prueba emplea un test de ADN molecular denominado PCR específico de la metilación para detectar alteraciones genéticas que ocasionan el desarrollo del cá
24 de agosto 2011. 3:46 pm
E.P.- Especialistas en oncología urológica del Fox Chase Cancer Center (EE.UU.) han demostrado la posibilidad de identificar el cáncer de riñón, incluido el cáncer localizado en fase I, en la orina de los pacientes afectados. El nuevo trabajo se publica ahora en la última edición…
E.P.- Especialistas en oncología urológica del Fox Chase Cancer Center (EE.UU.) han demostrado la posibilidad de identificar el cáncer de riñón, incluido el cáncer localizado en fase I, en la orina de los pacientes afectados. El nuevo trabajo se publica ahora en la última edición de la revista Cancer Research.
Como ocurre con otros cánceres, un diagnóstico a tiempo del cáncer de riñón puede permitir un tratamiento curativo, mientras que el pronóstico del cáncer avanzado plantea pocas esperanzas.
El desafió de poder diagnosticar el cáncer en el momento inicial de su desarrollo se resolvería así de una forma barata, no invasiva y precisa mediante un simple test rutinario. En la actualidad, el cáncer de riñón se diagnostica mediante estudios de imagen del riñón, en las que se pueden incluir pruebas de ultrasonido, tomografías computerizadas y/o resonancias magnéticas. La biopsia de la masa renal es a menudo difícil de interpretar o puede dar un resultado falso negativo.
En el presente trabajo, los investigadores emplearon un procedimiento común de laboratorio para testar la orina de 50 pacientes con cáncer de riñón. Un total de 44 de éstos pacientes mostraron cambios genéticos en la orina que fueron idénticos a los cambios genéticos encontrados en las muestras de cáncer obtenidas en el momento de la operación.
Los especialistas se valieron de un test de ADN molecular llamado PCR específico de la metilación para detectar alteraciones genéticas que inician el surgimiento del cáncer. El test está preparado para detectar seis genes específicos supresores de tumores que se alteran haciendo que fallen en su función de preservar el crecimiento celular bajo control. Estos seis genes normalmente tan solo se identifican tras un exhaustivo examen por parte de un patólogo de los tejidos afectados por el tumor.