¿Es factible propiciar un cambio cultural en las organizaciones sanitarias para que los profesionales impulsen modelos asistenciales basados en el valor real que aportan sus prácticas a la salud y calidad de vida de los pacientes? ¿Cómo promover este cambio de paradigma asistencial en el Sistema Nacional de Salud? ¿Cómo identificar las necesidades formativas para realizar una práctica clínica basada en valor? Estas y otras cuestiones han sido objeto de debate en la charla “Cómo involucrar a los profesionales en un nuevo modelo de Asistencia Sanitaria Basada en Valor”, organizado por
Think & Act for Value, una plataforma colaborativa público-privada de conocimiento e innovación, coordinada por la
Fundación EIT Health Spain e integrada por expertos y organizaciones referentes en el campo de la atención sanitaria.
Para exponer los avances y los retos que deben enfrentar los profesionales sanitarios para avanzar en la asistencia basada en valor en diferentes entornos del sector, han participado
Ángeles Barrios, responsable de Corporate Affairs de EIT Health Spain y coordinadora de Think & Act for Value, que ha enfatizado que “aún queda camino para implantar un buen modelo”.
Luis Rodríguez Padial, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y jefe de Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Toledo, ha recalcado la importancia de tener herramientas para medir lo que se está haciendo con fiabilidad. Para él, “la actitud más transformadora surge del grupo, con una visión estratégica. Así, “teniendo el compromiso de dirección se puede transformar el sistema”. Por otro lado, “las tecnologías deben reorientarse para aportar valor al clínico”, ha opinado.
“Hay que medir de manera diferente”
Para
Inmaculada Mediavilla Herrera, presidenta de SECA y Coordinadora de Calidad de la Gerencia Asistencial de AP. Servicio Madrileño de Salud, “hay que hacer lo que aporta, quitar lo que no”. “
A los profesionales se les implica con sensibilización y formación”, ha opinado. En este sentido, “hay que medir y que los resultados estén disponibles”. Además, ha insistido en la importancia de lideres clínicos en los cambios organizacionales. “Los profesionales tenemos que contar con lo que piensa el paciente, escucharlo”. “Hay muy poca formación que tenga que ver con calidad asistencial. El interés y la base están”. Así, ensalza la guía en la que están trabajando, “una guía, con pistas sobre cómo implementar de manera sencilla ese modelo impulsado en valor”. Y es que “hay que medir, y que los resultados estén disponibles para los gestores, de manera agrupada, y para los profesionales”. Para ella, “la herramienta tecnológica fundamental es la historia clínica”.
Una formación continua, clave
Vicente Traver, director de Technologies & Wellbeing del Instituto ITACA, de la Universidad Politécnica de Valencia, ha considerado que “hay que actuar, desarrollar actividades”. En su opinión, “la implicación de todas las instituciones es fundamental”. En su opinión, “el conjunto de las
soft skills están muy poco incluidas en la Atención Primaria”. “
En las universidades hay que insistir en la formación continuada para ayudar a la transición, contando con profesionales de todos los niveles”. Por otro lado, “las sociedades científicas son clave, teniendo en cuenta cada CC. AA.”. Además, 'la IA podría suponer un ahorro en tiempos administrativos donde no se genera valor'.
María Luaces, directora de la Unidad de Innovación del Hospital Clínico San Carlos, ha recalcado que “los profesionales y los pacientes tienen que caminar de la mano para un buen resultado. Y es que la percepción de calidad de la asistencia a veces no es la misma”. “Hay que acompañar a los pacientes y sus familias para un buen resultado. Cada vez hay más gente mayor en la población y es difícil transmitir ciertos datos”. Así, ha proseguido, “el todo para el paciente sin el paciente de hace años ha cambiado”. Además, ha opinado, “
un líder clínico tiene que tener una visión estratégica, capaz de anticiparse, saber qué impacto tendrá en la sostenibilidad (también económica),
y una buena comunicación, pero tienen que tener el respaldo de los compañeros.” En definitiva, “un buen líder clínico tiene que tener flexibilidad y capacidad de adaptación. Recoger las necesidades que surjan e incorporarlas”. 'Todos los profesionales queremos que los resultados para los pacientes sean lo mejor posible. Las ventajas de compartir información es clave'.