En líneas generales, se puede recomendar tratar la
dislipemia a las personas mayores de 80 años aparentemente sanas con dos objetivos primordiales:
promoción de la salud y
prevención de la enfermedad.
Desde el punto de vista lipídico, con el paso de los años los vasos sanguíneos van acumulando en su capa endotelial depósitos de colesterol que, por mínimos que sean, pueden dar lugar a la formación de las placas de ateroma.
Además, el colesterol elevado se asocia con
mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, como hipertensión arterial, infarto de miocardio, angina de pecho, ictus, AIT y enfermedad arterial periférica. También se asocia con alteraciones en el control glucémico y un mayor riesgo de desarrollar diabetes mellitus, que suele ir asociado a la obesidad.
Adherencia terapéutica
En los pacientes de edad avanzada y polimedicados se debe tener como objetivo principal mejorar la
adherencia del tratamiento. Para ello se pueden realizar varias estrategias, como emplear presentaciones que combinen varios fármacos en el mismo comprimido y pautar dosis que requieran de menos frecuencia. En los casos que sea posible, se debe buscar un régimen de tratamiento más simple y emplear una formulación de liberación controlada.
El ajuste de dosis depende no solo de la edad del paciente sino de su estado de salud general. Es decir, hay que considerar la
comorbilidades que presenta. Por eso, es individualizar la pauta en cada caso.
Escalas de riesgo
Teniendo en cuenta la
escala de riesgo SCORE, la tasa de mortalidad aumenta con la edad, en especial a partir de los 60 años en los varones y de los 65 en las mujeres.
La consideración de
riesgo cardiovascular, según las guías ESC de 2019, dependerá de la puntuación del SCORE, donde la edad es un
factor de riesgo que se añade a otros, como la dislipemia, el tabaquismo, la obesidad, diabetes e hipertensión.
Por lo tanto, lo primordial es tener en cuenta todos estos factores para establecer el perfil de riesgo y el objetivo asociado a la hora de tomar decisiones clínicas.
La edad no limita
Pero la edad en sí misma no supone un factor para limitar las dosis farmacológicas siempre y cuando exista buena tolerancia.
En los pacientes con enfermedad renal crónica, el ajuste de dosis dependerá del grado de enfermedad renal. Se deben establecer ajustes cuando el filtrado glomerular está por debajo de 60 mg/dl y debe ser más preciso en filtrados por debajo de 45 mg/dl.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria Marta Cano Gómez, Lourdes Cabrera Sánchez y Vicente Nohales Requena, del Centro de Salud El Palmar.