Redacción, Madrid.- La Sociedad Neumomadrid calcula que cada año la gripe afecta entre un diez y un 20 por ciento de la población general, aunque los sectores más afectados siempre son los niños y los ancianos. En cuanto al mejor tratamiento, el neumólogo Carlos J. Álvarez ha señalado que la gripe, por lo general, "no necesita más que reposo, beber abundantes líquidos y un antitérmico como el paracetamol".

En el caso de que la enfermedad se alargue unos días, este especialista aconseja ingerir algún fármaco antiviral específico, que acorta el tiempo de resolución y la intensidad de los síntomas, aunque puntualiza que esta medida sólo es eficaz "si se toma desde el primer día y si el cuadro se debe al virus gripal".

Los expertos indican que la gripe, causada por los virus Influenza A y B, se caracteriza por una fiebre de inicio relativamente brusco, malestar general, dolores musculares y cansancio, asociados normalmente a la tos, dolor de garganta y a veces, incluso, catarro.

Asimismo, la gripe puede producir complicaciones importantes, sobre todo en personas mayores, que viven en residencias, así como personas con enfermedades crónicas o cardiovasculares. A este sector de la población se le denomina de alto riesgo, con lo cual gran parte de las campañas sanitarias de vacunación van destinadas a ellos. El doctor Álvarez asegura que es "muy importante" la vacunación a estas personas, ya que "está demostrado que disminuye el número de muertos, de neumonías, de ingresos hospitalarios por problemas respiratorios, cardiacos, cerebrovasculares y el número de visitas al médico y a urgencias".

Otros sectores a los que se les recomienda la vacunación son las personas con inmunodepresión, mujeres gestantes, en el segundo o tercer trimestre, personas con estrecho contacto con gente mayor, niños o cuidadores de niños pequeños.

Vacuna con antígenos de tres cepas

La vacuna es la mejor medida de prevención, tanto para la población general como la de alto riesgo. Ésta se realiza cada año con las últimas cepas que circularon el año anterior o bien con las que se conoce que están produciendo enfermedades en el mundo, bajo las directrices de la Organización Mundial de la Salud. La vacuna se compone de antígenos de tres cepas (dos del virus A y una del B) y se trata de una vacuna inactivada, es decir, no tiene virus viables. A partir del momento de la vacunación, el efecto llega a las dos semanas.

La vacuna antigripal tiene muy pocos riesgos en la actualidad. En algunos casos puede dar reacciones locales, como un poco de dolor e inflamación. A veces, incluso puede provocar algo de fiebre ligera o mialgias dentro de las 24 horas siguientes. Es muy frecuente en la gente vacunada que tras la inyección puedan notar una infección respiratoria. Según el doctor Álvarez, "esto se debe a que el periodo vacunal, en otoño, coincide con la diseminación de muchas enfermedades respiratorias virales que la vacuna no evita pero tampoco favorece".