestran una mejora de su función significativamente mayor que las personas que no se someten a este sistema. Estos resultados demuestran que para devolver la sensibilidad y la función de la mano es fundamental la participación conjunta del tacto, el oído, la vista, el olfato e incluso el gusto'.