EL MEDICO INTERACTIVO, Toledo.- La concesión o no del carné de conducir a un paciente con epilepsia para así reducir el riesgo de sufrir un accidente de tráfico no puede generalizarse a todos los enfermos. Así lo han expresado los expertos reunidos recientemente en un curso sobre 'Epilepsia en conducción', organizado por la Sociedad Española de Neurología (SEN) con la colaboración de la Universidad de Castilla La Mancha, la Sociedad Española de Medicina de Tráfico, en Toledo.
'La generalización es un error frecuente en la valoración del riesgo de accidente en un paciente con una enfermedad tan compleja como es la epilepsia. No todas las formas de epilepsia entrañan el mismo riesgo porque no todos los enfermos responden igual al tratamiento. El riesgo tampoco es similar si el paciente es un conductor eventual o profesional', aclaró el director del curso, doctor Manuel Domínguez Salgado, del Departamento de Ciencias Médicas de la Universidad de Castilla La Mancha y miembro del Comité de Neurologia y Tráfico de la SEN.
El doctor Jordi Matías-Guiu, presidente de la SEN, subrayó que esta sociedad científica considera necesario realizar actividades formativas sobre el papel de las enfermedades neurológicas en la seguridad vial, dada su alta prevalencia e incidencia. 'Es preciso realizar más actividades como este curso así como avanzar en la actual colaboración entre la SEN y la SEMT y con la Dirección General de Tráfico con vistas a crear marcos de trabajo que permitan conocer mejor esa influencia a través de la investigación'.
Los expertos coinciden en que el gran reto de futuro será que la legislación contemple la situación individual de cada paciente con epilepsia, una enfermedad neurológica que en España afecta a alrededor de 400.000 personas. A pesar de los avances logrados en el diagnóstico y tratamiento de esta patología crónica, el doctor Domínguez Salgado asegura que todavía se plantean dudas sobre su compatibilidad con determinadas actividades. Una de estas actividades es la conducción de un automóvil. 'No es fácil', dijo este experto, 'demostrar que un accidente de tráfico se ha producido en el curso de una crisis epiléptica. De hecho, se han realizado numerosos estudios comparativos de accidentes supuestamente causados por conductores epilépticos frente a los que no lo son y los resultados son dispares'.
Se junta a otros factores
Además, junto a una posible crisis epiléptica, no pueden descartarse otras variables como el mal cumplimiento de la medicación prescrita, el consumo de alcohol o la falta de sueño. 'Incluso', precisó el doctor Domínguez Salgado, 'en los accidentes cuyo conductor es un paciente con epilepsia, la causa directa del mismo era la misma que la del resto de accidentes causados por personas no epilépticas'.
Los expertos reunidos en el Paraninfo de la Universidad de Castilla La Mancha han discutido hasta qué punto los avances logrados en la última década en el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia obligan a una revisión de los conceptos básicos de esta enfermedad. 'Especialmente', comentó el director del curso, 'en el momento actual en el que nos encaminamos a una legislación común en todos los países de la Unión Europea'.
Cada vez es más frecuente que, a tenor de los estudios epidemiológicos realizados, los especialistas dejen de concebir la epilepsia como un impedimento absoluto para el manejo de vehículos de motor. Sin embargo, como indicó el doctor Domínguez Salgado, 'también es cierto que resulta difícil pronunciarse a la hora de autorizar o denegar el permiso de conducir a un enfermo que padece crisis. Habría que encontrar un punto de equilibrio entre la seguridad en el tráfico, cada vez más comprometida, y la calidad de vida de los pacientes epilépticos'. La identificación de esos criterios que hagan posible dicho equilibrio desde un punto de vista científico es la razón del curso que hoy se celebra en Toledo, bajo el amparo de la Universidad de Castilla La Mancha.
El doctor Domínguez Salgado propuso que la responsabilidad en la toma de decisiones se reparta a partes iguales entre el médico, 'que debe aconsejar o desaconsejar el uso del automóvil a su paciente', la Administración, 'que será quien finalmente autorice la licencia para conducir', y la persona afectada, 'que debe ser responsable y saber si está o no en condiciones de coger un coche'.