El
Día Mundial del Cerebro, que se celebra este 22 de julio, es una iniciativa impulsada por la
Federación Mundial de Neurología que tiene como objetivo aumentar la conciencia sobre la salud cerebral y promover la investigación y el tratamiento de enfermedades neurológicas. La neuroinflamación es en la actualidad uno de los temas más investigados para conocer las enfermedades neurodegenerativas.
En concreto, estudios recientes han profundizado en el papel de la neuroinflamación en enfermedades como el
alzhéimer y el párkinson. Se ha identificado que la inflamación crónica del cerebro puede acelerar el proceso de neurodegeneración.
Gracias a este conocimiento se puede trabajar en terapias innovadoras que desarrollan fármacos antiinflamatorios específicos para reducir la neuroinflamación y ralentizar la progresión de estas enfermedades. Arcadi Navarro Cuarriellas y Nina Gramunt Fombuena son los autores del libro ‘Neurodegeneración y alzhéimer. Avances tecnológicos y de investigación para su prevención y tratamiento’, de LID Editorial.
Estos especialistas se han referido a los beneficios de reducir la inflamación para evitar la demencia. “Las actividades sociales reducen la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, aterosclerosis, hipertensión, niveles más altos de inflamación, deterioro de la función inmunológica y limitaciones de movilidad”.
Por ello, han barajado la hipótesis de que la salud cardiovascular y la inflamación influyen directamente en la salud cerebral. En su libro, los autores han recomendado el consumo de ácidos grasos omega-3, especialmente el DHA (ácido docosahexaenoico). “Las personas con alzhéimer tienen niveles más bajos de este ácido graso que las personas sanas. Además, el uso de DHA como complemento en la dieta reduce la acumulación de beta amiloide, disminuye la neuroinflamación y favorece la circulación sanguínea”.
La SEN apuesta por la prevención
Por su lado,
la Sociedad Española de Neurología (SEN) ha apostado por la prevención para afrontar la mayoría de las enfermedades neurológicas, que, como ha recordado este 22 de julio, “no tienen cura”.
Jesús Porta-Etessam, presidente de la SEN, ha apuntado que “en los últimos años se ha avanzado mucho en la mejora de los tratamientos de muchas de estas patologías, pero siguen causando una gran discapacidad y mortalidad. Enfermedades como el ictus, el alzhéimer y otras demencias, la epilepsia, la esclerosis múltiple, el párkinson, la encefalitis y la meningitis o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) son las causantes de un gran porcentaje de los fallecimientos en todo el mundo. Además, junto con otras enfermedades neurológicas como la migraña, también lo son en la carga de discapacidad global”.
Terapias genéticas y celulares
La investigación en el ámbito terapéutico también ha avanzado en el campo de la edición genética. En concreto, la técnica CRISPR-Cas9 ha mostrado potencial en la corrección de mutaciones genéticas responsables de enfermedades neurológicas raras. Asimismo, los ensayos clínicos con células madre buscan la posibilidad de tratar lesiones medulares y enfermedades neurodegenerativas a través de la regeneración del tejido neuronal dañado.
Novedades tecnológicas
Tecnologías como la resonancia magnética funcional y la tomografía por emisión de positrones mejoran la capacidad de detectar cambios cerebrales tempranos asociados con enfermedades neurológicas. Igualmente, la identificación de biomarcadores en el líquido cefalorraquídeo y la sangre permite conseguir diagnósticos más precisos y tempranos.
Otra de las novedades más recientes ha sido el empleo de la estimulación cerebral profunda, originalmente utilizada para el párkinson, en la epilepsia resistente a medicamentos, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y la depresión mayor.
Intervención temprana
Los neurólogos han apostado por la detección temprana y el tratamiento de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad para prevenir su impacto negativo en la salud cerebral a largo plazo. Asimismo, los programas psicosociales de apoyo y terapia pueden ayudar a los pacientes a manejar mejor el estrés y mejorar su bienestar general.
En este sentido, la
Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA) ha aprovechado la celebración del Día Mundial del Cerebro para recordar la necesidad de proteger la salud cerebral y prevenir los problemas cognitivos. “Tener una buena salud cerebral implica la capacidad del cerebro para realizar sus funciones adecuadamente. Por tanto, incluye la facultad de procesar información, regular las emociones, coordinar los movimientos, mantener la memoria y el aprendizaje, y controlar las funciones vitales del cuerpo, entre otros aspectos”.
La Confederación ha apuntado que “una mala salud cerebral da lugar a problemas cognitivos, emocionales y de sueño. Además, aumenta el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares”.