Luis Carlos Blesa preside la
Asociación Española de Pediatría. Para él, la formación es clave para garantizar y mejorar la asistencia. El gran reto es la Atención Primaria y mejorar la consolidación de las áreas de capacitación específica de las especializaciones pediátricas.
¿Qué salud tiene la Pediatría española?
La Pediatría siempre ha tenido una gran relevancia en nuestro país. Con la Ley General de Sanidad de la década de los 80, con la instauración del modelo de los centros de salud de Atención Primaria y con la presencia de los pediatras de Atención Primaria, los pediatras son una referencia. Los estándares de calidad son muy altos, lo que se traduce en grandes beneficios para la población española. Sin embargo, desde hace unos cuántos años la falta de recursos y de inversión, pero sobre todo con recortes en Sanidad han hecho que haya habido un empeoramiento progresivo y que, en estos momentos, la Pediatría española viva una gran inquietud. Son momentos de zozobra, porque nos tenemos que replantear si no se logran implementar determinadas medidas y con un carácter relativamente urgente, puede conllevar a la desaparición del modelo pediátrico español: que todos los niños y adolescentes son atendidos por pediatras en cualquier nivel asistencial y en toda la geografía española.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan los pediatras?
Hay diferentes retos, pero uno de los más importantes se podría resumir o englobar en Atención Primaria. En un 30 por ciento de toda la geografía española esos puestos no están ocupados por los mejores profesionales, mejor formados y capacitados para atender al niño y adolescente que son los pediatras. Esas plazas todavía siguen ocupadas por otros compañeros médicos, que hacen una labor excelente, pero no están igual de capacitados que los profesionales formados vía MIR para la Pediatría que, lógicamente, tienen una formación y una capacitación. Además, hay una falta de atractivo para esos puestos de Pediatría de Atención Primaria por las condiciones de los últimos años. Hay un agotamiento, en cuanto a una labor asistencial, que abarca casi todo el tiempo de trabajo del profesional y le impide, muchas veces, conciliar con la vida familiar y desarrollar otras facetas que son importantísimas para un médico, como es la formación continuada y la investigación. En estos momentos, la labor asistencial ocupa prácticamente el cien por cien de la jornada.
¿Qué más les preocupa a los pediatras?
La falta de consolidación de las áreas de capacitación específica de las especializaciones pediátricas. Todos sabemos, y de hecho así se venden los diferentes servicios de salud autonómicos, que existen especialidades pediátricas que tienen su indicación específica y muy particular para la etapa del tramo etario, que es el del niño y el adolescente. Igual que no se puede discutir la existencia de estas especialidades en los pacientes adultos o ancianos, tampoco se puede, o se debería, discutir en la infancia y adolescencia.
Sin embargo, pese a que se ofertan esos servicios, no está oficialmente reconocida su formación y sus requisitos de una forma reglada. Estos especialistas deben poder competir en igual de oportunidades entre las diferentes comunidades autónomas con una formación específica y reglada, incluso en otros países europeos.
¿Cómo califica la formación de los pediatras españoles?
Como excelente. La formación vía MIR está mundialmente reconocida como una de las mejores. El sistema de médico interno residente presenta una calidad y homogeneidad en los diferentes hospitales de la geografía española. Durante sus años de MIR, los médicos adquieren una formación suficientemente uniforme entre los diferentes hospitales, con ciertas particularidades. Esto ofrece una visión bastante amplia de lo que es la Pediatría española, tanto de las diferentes especialidades, como de la Atención Primaria.
¿Redunda en una mejor asistencia?
La mejor formación y capacitación de los profesionales, tanto en aspectos teóricos como aspectos prácticos, va a redundar en una mejor asistencia. De hecho, la Pediatría española puede presumir de tener uno de los mejores índices en salud infantil y juvenil en muchos ámbitos, como el trasplante infantil, la mortalidad infantil, la supervivencia de grandes prematuros, la vacunación… que hacen que la Pediatría española esté muy bien considerada, no solo a nivel europeo, sino a nivel mundial.
¿Qué piden a las administraciones para seguir avanzando?
Lo que le pediríamos son soluciones, y soluciones que ya se conocen. Ya basta de hacer estudios o de plantearse nuevas reuniones. Los problemas ya son conocidos desde hace muchos años. Estamos avisando de cuáles son los problemas, de la falta de atractivo de las plazas de Atención Primaria y la falta de profesionales pediátricos ante la jubilación de muchos de ellos. Necesitamos unas condiciones atractivas, para que muchos de los profesionales no se vayan del sistema público al sistema privado o a otros países que ofrecen mejores condiciones. Hay que insistir en que se tienen que hacer la formación y capacitación de una forma oficial reglada. Y, ¿cuál es la estrategia? El trayecto y el itinerario que debe seguir para la definición correcta de las diferentes especialidades pediátricas.
¿Qué relación mantienen con las sociedades de Primaria?
Trabajo en Atención Primaria desde hace 30 años. Mi candidatura se presentó con la sensibilidad de los pediatras que trabajamos en Atención Primaria, para que se vieran igualmente representados que los compañeros de especialidades o que trabajan en el hospital. Desde la Asociación Española de Pediatría defendemos las necesidades.
¿Cuáles son las patologías más frecuentes que atienden?
Depender de cada uno de los pediatras de donde trabaje. Los compañeros que trabajan en los hospitales normalmente están en relación con diferentes especialidades. Al niño siempre hay que verlo en su conjunto, en su globalidad y va a haber problemas muy variados. Lógicamente, los nefrólogos infantiles van a tener problemas del riñón relacionados con la infancia y adolescencia, al igual que pasaría con los diferentes problemas cardiovasculares para los cardiólogos infantiles. Sin embargo, la mitad de los pediatras que trabajamos en Atención Primaria tenemos una concepción más global e integral del niño en todos los aspectos que están relacionados con la salud del niño y del adolescente. Lo hacemos en toda su vertiente, no solo física, sino también psicológica y social. Es como hoy en día, se debe entender la definición de salud y como está establecida por la OMS.
¿Cómo es su seguimiento?
Siguiendo con la pregunta anterior, porque están muy relacionadas, todo va a depender de la patología de la que cada uno se ocupe. Las patologías más específicas por especialidades, que afectan a un órgano del cuerpo o a una esfera específica o un tramo etario en concreto, van a ser llevadas por los especialistas en el hospital. La mayor parte de las veces, los especialistas están sobre todo en los hospitales de distintos niveles y hay que considerar la complejidad de cada una de estas entidades específicas. Por el contrario, en Atención Primaria la mayoría de los problemas que hay, sobre todo, se refieren a problemas respiratorios, infecciosos y digestivos. Digamos que son los más frecuentes, pero no hay que olvidar que en primaria no solo hacemos un tratamiento diagnóstico de problemas, sino que también tenemos un apartado muy importante que es la prevención. Es decir, ofrecer recomendaciones y medidas de salud, y la instauración de hábitos saludables para prevenir muchos de los problemas que pueden venir. La mayoría de las cosas, el 90 por ciento, las manejan los pediatras de Atención Primaria y hay un 10 por ciento de problemas que, normalmente van a ser estudiados, seguidos, controlados, diagnosticados y tratados en las diferentes especialidades de los hospitales.
¿Qué papel tiene el pediatra en la detección de distintas patologías, como oncológicas, neurológicas, cardiológicas…?
El pediatra de Atención Primaria tiene una concepción global y unos conocimientos no tan especialistas ni tan específicos como los que tiene un especialista hospitalario pediátrico, como podía ser en Cardiología. Pero sí dispone de unos conocimientos globales que afectan a los diferentes órganos y sistemas del cuerpo humano y a todas las áreas que afectan a la Pediatría. Por lo tanto, un buen pediatra de Atención Primaria lo que hace, sobre todo, es valorar apoyándose en los recursos que tienen para poder detectar aquellos problemas que van a necesitar un seguimiento o un estudio más específico. Este se puede llevar a cabo en el propio centro de salud, a nivel extrahospitalario, pero en ocasiones va a necesitar de pruebas diagnósticas y terapéuticas de especialistas que están en los hospitales.
Una vez diagnosticadas y tratadas, ¿qué papel tiene el pediatra de Primaria en su seguimiento?
Ya hecho el diagnóstico e implantado el tratamiento, cuando sea muy específico requerirá una atención especializada importante, pero puede llevarse normalmente en las consultas externas de las especialidades pediátricas hospitalarias. Otras veces, una vez diagnosticadas y tratadas las patologías, el seguimiento del control seriado puede llevarse a cabo en Atención Primaria. Y en otras ocasiones, el seguimiento será conjunto; habrá aspectos y apartados que se llevarán en el centro de salud por el pediatra de Atención Primaria y otros más espaciados que se llevan en el hospital.
En cuanto a la prevención, ¿se ha avanzado en este sentido?
Desde los años 80, con la Ley General de Sanidad, la concepción de la Sanidad española pivota y tiene como eje principal e integrador los centros de salud. Una de las misiones más importantes de la Atención Primaria es el apartado preventivo, es decir, hay ciertos aspectos diagnósticos y terapéuticos, pero la prevención tiene que ser su bandera. Los centros de salud trabajan en la instauración de hábitos saludables o de ciertas pruebas para ver problemas en su inicio o antes de que aparezcan, para poder establecer diferentes pautas de prevención primaria, secundaria, terciaria e incluso cuaternaria.
¿Cómo se establece la prevención?
Hay muchas formas de prevención. En estos 40 o 50 años hemos ganado mucho en cuanto a aspectos preventivos. La Sanidad del siglo pasado estaba más focalizada en el tratamiento, fundamentalmente, de problemas agudos. Ahora que debe de estar enfocada con un estudio de coste/efectividad mucho más favorable a todo lo preventivo relativo al manejo de enfermedades crónicas, que hoy en día es lo que más tiempo ocupa a los profesionales de Atención Primaria.
¿Cuáles son las patologías en las que más se puede incidir?
Las que más importancia, más tiempo y recursos consumen son las enfermedades crónicas. Por supuesto, hay que hablar de las enfermedades nutricionales puesto que son un problema enorme. El tema de la obesidad con todos los condicionantes metabólicos que conlleva y problemas de morbilidad secundarios son claves en la prevención. En este contexto, hay que recordar que las condiciones psicosociales han cambiado mucho y las familias actuales tienen diferentes patrones. Las familias no son tan numerosas y no se cuenta con el mismo apoyo familiar. También hay que tener en cuenta la migración y los problemas de marginación. Todas estas cuestiones han hecho que en estos momentos el aspecto preventivo sea más importante que nunca. Hay que recordar que desde el punto de vista económico, cuanto menos enferma está la población, menos recursos se consumen. Si se trabaja en la infancia y la adolescencia, tendrán mejor calidad de vida y menos enfermedades.
¿Qué queda por hacer?
Todos somos conscientes de que una de las grandes prioridades de todos nuestros gobernantes y de las administraciones, también de la propia sociedad, es la salud. Es uno de los aspectos más importantes de la vida. Por eso, queda mucho por hacer. Se debe incidir más en la prevención. Hay unos hábitos que no se han establecido o no se han estudiado suficientemente y que son muy lesivos como, por ejemplo, el sedentarismo. Hay que apostar por una alimentación más saludable, cada vez se hace menos ejercicio a cambio de tener más uso de pantallas. Por eso, seguir formándonos es clave porque, a veces, la Medicina es más compleja. Hay que seguir investigando para avanzar en enfermedades o en problemas en los que todavía no tenemos una respuesta adecuada.
¿Cómo se maneja al paciente con patología psiquiátrica/psicológica?
Ha aumentado clarísimamente la prevalencia de estos problemas en los últimos años. Desde luego, hay que dedicar los recursos adecuados para ello.